Y es que, como suele apuntarse, el entrenamiento deportivo tiene mucho que ver con la mente, y no solamente en relación con la motivación y los deseos de superación. El poder de la imaginación bien puede ser empleado también para incrementar el rendimiento.
Los científicos del deporte hablan de simulación mental. Con ello se refieren a que los y las atletas en primer lugar deben imaginar la secuencia de sus movimientos en sus mentes, para luego poder ejecutarlos de manera óptima.
Por ejemplo: ¿Cómo lanzan exactamente la pelota al aire cuando sacan en el tenis? ¿Cómo toman carrera antes de un tiro al arco en el fútbol? ¿Cómo levantan las pesas en el gimnasio?
El científico deportivo Ingo Froböse se muestra convencido de que no solamente los profesionales pueden sacar provecho de esta alternativa, sino también los deportistas aficionados.
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“Cuanto mejor sea la representación mental de los movimientos, tanto mejor será su ejecución”, asevera el profesor de la Escuela Superior de Deportes de Alemania en Colonia. El experto lo resume así: los pensamientos adecuados ayudan a lograr un mejor rendimiento.
Y, cuanto más detallada sea la simulación en la cabeza, tanto más exitosa será su implementación en la práctica. Por lo tanto, hay que imaginarse la ejecución de los movimientos de la manera más concreta posible e intentar repetirlo posteriormente en el entrenamiento.
Pero no solamente puede sacarse provecho de este procedimiento en el área deportiva. Existen, por ejemplo, indicios de que un entrenamiento mental de este tipo ayuda a las personas mayores a evitar caídas en la vida cotidiana.