No obstante, Brolo siempre fue de la confianza del mandatario desde tiempos de la campaña política, y al dejar el puesto pasará a representar a Guatemala ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
En los primeros dos años del actual Gobierno, Giammattei protagonizó una serie de encontronazos verbales con EE. UU. que no necesariamente encontraron el respaldo de la Cancillería.
Algunos ejemplos son, cuando dijo que ese país no era aliado de Guatemala en la lucha contra la pandemia, cuando calificó de falta de respeto a las relaciones internacionales la inclusión de la fiscal general Consuelo Porras en la lista Engel, o cuando, en Washington, dijo que Guatemala seguiría siendo un aliado de EE. UU. a pesar del actual gobierno de Joe Biden.
Un cambio similar ocurrió durante el gobierno anterior cuando transcurrido poco más de año y medio de gestión, el presidente Jimmy Morales destituyó a Carlos Raúl Morales y en su lugar llegó Sandra Jovel.
Jovel resultó ser una canciller más beligerante en temas de soberanía nacional y fue nombrada en un momento crucial puesto que se iniciaban los dos últimos años de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y ya no se pensaba ampliarle el mandato que finalmente venció en septiembre del 2019.
Adaptarse a la coyuntura
El analista político y excanciller Edgar Gutiérrez expuso que “todas las señales indican que el perfil de canciller que está buscando el presidente es el de un conservador, duro, afín a iglesias neo pentecostales y cercano a ala radical del Partido Republicano”.
Como otros analistas, coincidió en que es una apuesta a futuro que hace Giammattei, con la previsión de que los republicanos podrían recuperar en noviembre próximo una de las dos cámaras del Congreso de EE. UU., no obstante, inclinarse a dirección sería poco eficaz para restablecer las ya deterioradas relaciones con la Casa Blanca.
Ir en esa línea, subrayó, sería un “error estratégico” puesto que Guatemala debería concentrarse en reformular sus relaciones bilaterales de hoy con EE. UU. y considerar la “enorme oportunidad” que ofrece la relocalización que se está haciendo de grandes inversiones en el contexto de las fuertes tensiones entre Washington y Pekín.
Esa sería la clave para atraer inversión extranjera, generar empleos decentes y masivos y el fomento de amplias zonas de desarrollo. A cambio, EE. UU. solo pide respeto al Estado de Derecho y la integridad del proceso electoral, según Gutiérrez.
Estas acciones deberían traducirse en una designación creíble de nuevo fiscal sin injerencia del Gobierno en la Comisión de Postulación y un Tribunal Supremo Electoral fortalecido capaz de garantizar elecciones libres sin exclusiones capaz de fiscalizar el financiamiento de campaña.
“Si esos dos requisitos se cumplen Guatemala podría beneficiarse de una alianza estratégica y duradera con Estados Unidos, sin importar quien gobierne. Hacer lo contrario, o sea, tener sometido al Ministerio Público y viciar las próximas elecciones llenaría cuatro años más de ostracismo internacional y de descenso, del caos hasta un estado mafioso y criminal, es decir, un estado fallido”, advirtió.
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Seguir lo que dicte Ballard Partners
Para Luis Fernando Andrade Falla, exembajador y exvicecanciller, la contratación de la firma de cabildeo que Guatemala hizo con Ballard Partners —financiado con dinero de Taiwán— tuvo mucho que ver con la remoción de Brolo de la Cancillería, ya que “no tuvo el alcance que el presidente Giammattei esperaba”.
El exembajador expuso que la prioridad del Gobierno de Guatemala este año será la relación con EE. UU., pero según los objetivos que dicte Ballard Partners. “Tengo la impresión de que la firma sugerirá la forma de manejar las relaciones con Washington, y el perfil del canciller tiene que estar alienado a ese trabajo”, comentó.
El nuevo canciller tiene que conocer y entender los mecanismos que va a sugerir la firma de cabildeo, por ejemplo, los acercamientos con el Partido Republicano y la influencia que la comunidad judía israelí puede llegar a tener en Washington, señaló Andrade. “Tendrá que comprender esa dinámica para ser un actor importante en el logro de esos objetivos”.
Parte de la lucha que hará la firma de cabildeo es el manejo que se dará en el proceso de elección del próximo fiscal general, dijo el analista; sin embargo, enfatiza en que el Gobierno de Guatemala no hubiera necesitado de una empresa de lobby para llevar una buena relación con EE. UU. “si hubiera un genuino interés en la lucha contra la corrupción”.
El problema es que el tema se ha manejado desde un punto de vista ideológico y Guatemala debería abstraerse de esas diferencias y aplicar el Estado de Derecho. Así, el país tuviera un lugar privilegiado con Washington, afirma Andrade. Además, ve en la reciente llamada que hizo la vicepresidenta de EE. UU., Kamala Harris a Giammattei una nueva oportunidad de “retomar la agenda congruente en la lucha contra la corrupción”.
Coyuntura
El politólogo Renzo Rosal considera que hay varios factores que hicieron que el mandatario optara por relevar al canciller, pero el que más peso tuvo es la necesidad que tiene el gobierno de Giammattei de un canciller que responda a la coyuntura la cual estará marcada por las relaciones espinosas que se tienen con EE UU.
“Tiene que haber alguien de una línea más dura que Brolo para enfrentarse a esta realidad con la que se opera esta improvisada política exterior guatemalteca”, expuso el analista. “Necesitan a un defensor todavía más ortodoxo de dos de los principales cooperantes de este gobierno, me refiero a Taiwán e Israel”, agregó.
Nombramiento
La Presidencia oficializó este martes1 de febrero el nombramiento del embajador de Guatemala en México, Mario Búcaro, al frente de la Cancillería.
Rosal cree que Búcaro evoca esa idea de tener más capacidad de acercamientos con alas radicales del Partido Republicano y de manejar muy bien la parte religiosa que “que tiene un peso importante y significativo” en el manejo de las relaciones internacionales que busca Giammattei, principalmente con EE. UU.
Antes de México, Búcaro fue embajador de Guatemala en Israel, de hecho, fue el primero en ocupar el puesto cuando la sede diplomática se traslado a Jerusalén, en mayo del 2019. Lo nombró el expresidente Jimmy Morales.
Fue director regional de CBN para Latinoamérica, medio de comunicación religioso, cristiano-evangélico y conservador. Antes también fue coordinador nacional de la organización Operación Bendición que lleva programas de ayuda a áreas vulnerables a la pobreza.
El medio The Jerusalem Post publicó en octubre de 2019 un artículo en el que destaca que Búcaro “es evangélico y creció escuchando sobre Jerusalén” y cuando se presentó la oportunidad de ser embajador, según la entrevista que le hicieron, dijo que “fue un sueño hecho realidad”.