Ante la posibilidad de que este año se dé por terminada la pandemia del covid-19, estamos en el momento oportuno para mejorar las condiciones del comercio global y estar preparados antes de que se produzca una nueva crisis, como por la que el mundo ha pasado en los últimos dos años.

Afianzando y actualizando las normas comerciales actuales de forma sólida que serán fundamentales para ayudarnos a capear cualquier otra crisis que se aparezca en el futuro, ya que lo único que es seguro es la incertidumbre, y eso también aplica para el comercio.

Antes del primer trimestre del 2019, prácticamente nadie habría adivinado lo que nos esperaba, que comenzase una pandemia de dimensiones nunca vistas en la historia moderna, que prácticamente todas las personas estaríamos confinadas por tanto tiempo, por temor a contagiarnos de este virus desconocido, proveniente de la lejana China.

Varios gobiernos actuaron con restricciones a los productos médicos y a las vacunas, con el fin de controlar la propagación y evitar causar muertes a su población. Los científicos desarrollaron las vacunas contra el covid-19, a una velocidad récord; las cadenas de suministro de varios países se unieron para proporcionar los insumos especializados y los bienes de capital necesarios para la producción a gran escala.

Aunque la producción de vacunas y sus refuerzos están aún en proceso de poder cubrir a toda la población mundial, sobre todo con la aparición de nuevas variantes del virus, particularmente para las personas en los países de bajos ingresos, el mundo logrará salir adelante.

Grandes esfuerzos se han hecho para responder a la pandemia trabajando con los fabricantes de vacunas y productos médicos y todas las demás partes interesadas, incluidas las empresas de distribución, las ONG y los organismos reguladores, para mantener el funcionamiento de las cadenas de suministro e impulsar la producción de vacunas.

Con la difícil experiencia adquirida se requiere, entre otros, diversificar la producción mundial de vacunas y de los productos médicos, así como ajustar las regulaciones para que los suministros sean más resistentes y equitativos.

El comercio tiene un papel importante que desempeñar para hacer frente a los grandes desafíos de este siglo, que van desde el cambio climático hasta estar preparados para otra pandemia. Al mismo tiempo, se deben mejorar los niveles de vida, crear empleos y apoyar el desarrollo sostenible con sus normas y reglamentos que deben reformarse y actualizarse para reflejar las cambiantes realidades del siglo veintiuno.

Viendo hacia el futuro, para muchas empresas, incluidas las micro, pequeñas y medianas, el comercio electrónico ha sido un salvavidas desde que comenzó la pandemia. La pandemia cambió el comercio electrónico para siempre. Las plataformas de comercio electrónico en países en desarrollo han tenido un auge con millones de personas haciendo a un lado sus dudas y temores para comprar en línea, que ofrece una mayor oferta de productos y servicios con medios de pago y de logística.

Pero aún se puede y se debe hacer más para estar preparados, estimulando las cadenas de suministro, tanto del comercio como de las innovaciones que lo promueven, cerrando la brecha digital haría que el poder de internet estuviera disponible para todos, dando acceso al comercio digital mejoraría la previsibilidad, creando nuevas oportunidades para las empresas de todos los tamaños. No hay duda de que el futuro del comercio debe tomar en cuenta y responder a los problemas de los bienes comunes mundiales, entre otros, como la sostenibilidad de los océanos y el cambio climático.