La serie distópica surcoreana muestra a cientos de personas con dificultades económicas que compiten entre sí en un tradicional juego infantil. El vencedor puede ganar millones, pero los perdedores son asesinados.
El juego incluye canicas, tire y afloje, y una luz roja y verde.
El distrito escolar de Fayetteville-Manlius, a unos 400 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York, escribió a los padres para informarles que los disfraces de la serie, que incluyen máscaras y buzos verdes y overoles rosas, no se aceptarán en sus seis centros.
“Nuestros directores quieren asegurarse de que nuestras familias son conscientes de que sería inapropiado que los estudiantes lleven al colegio por Halloween disfraces de esta serie por los potenciales mensajes violentos que desprende”, dijo el superintendente del distrito Craig Tice en un comunicado enviado a la AFP.
Según las directrices de los colegios, los “disfraces no deberían ser ni escabrosos ni tenebrosos para no asustar a los estudiantes más jóvenes”.
Tice agregó que algunos estudiantes han hecho juegos “similares” a los de la serie. El distrito supervisa tres escuelas de educación básica para menores de 5 a 10 años.
El distrito espera que los padres y los supervisores “refuercen el mensaje del colegio de que los juegos relacionados con comportamientos violentos no son apropiados en los recreos”, aseguró.
El juego del calamar se ha convertido en el mayor éxito en la historia de Netflix, que ha sido visto por 142 millones de hogares en las cuatro semanas siguientes a su estreno a mediados de septiembre.
La plataforma de streaming dijo a los inversores a principios de mes que los productos relacionados con la serie estaban de camino a las tiendas para su venta.
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A principios de octubre, en Inglaterra, los colegios advirtieron a los padres que los estudiantes estaban copiando juegos de la serie que está destinada a los adultos.