Toda la información que se comunica por los medios, desde lo que se expresa en el diario hasta lo que se recibe a través de los diferentes dispositivos tecnológicos, forma parte de lo que se percibe y modela la conducta de las personas, especialmente de los niños, ya que posteriormente la imitan.
Es conveniente recordar que los niños hasta los siete años hacen una diferencia racional entre lo real y lo que pertenece a un mundo imaginario. Desde pequeños todos se enteran de lo que ven y de lo que escuchan, aunque esto conlleva las limitaciones de interpretación, acorde a la edad de cada uno.
Algunos padres consideran que sus hijos menores de seis años son todavía muy “niños”, pero aun así son expuestos a que se enteren de los escándalos entre los famosos, de las noticias negativas, de abusos y violencia. Esto es un error, ya que ellos no comprenden a cabalidad los sucesos y se forman una idea errónea y confusa de lo que ven y escuchan.
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Los niños almacenan en su cerebro todas las imágenes que ven y los estímulos que reciben. El cerebro del niño hasta los seis años se encuentra en el período sensitivo del aprendizaje, y todos los factores externos que perciba durante esta etapa lo influenciarán en su desarrollo. Si recibe estímulos positivos, su desarrollo será productivo. Si recibe estímulos negativos, en su adquisición de logros y conducta serán contraproducentes, teniendo como expresión final aprender para imitar, como parte de sus conductas expresivas, formando así parte de su autoimagen.
La modernidad invita a participar en una educación y socialización globalizada, y la familia forma parte, como columna vertebral de esa moderna visión de sociedad. El rol de los padres modernos es asumir su compromiso, seleccionar el medio y el tiempo asignado para que sus hijos se beneficien, usando como hilo conductor lo que se seleccione para hacer aprendizajes conectados uno con otro, asociando lo que saben, con lo que está por venir. En el caso específico del televisor no únicamente encenderlo y dejarlo estar con sus hijos como receptores, más bien su principal función es seleccionar los programas y asignarle tiempo limitado, acorde a la edad.
Para los niños, el descubrir el mundo solos no es posible, los medios utilizados adecuadamente pueden constituirse en los hilos conductores o canales para lograrlo.
El adulto a cargo es el responsable de orientar ese descubrimiento, mismo que enfocado apropiadamente puede constituirse en un aprendizaje positivo y significativo para toda la vida.
Aprendizaje
Carol de Enríquez, directora Colegio APDE La Villa
El descubrimiento del niño enfocado apropiadamente es un aprendizaje positivo y significativo para toda la vida.