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Estudio revela cómo fue el exceso de mortalidad en 2020 en Guatemala por el covid-19 y señala retraso en el registro de defunciones

Estudio señala limitación para hacer pruebas y tardanza en el reporte de datos de fallecidos por covid-19.

En medio del avance de la vacunación la economía guatemalteca creció 15.1% en el segundo trimestre del año, informó el Banguat. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

En medio del avance de la vacunación la economía guatemalteca creció 15.1% en el segundo trimestre del año, informó el Banguat. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Un estudio publicado en el American Journal of Public Health este jueves 23 de septiembre reveló importantes diferencias en la mortalidad en Guatemala durante el 2020 derivado de la pandemia del covid-19.

Destaca que la pandemia del covid-19 causó directamente al menos 2 millones de muertes confirmadas en todo el mundo durante 2020. Durante los primeros meses de la pandemia, los impactos de mortalidad más fuertes ocurrieron en Inglaterra y España, con un porcentaje superior al 37% y 38%, respectivamente, entre mediados de febrero y mayo de ese año.

Señala que la región latinoamericana también se ha visto considerablemente afectada durante el resto de la pandemia, a pesar de tener una población mucho más joven en comparación con Europa.

Según le estudio, Guatemala, uno de los países más pobres de América Latina, informó su primer caso de coronavirus 13 de marzo de 2020 y en respuesta, el gobierno implementó varias medidas de control como restricciones de movilidad, órdenes de quedarse en casa, prohibición del consumo de alcohol y de movilidad.

Estas políticas fueron posteriormente revisadas en periodos de 15 días y fueron más rigurosas o liberadas según el número de casos de covid-19 en el país.

Afirma que el estudio del impacto del coronavirus observando solo las muertes confirmadas por covid-19 proporciona una imagen incompleta de la carga de la pandemia, porque en primer lugar, los recuentos de muertes confirmados por lo general requieren la confirmación de laboratorio, algo que ha sido limitado en Guatemala.

Aclara que el covid-19 puede exacerbar otras condiciones de salud causando muertes que pueden no ser clasificadas como causadas directamente por la pandemia.

Indica que las medidas para controlar el virus (incluidos los encierros y otras medidas de distanciamiento físico) pueden agravar las condiciones, especialmente las relacionadas con la salud mental y la violencia de la pareja íntima, aunque también puede haber una disminución en otras causas de muerte debido a la reducción en otras infecciones respiratorias, movilidad, homicidios, y contaminación.

Exceso de mortalidad

Los expertos que participaron en el estudio definen el exceso de mortalidad como la diferencia relativa entre la tasa de mortalidad observada y la tasa de mortalidad de referencia calculada a partir de años anteriores.

Explica que el exceso de mortalidad proporciona una mejor manera de estimar el impacto general de la pandémica que la muerte por covid-19 confirmada, que puede no ser determinada debido a la presencia de pruebas limitadas, efectos indirectos de mortalidad y cambios en otros factores ambientales.

Recuerda que las políticas de restricciones se relajaron a principios de junio y los cierres y las restricciones de viaje se levantaron en septiembre de 2020, con base en un sistema local de alertas que utiliza el número de casos y el índice de positividad de la prueba para cada municipio.

Para obtener la información, el Registro Nacional de las Personas (Renap) proporcionó datos sobre la fecha de muerte y registro, sexo, edad, causas de muerte no estandarizadas, región (departamentos) de ocurrencia y lugar de muerte (por ejemplo, hogar, espacios públicos, hospital).

La investigación indica que existe un retraso en el registro de defunciones, ya que estas no se registran de inmediato. Para tener en cuenta esto, se estimó la demora en el registro comparando con la fecha de ocurrencia.

Se encontró que el 50% de las muertes se registraron dentro de una semana y el 90% de ellas dentro de las cuatro semanas posteriores a la ocurrencia.

Análisis estadístico

El objetivo principal de este análisis fue describir el exceso de mortalidad durante el primer año calendario de la pandemia en Guatemala y explorar las tendencias y patrones temporales por edad, sexo y lugar de muerte.

Los investigadores definieron el exceso de mortalidad como la diferencia absoluta en la tasa de mortalidad bruta semanal en 2020 en comparación con la tasa de mortalidad semanal promedio en 2015 a 2019.

Años de vida perdidos

Por ejemplo, cada muerte de un hombre de 15 años significaba perder 58.5 años de vida, ya que esta era la esperanza de vida de los hombres de esa edad en Guatemala para el período 2015-2020.

Comportamiento de las mortalidad

El estudio añade que a partir de la semana 11 de 2020, cuando se detectó el primer caso de covud-19 y se implementaron las primeras medidas de salud pública en Guatemala, hubo una caída en la mortalidad por todas las causas.

Para leer más: Guatemala tiene más de 34 mil casos activos de covid-19 y en septiembre el promedio de positividad de las pruebas es del 25.5%

La menor mortalidad se registró a mediados de abril (semana 15), con alrededor de 7.53 muertes por semana por 100 mil habitantes, frente a un promedio de 9.96 muertes por semana por 100 mil habitantes en años anteriores. A principios de mayo (semana 19), la mortalidad comenzó a aumentar, alcanzando los niveles de años anteriores a principios de junio.

Cómo aumentó la mortalidad

Alcanzando su punto máximo en julio (semana 28), con una tasa de mortalidad semanal de 17.42 por cada 100 mil habitantes, en comparación con un promedio de 10.05 por la misma cantidad de habitantes en años anteriores, un aumento de la mortalidad relativa del 73%.

A partir de ahí, la mortalidad disminuyó progresivamente, alcanzando un promedio de 10.87 muertes por 100 mil habitantes en octubre y diciembre en comparación con 9.77 muertes en años anteriores por la mismas cantidad de habitantes, lo que representa un aumento relativo del 11% en la mortalidad de octubre a diciembre de 2020.

De acuerdo con los datos de los expertos, hubo 4 millones 099 mil 700 años de vidas perdidas en 2020, en comparación con un promedio de 3 millones 731 mil 446 en 2015 a 2019, lo que resulta en un aumento de 368 mil 255 años de vida perdida, o un aumento relativo del 9.9%.

Las tasas de mortalidad han sido más altas en los hombres, con una tasa semanal de 11.17 por cada 100 mil habitantes en el período 2015-2019, en comparación con 8.65 por cada 100 mil en las mujeres.

En segundo lugar, la disminución de la mortalidad durante las semanas 11 a 21 fue más fuerte en los hombres, con tasas de mortalidad que bajaron a 8.80 siempre por la misma cantidad de habitantes, en comparación con 11.29 en años anteriores, una caída más pronunciada que para las mujeres (7.36 por 100 mil habitantes, en comparación con 8.75 en años anteriores).

En tercer lugar, el aumento de las tasas de mortalidad fue mucho más pronunciado para los hombres que para las mujeres. Durante la semana 28, la tasa de mortalidad semanal fue de 22.16 por 100 mil habitantes en hombres y 12.84 en mujeres, frente a 11.25 y 8.89 en años anteriores, lo que representa un aumento relativo del 96.9% y 44.4%, respectivamente.

Otro dato que resalta es que las muertes en espacios públicos, como calles o parques, disminuyeron en la semana 11 y persistieron en niveles más bajos que en años anteriores. En segundo lugar, las muertes en el hogar y en los hospitales experimentaron una disminución inicial de la semana 11 a la semana 21, con una caída del 13.8% y del 22.3% en la mortalidad durante ese período, en comparación con años anteriores.

Aumento de muertes en el hogar

Aunque, hubo un gran aumento en las muertes en el hogar y en los hospitales de la semana 22 a la 52, con una tasa de mortalidad excesiva del 34.4%.

Las tasas de mortalidad más altas se encontraron típicamente en el hogar, seguidas de muertes en hospitales, espacios públicos y centros de Salud.

Resalta que encontraron una disminución inicial de la mortalidad del 26% a fines de marzo, seguida de un aumento máximo del 73% a mediados de julio.

Exceso del 46.4%

En comparación con la mortalidad entre 2015 y 2019, encontraron que Guatemala había experimentado un total de 8 mil 036 muertes en exceso en 2020, que es más alto que las 5 mil 487 muertes confirmadas por covid-19 notificadas oficialmente. Esto significa que el exceso de mortalidad en Guatemala durante la pandemia fue un 46.4% que el recuento oficial de muertes.  

De acuerdo con años anteriores, la mayoría de las muertes ocurrieron en el hogar, seguidas por los hospitales. Las muertes en espacios públicos disminuyeron y permanecieron bajas durante todo el período.

Conclusiones

En sus conclusiones, encontraron que la pandemia de covid-19 ha creado una crisis de mortalidad en Guatemala, similar a otros países del mundo. También identificaron patrones de muerte específicos de edad, sexo y lugar, destacando la vulnerabilidad de los adultos de mediana edad (40-59 años).

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A medida que se levanten las medidas de mitigación y continúe el despliegue de la vacuna, se debe prestar atención a este grupo, que también está muy expuesto por su participación económica.

Indican que se debe comprender mejor las muertes en el hogar, incluido abordar las posibles barreras para acceder a la atención médica, ya que esto puede proporcionar pistas sobre las estrategias de mitigación.

Implicaciones para la salud pública

En Guatemala, se encontró una alta vulnerabilidad no solo en los ancianos, sino también en los adultos de mediana edad, quienes también están muy expuestos al virus debido a su participación activa en la economía y la alta prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles.

Entre los autores de la investigación están Kevin Martínez Folgar y Usama Bilal que pertenecen al Departamento de Epidemiología y Bioestadística y Urban Health Collaborative, Dornsife School of Public Health, Drexel University, Filadelfia.

También Diego Alburez Gutiérrez trabaja en el Laboratorio de Demografía Digital y Computacional, Instituto Max Planck de Investigación Demográfica, Rostock, Alemania. Alejandra Paniagua Ávila que trabaja en el Departamento de Epidemiología de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, Nueva York, Manuel Ramírez Zea que trabaja en el Centro de Investigaciones para la Prevención de Enfermedades Crónicas del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá.

 

 

ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.