LA BUENA NOTICIA
“A los pobres los tendrán siempre”
El lema de la V Jornada de los Pobres convocada por Papa Francisco para mañana 14 de noviembre retoma la afirmación de Jesús: “A los pobres los tendrán siempre con ustedes” (Mc 14,7), alrededor de la cual ha habido tantas interpretaciones. O se trata de un principio de “determinismo económico”, pues por la falta de capacidades, de oportunidades, por la injusticia social o por la propia pereza siempre habrá aquellos “que producen poco” —recordando la etimología de “pobre”, del latín “pauper”, o sea, “pau”=poco, “peros”= productivo—, y alude a un defecto en el marco del progreso comunitario. O bien se culpa al pobre mismo de su situación en casos en que por claras impericias o actitudes viciosas los bienes no se producen o desaparecen, o bien se alude al entorno de su vida, “determina” que los produce, sin darles muchas oportunidades, a que sean la parte horrenda de la sociedad que progresa. Por no decir que el anhelo de “salir de la pobreza” apunta a tres polos fundamentales: la educación y capacitación para la producción, la creación de oportunidades de superación económica, pero igualmente a la supresión de mecanismos que “causan pobreza” directamente: el desposeer por la fuerza, el delinquir en temas salariales o de justa compensación, de corrupción administrativa, etc. Para N. Mandela: “La pobreza no es un accidente inevitable… como sucede con el apartheid y la esclavitud, es creación del hombre y hay medios para solucionarla”.
' “Si los pobres estarán siempre con nosotros, ojalá nosotros estemos siempre con ellos…”
Víctor Palma
El mensaje del Papa va más allá, asumiendo claramente muchas de las reflexiones más actuales: 1) El pobre no puede ser motivo de mera propaganda y aprovecharse para el propio enriquecimiento: hay que desarrollar mecanismos económicos nuevos, que tomen en cuenta a todos; 2) Los pobres son una forma de “presencia del mismo Dios” en ellos, en su despojo, semejante al de Cristo, que “siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su gracia” (cf. 2Co 8,9): “Tuve hambre, me diste de comer; tuve sed, me diste de beber…” (Mt 25, 40ss): una paradoja de “presencia escondida” que los santos han sabido reconocer, y no tanto “cuantificar o describir” como lo puede hacer una ONG, sino “acercándose, abrazándoles y dignificándoles” antes que solo darles (V Jornada). Un desafío para sociedades religiosas pero que se ha acostumbrado a ver como “parte del paisaje” al mendigo, al migrante, al trabajador informal vulnerable que no progresa,”; 3) La “opción por los pobres” de los católicos no es por una clasificación social (como algunos buscan los mundos de la abundancia configurándolos con “bendición y prosperidad”, a veces con sombras de corrupción administrativa). Dicha opción parte de la presencia ya mencionada de Cristo en ellos —sean cristianos o de cualquier credo— porque definitivamente sufren y pueden hasta morir: opción que no excluye a los “no pobres”, puesto que el pecar se da en todos, también entre los pobres; 4) La pobreza hoy tiene nuevas formas que la Pandemia ha agudizado: trata de personas, vulnerabilidad por falta de acceso a vacunas, indigencia de muchos por la crisis económica mundial, etc. El llamado es, finalmente, a no caer en la “pobreza espiritual” de quien tiene medios pero es poco humano en sensibilidad, en justicia, en apertura al lamento de los necesitados: “La pobreza es falta de reconocimiento, amor y protección… se comienza a superarla en la Familia” (Madre Teresa de Calcuta). El Papa recomienda: “Si los pobres estarán siempre con nosotros, ojalá nosotros estemos siempre con ellos… No esperemos que vengan a tocar nuestra puerta, vayamos a su encuentro. Y decir que en realidad “todos somos pobres” y por lo tanto los más carentes son un camino de salvación, si logramos reconocerlos y hacerlos parte de nuestra vida” (V Jornada).