Las medias impuestas por las autoridades han afectado significativamente el comportamiento emocional y social. No todas las personas desarrollan las mismas respuestas conductuales frente a una pandemia, lo que genera diferencias en la percepción del riesgo, la estimación del impacto y las respuestas a la cuarentena.
“Comprender el comportamiento humano en presencia de una pandemia global es crucial para el desarrollo de estrategias adecuadas para hacer frente a la carga social de las restricciones pandémicas”, se lee en el estudio realizado por investigadores que trabajan en Argentina, Chile, Colombia, Irlanda, Estados Unidos y Reino Unido. Los resultados fueron publicados por la revista Humanities and Social Sciences Communications del grupo Nature.
“Hay personas que tienen un alto nivel de prosocialidad. Significa que tienen una moral que hace que adhieran al pie de la letra las recomendaciones de prevención del coronavirus en este contexto de la pandemia. Hay millones de personas que hacen sacrificios individuales para promover el bienestar de sus familias y su comunidad”, dijo Agustín Ibáñez, el neurocientífico argentino que lideró el estudio, al portal Infobae.
Agregó que muchas de estas personas restringieron su vida social para continuar viendo a sus padres, que son del grupo de riesgo, y así no contagiarlos. Otros decidieron pasar las fiestas de fin de año solos. Por ello, los científicos se cuestionaron su había un costo para quienes se cuidan para evitar contagiarse y afectar a otros.
Los resultados
“Encontramos que las personas con mayores niveles de empatía y mayores tendencias morales deontológicas que favorecen el bien común de la sociedad presentaron una mayor aceptación de las restricciones de salud pública. Pero lo más relevante es que estas personas sobrestimaron su riesgo de contagio y percibieron un impacto más negativo de la pandemia en sus vidas, en sus familiares y en su comunidad más amplia, tanto en el ámbito sanitario como en el social”, comentó el doctor Ibáñez, profesor titular y director del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat) de la Universidad Adolfo Ibáñez, en Chile.
Además, estas personas tienden a tener expectativas más pesimistas sobre la reactivación económica.
En el análisis de los resultados, los científicos advierten que al mantener los comportamientos de empatía y solidaridad es positivo a corto plazo, pero pueden impactar con estrés y problemas de salud mental, como ansiedad y depresión, al tenerlos en largos periodos de tiempo.
Por ello, la recomendación es que las autoridades deben considerar medidas “por el bien común” y que se tenga en cuenta la salud mental de los que se cuidan y siguen las reglas sanitarias con terapias “cognitiva-conductual para que las personas trabajen sobre la percepción de riesgo, la meditación para que la gente puede regular el estrés”, afirma el científico.
Acerca del estudio
El estudio evaluó la forma en que los factores relacionados a la prosocialidad, como la empatía, teoría de la mente y juicio moral que fomentan los beneficios sociales, pueden afectar el cumplimiento de las normas relacionadas con la pandemia. “La percepción del riesgo y la aceptación de las restricciones relacionadas con la pandemia están arraigadas socialmente y son promovidas por conductas prosociales”, dice el estudio.
También evaluaron la percepción del riesgo de contagio, la estimación del impacto de la pandemia, y la adherencia al confinamiento.
La metodología fue una encuesta a 413 personas de Colombia, de las cuales 314 eran mujeres. Ninguno de los encuestados había tenido Covid 19 en ese momento. Además, se realizó durante la primera etapa de la pandemia, cuando había confinamientos masivos y mucha incertidumbre acerca de la enfermedad.