Norma Loaiza, una de las sobrevivientes vivía en el 2020 en el denominado antiguo Quejá, tenía 27 años de residir en el lugar, pero la tragedia cambió la situación.
Recordó que previo al deslave se registró lluvia por unos 15 días, recuerda que el día de la tragedia la lluvia fue más fuerte, ella estaba en la casa de su suegra a eso de las 12 horas. Tenía unos 5 minutos de haber salido de la vivienda de su pariente cuando ocurrió el deslave.
“Fue tremendo esa vez”, recordó, luego indicó que el cerro se desplomó donde estaban unos sus familiares de su esposo, en total, 42 quedaron enterrados, entre estos tres cuñados de ella.
Con la voz entre cortada manifestó: “fue duro ese momento, fue un momentito cuando eso tronó allá arriba”.
Aunque sobrevivió, sufrió golpes y tuvo que ser trasladada a un hospital de Cobán, donde estuvo tres días internada, luego a un albergue.
Actualmente vive en propiedad ajena, ya que su casa quedó en medio del deslave, aunque si llega enero 2022 y no haya otra opción de vivienda, regresará a donde vivía antes.
Paga Q150 de alquiler al mes, más el pago del servicio de energía eléctrica. Su esposo es agricultor.
Sin recibir ayuda
Dijo que en su caso no ha recibido ningún tipo de ayuda en el tema de vivienda.
Norma Loaiza. Se trasladó al nuevo Quejá luego del derrumbe.
“Yo le que pediría es un mi terrenito para poder construir casa, porque si uno no tiene dónde vivir, regresar al peligro”, manifestó.
Julio Cal Loaiza, hijo de Norma, recordó que rescató a una persona identificada como Lesbia, quien quedó entre el lodo, los gritos lo alertaron y usaron piocha y motosierra para sacarla junto a otro pariente.
Eran vecinos, y el sufrimiento de la mujer lo motivó a ayudarla. Luego siguió la búsqueda de las demás personas, a los tres meses hallaron los restos de una prima. Un perro los ayudó a encontrar el cadáver de su pariente, que fue reconocida por uno de sus dientes.
Erwin Cal, líder comunitario de Quejá, manifestó que en el área de la tragedia hay escombros y recuerdos que no quisieran retomar.
Dijo que había casas de block y ahora no hay rastro de esos inmuebles. Recordó que localizaron cadáveres que estaban a simple vista, pero aún hay cuerpos soterrados.
Manifestó que no es fácil cambiar de vivienda, pero por falta de terreno no se pueden trasladar y arriesgan la vida en el área del deslave.
Unas cruces recuerdan a algunas de las víctimas del derrumbe.
El 5 de noviembre de 2020, debido a las lluvias que generó la depresión tropical Eta en Guatemala, parte de una montaña se desprendió debido a la humedad y sepultó parte de la aldea Quejá, con saldo de 8 muertos, 4 heridos y 50 desaparecidos.
Declarada zona de alto riesgo
El 7 de junio del 2021, la Conred recomendó el no asentamiento de personas en el área declarada de alto riesgo debido a las condiciones de riesgo establecidas y comprobadas por medio de la Evaluación de susceptibilidad por deslizamientos, en aldea Quejá, el cual realizó el equipo técnico del Consejo Científico de esa institución.
Además, no realizar actividades que se encuentren relacionadas con residir, ocupar o habitar en el área, en virtud de la situación a la alta susceptibilidad a deslizamientos y a los daños físicos correspondientes a las condiciones de la estructura, de conformidad con las evaluaciones realizadas.
Agrega que tampoco podrá desarrollarse ni apoyarse ningún tipo de proyecto público ni privado en el sector, hasta que la declaratoria sea emitida en base a dictámenes técnicos y científicos de que la amenaza y ocurrencia ha desaparecido.
La aldea Quejá fue declarada por la Conred zona de alto riesgo debido a la susceptibilidad a deslizamientos de tierra. Esta alerta dejó en el limbo a 316 familias que actualmente viven en el lugar y que sobrevivieron a la tragedia ocurrida en noviembre de 2020.