Nuevamente Guatemala va tarde en la adquisición del biológico, pues a escasas cinco horas de la capital, en El Salvador los niños son vacunados contra el coronavirus desde septiembre pasado, en tanto que Honduras recibió este martes las primeras dosis para comenzar a inocular a población entre los 5 y 11 años. Costa Rica inició el proceso de inmunización de los menores de 12 años hace dos semanas.
La población infantil guatemalteca continúa fuera del Plan Nacional de Vacunación, en un contexto poco alentador, pues ómicron se abre camino y los contagios van en aumento, también entre los niños.
De las muestras que el Laboratorio Nacional de Salud envió a Costa Rica y Panamá para su secuenciación, 119 dieron positivo a la nueva variante de covid-19, un total de 13 corresponden a menores de 12 años, y confirma que ellos también están expuestos a ómicron.
Mientras que en diciembre pasado los casos de coronavirus confirmados en el país fueron 10 mil 153, de los que 478 oscilaban entre los 5 y 11 años, en el reporte de enero -al día 25- la cifra de contagios ascendió a 48 mil 625, y la de infantes con prueba positiva llegó a mil 559.
El alza de infectados y la reciente autorización de volver a clases presenciales, aun cuando el semáforo epidemiológico esté en alerta roja, pone mayor presión para que los niños guatemaltecos sean vacunados contra el covid-19.
La Procuraduría de los Derechos Humanos presentó el pasado 25 de enero un amparo ante la Corte de Constitucionalidad contra el presidente Alejandro Giammattei y el ministro de Salud, Francisco Coma, por la omisión de incluir a menores, de 5 a 11 años, en el Plan Nacional del Vacunación.
Diferente a la de los adultos
La vacuna Pfizer es la que, por el momento, tiene la aprobación de la Organización Mundial de Salud (OMS) para ser aplicada en niños entre los 5 y 11 años.
A la fecha han ingresado 3 millones 215 mil 160 dosis de dicha marca a través del Mecanismo Covax, que se han aplicado a mayores de 12 años.
De acuerdo con Coma, estas no pueden colocarse a población menor a ese rango de edad. Indica que es una presentación diferente la que se necesita para ellos, razón por la que no se ha podido comenzar con la vacunación de los niños.
El médico Mario Melgar, del Consejo Nacional de Prácticas de Inmunizaciones (Conapi), indicó que la vacuna Pfizer para menores entre 5 a 11 contiene un tercio del contenido usado en mayores y adultos, y es un diluido distinto. En ellos se utiliza 10 microgramos, mientras que en la demás población son 30 microgramos.
Coma refirió que la negociación para adquirir las dosis está en proceso. “Estamos esperando respuesta por parte de la empresa farmacéutica relacionada con unas solicitudes que hicimos para facilitar el proceso de compra, esperamos que la respuesta se dé pronto”, dijo a Prensa Libre.
Añadió que una vez terminado el proceso de firma del contrato y dependiendo de la cantidad de vacunas que el país adquiera, en un plazo de 20 días las dosis estarían disponibles en Guatemala para comenzar a administrarlas a los menores entre 5 y 11 años.
Son 2.6 millones de guatemaltecos los que oscilan en esas edades. Sin embargo, el ministro señaló que aún no está definido el total de dosis que adquirirán para cubrir a esta población, pues se ha observado que un porcentaje de los guatemaltecos rechazan la inoculación contra el covid-19. “Tendríamos que ver si existe la misma tendencia a vacunarse que en otros segmentos de población, pues alrededor de un 40 por ciento no se quiere vacunar”, dijo.
Proceso pausado
En tanto se espera que los niños sean vacunados contra el covid-19, la cobertura de vacunación en la población entre los 12 y 17 años va lenta.
Solo el 38.4 por ciento de los 2.12 millones de adolescentes ha recibido una dosis anticovid, el 24.06 por ciento tiene esquema completo, y solo el 0.04 por ciento cuenta con el refuerzo, según el registro oficial hasta el 25 de enero.
Laboratorio de Datos en un análisis menciona que el pausado avance de la vacunación entre esta población no pasa por la escases del biológico, pues hay disponible cerca de 4 millones de dosis de Pfizer o Moderna que pueden usarse en este grupo etario. Para cubrir con las tres dosis al total de adolescentes hace falta administrar 5.05 millones de dosis.
“Solo 28 municipios cuentan con más del 25 por ciento de sus menores de edad vacunados con al menos una dosis y ninguno supera el 30 por ciento con dos”, refiere, y como ha sucedido con el resto de población inoculada, el municipio de Guatemala es el que más adolescentes ha vacunado, el 25 por ciento tiene esquema completo.
A criterio de la infectóloga Nancy Sandoval, presidenta de la Asociación Centroamericana y del Caribe de Infectología -ACENCAI-, el ritmo de vacunación en Guatemala es inferior a lo que el estado actual de la pandemia demanda. La cobertura de población vulnerable o con riesgo alto de enfermar de gravedad continúa siendo baja.
“Vemos un retraso en la implementación, también, en la población infantil que en países de la región ya están vacunándose, y preocupa porque se ha hablado desde el despacho ministerial del retorno a clases basados en un semáforo ineficiente y desactualizado en contexto, sin plan técnico articulado, objetivo y realista, que no responde a las necesidades de aulas y clases seguras para toda la niñez guatemalteca”, refirió Sandoval.
Antes de volver a las aulas
Ante la decisión de las autoridades de Salud y de Educación de que los estudiantes regresen a clases presenciales cuando el municipio este en alerta roja, la doctora Alicia Chang, de la Asociación de Enfermedades Infecciosas (AGEI), señala que “si el gobierno prioriza la vacunación de niños y garantiza la seguridad a través protocolos y medidas de higiene primarias en las escuelas es posible que el retorno a las aulas sea viable”.
El ministerio de Salud respalda su decisión de autorizar el modelo híbrido -clases presenciales y en casa- en los centros educativos, en que nueve de cada diez maestros están vacunados, sin embargo, Laboratorio de Datos es de la opinión de que no hay datos certeros acerca de la cobertura de vacunación de los docentes ni del sector público ni del privado.
Señaló que propiciar un entorno seguro para los niños y adolescentes va más allá de que el magisterio tenga las dosis contra el covid-19, pues hay personal administrativo y de apoyo que también debe estar vacunado para reducir el riesgo de contagio dentro del centro educativo, el cual debe tener la infraestructura apropiada, cumplir con aforos y condiciones de higiene.