Un ejemplo, es el estadio que está dentro del parque Érick Barrondo, en la zona 7 capitalina, donde desde tempranas horas hasta pasado el mediodía se observaban largas filas de personas que buscaban hacerse el test, bien sea porque tienen síntomas o porque quieren descartarlo después de que tuvieron contacto con algún infectado.
Las filas, que incluso se extendían hasta el exterior del parque, son tanto de personas que van a pie como de los que van en sus vehículos. Algunos van con varios de sus familiares.
En contraste, el puesto de vacunación que también funciona en dicho lugar permanece casi desolado y un escaso número de personas se han acercado a colocarse cualquiera de las tres dosis de las vacunas Pzifer, Moderna o Sputnik que son las que tienen disponible.
Las personas que esperan hacerse la prueba han tenido que soportar el frío. La temperatura llegaba, apenas al mediodía, a los 21 grados centígrados, y conforme avancen las horas disminuirá hasta llegar a los 12, según el pronóstico.
Ola de contagios
La alta demanda de pruebas de covid-19 se produce en un momento en que el país se ve afectado por una cuarta ola de contagios, propiciada por el rápido avance de la contagiosa variante ómicron.
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De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, solo el pasado jueves se efectuaron 14 mil 385 pruebas de las cuales, cuatro mil 234 dieron resultado positivo, una positividad del 29 por ciento. Aparte, se sumaron 26 muertos.
Desde el 13 de marzo del 2020, cuando se registró el primer caso positivo, Salud contabiliza 685 mil 542 contagios y 16 mil 343 decesos. Hasta el jueves pasado había 40 mil casos activos.
Estos números hacen recordar los días más oscuros de la pandemia en Guatemala, que ocurrieron el año pasado entre agosto y octubre, cuando la positividad rebasaba el 30% a diario, hubo días en los que se reportaban hasta 60 fallecidos y los hospitales estaban saturados de casos graves.