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Ucrania, entre la guerra y la paz
Esta ha sido una semana crucial para la crisis ucraniana. Denotando una división de Occidente, más allá de las repetidas declaraciones del presidente de los Estados Unidos sobre la “unidad” de la Otán. Algo no encaja aquí, porque, por un lado, la línea dura de Washington y Londres; por el otro, el intento de Francia y Alemania de acercarse a Putin en privado para mostrar su liderazgo.
' La única salida diplomática en el conflicto de Ucrania es un acuerdo que no haga ver a nadie como vencedor ni vencido.
Brenda Sanchinelli
Globalmente estamos conscientes de que una eventual invasión a Ucrania por parte de Rusia causaría “un gran sufrimiento humano”. Y aunque todos los actores dicen estar dispuestos a continuar el esfuerzo diplomático, también aseguran que están preparados para otros escenarios; es decir, la guerra. Desde este panorama se esperan miles de pérdidas humanas y 1,5 millones de desplazados internos que pronto podrían convertirse en refugiados huyendo a países europeos.
Descartando las especulaciones de que el Kremlin nunca desencadenaría la crisis mientras se estén llevando a cabo los Juegos Olímpicos de Beijing, se teme que podría ocurrir un ataque después del 20 de febrero, que es probable que comience con bombardeos aéreos y ataques con misiles que obviamente podrían matar a civiles. Otro hecho importante aquí es que el 8 de febrero, luego de la presencia de Putin en Pekín, ha quedado muy clara la solidaridad y la alianza común entre ambos países, creando también el temor de una posible invasión de China a Taiwán. Xi ha expresado también su apoyo a Putin, ante las amenazas de las sanciones occidentales por Ucrania.
Rusia ha estado enviando señales mixtas contradictorias: difundió imágenes retirando sus carros armados. Esto un día antes de la esperada y anunciada invasión “que no fue”, y solo desató burlas y bromas contra los medios occidentales por parte de Rusia. No podemos olvidar que Putin es un estratega de alto nivel y por ello esta acción no fue al azar. Ante esas señales opuestas, esa acción ha sido percibida con desconfianza, ya que aún no retira a los más de 150 mil soldados situados en la frontera con Ucrania.
Obviamente desde que Moscú trasladó tropas a la frontera sabía que estaba siendo observado por satélites y que sus movimientos serían interceptados por los servicios de inteligencia estadounidenses. El Kremlin mantiene el discurso de que no invadirá, que es simple entrenamiento, como lo hace la Otán. Entonces, ¿quién gana con este tira y afloja?
Si Rusia invadiera Ucrania, el costo económico sería muy grave y el humanitario, devastador. ¿Estamos realmente en peligro de una tercera guerra mundial? No hay que excluirlo. Aunque una solución a medias sea más probable, si es que a estas alturas se encontrara una salida diplomática, pacífica y duradera. En la cual no se vea afectada la imagen de Putin y tampoco el poderío hegemónico de EE. UU., ya que la tesis subyacente es que Rusia ha explotado la debilidad actual de la política exterior estadounidense a su favor. En el sombrío e inestable panorama, varios países se unieron al éxodo de diplomáticos y ciudadanos de Ucrania, mientras que los precios del petróleo subieron —considerando que Rusia es el segundo productor del crudo a nivel mundial— y las acciones estadounidenses se desplomaron.
Al parecer, hasta la fecha la única intención real de Moscú es mantener la tensión alta y obligar a Europa y EE. UU. a revisar los acuerdos que se han agotado por el tiempo y la práctica, aprovechando las debilidades coyunturales. Pero, ojo, la historia nos indica que ninguna de las guerras mundiales empezó con esa intención, sino por un accidente o mala interpretación, que se sale de control, y en esta oportunidad todos los actores están jugando con fuego.