URBANISMO Y SOCIEDAD

El terremoto de Guatemala de 1976

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El alcalde Abundio Maldonado Aguirre, quien estaba a cargo de la ciudad de Guatemala en esos momentos tan complicados del terremoto de 1976, me brindó un espacio para colaborar con la municipalidad. Mario Antonio Sandoval, director de este periódico, me abrió un espacio para contar mis experiencias sobre el terremoto.

' En el ‘76, aproximadamente 23 mil personas fallecieron, 76 mil resultaron heridas y hubo más de un millón de damnificados.

Alfonso Yurrita Cuesta

En ese tiempo, yo venía del Infom, donde trabajaba como auxiliar de urbanismo en los planes reguladores para los municipios. Dentro de estos estuvo el primer plan regulador de Antigua Guatemala, junto con el Arq. Federico Fahsen. Luego, pasé al sector privado a realizar el edificio de comercio y oficinas El Patio, que dejó una experiencia en materia estructural. El Ing. Hermosilla fue a Nicaragua a investigar los efectos del terremoto de 1972. Cuando volvió, cambió la armadura de hormigón armado. Estábamos terminando el edificio cuando vino el terremoto de 1976. Fuimos a investigar, y vimos que estaba en pie. Fue una experiencia profunda.

Volví al Infom a trabajar en un plan de vivienda provisional para atender las necesidades inmediatas después del terremoto en el área metropolitana y en un programa de galeras, que sirvió para determinar la necesidad de construir 3,370 viviendas emergentes de madera, con techo de lámina, un plan de “lotes con servicio”. Pasé a la Municipalidad de Guatemala, como arquitecto urbanista, a realizar el Plan de Renovación Urbana Post-Terremoto. Este estaba dentro de los planes del Gobierno Central, en el “Plan de los 100 días”, bajo la coordinación interinstitucional del Consejo Nacional de Planificación Económica, el Banco Nacional de la Vivienda, el FHA, la Municipalidad de Guatemala, la Cámara Guatemalteca de la Construcción, bajo la coordinación general del Comité de Reconstrucción. Esto era dirigido por el ingeniero José Ángel Lee, que pasó a ser alcalde de la ciudad, quien me designó director de la Unidad de Planificación Urbana, creada para coordinar los planes del Estado posterremoto.

Este aniversario ha despertado el interés de muchas personas que no estuvieron entonces, o no habían nacido, y que actualmente forman la nueva generación responsable de los problemas nacionales. Fue señalar los 46 años para que haya saltado la curiosidad, pero solo esto. Pues cuando se subraya que estamos a las puertas de otro de esa magnitud, aquellos que no vivieron esa tragedia dicen: “No hay que ser pájaro de mal agüero”. Pues lo que pasó puede pasar ahora a una escala mayor, pues hemos crecido en tierra urbanizada y población. Pero las fallas siguen allí, según la teoría expresada por los geólogos internacionales que estuvieron a cargo de la edición del Simposio 1976.

Y es así como nos encontramos el día de hoy, a los 46 años del terremoto de 1976, con un sismo con una intensidad de 6.8 grados, un grado menor al del 76, con 103 réplicas y que abarcó casi todo el país con 593 sismos a la fecha (PL).

Dependiendo de su magnitud y origen, un terremoto puede causar desplazamientos de la corteza terrestre, corrimientos de tierras. En aquella época solo había 1.041,797 habitantes en el área metropolitana. Ahora, solo la ciudad de Guatemala tiene como 4.000,000, junto al área metropolitana. E insisto: no hagan ese proyecto de canastas colgando en el aire, pues el terremoto afectó las estructuras, no solo las de tierra. Pues el área central de Guatemala fue afectada por el cruce de varias fallas, en especial las de Mixco, y como Chimaltenango, que fue un departamento con más daños físicos y humanos. En el Centro Histórico de Guatemala cayó el 58% de las casas de adobe, con más del 80% de daños.

Finalmente, la alcaldía de Lee entregó el informe de tres años de trabajo con el documento “Informe al pueblo” 1982-1985, al arquitecto Arturo Saravia.

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