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USAC debe dejar de ser un botín político
El pasado 23 de marzo fue un día decisivo no solo para la Universidad de San Carlos, sino para toda la población guatemalteca, ya que la incidencia política que tiene esta casa de estudios el nuestro país es indiscutible. La misma Universidad de San Carlos publicó un valioso “Mapa de Poder y Representaciones de la Usac ante cuerpos colegiados en el Statu Quo de Guatemala”. Ete documento especifica el rol activo que juega esta universidad, en al menos 75 cuerpos colegiados que forman parte esencial del aparato estatal.
' USAC tiene participación en 75 cuerpos colegiados que forman parte del aparato estatal.
Brenda Sanchinelli
Por esta razón la importancia política de esta institución es trascendental, no solo para la educación superior del país, sino para toda la población, ya que el sistema le da tanto poder a esta universidad estatal, que tiene un alto nivel de incidencia y participación en el sistema gubernamental guatemalteco. Por ello es necesario que el rector sea una persona apegada a la ley, intachable y altamente honesta.
Sus delegados están presentes emitiendo importantes votos —por mencionar algunos— en las elecciones de funcionarios de la Corte de Constitucionalidad, Defensa Pública Penal, Comisión de Postulación de Magistrados a la Corte Suprema de Justicia, salas de Apelaciones, Tribunal Supremo Electoral y Comisión de Postulación del Ministerio Público. Y como si esto fuera poco, en el área económica tienen delegados en la Junta Monetaria, postulación para la Contraloría General de Cuentas y postuladora para el Directorio de la SAT.
Y así podría nombrar a las 75 diferentes instituciones donde la USAC tiene voz, pero sobre todo voto. Y justamente por esta razón el puesto de rector es uno de los más apetecidos por los politiqueros corruptos, sabiendo la gran cuota de poder que implicaría estar en esa silla, además de tener el manejo de millones de quetzales con poca o nula fiscalización. Bajo todo este delicado escenario, y estando en plenas elecciones para escoger a los cuerpos electorales que escogerán al nuevo rector, es necesario analizar con lupa a cada uno de los aspirantes, ya que, durante más de dos décadas, el mismo grupo de poder ha mantenido cooptada a la universidad. Algunos de ellos actualmente se encuentran en la cárcel bajo serias acusaciones de corrupción, robo y tráfico de influencias, y desde allí han movido los hilos para manipular estas elecciones.
De los seis candidatos que están participando, cuatro de ellos han trabajado dentro de la administración y con cuotas de poder en la USAC. Luis Suárez decano reelecto de Económicas, y Walter Mazariegos, decano reelecto de Humanidades, ambos estrechos colaboradores del exrector Carlos Alvarado; Carlos Valladares, secretario general de la rectoría, y Edwin Calgua, exdirector de Investigación, ambos dentro de la gestión de Murphy Paiz. Los únicos dos candidatos que han estado completamente ajenos a la administración de la USAC central son María Paz, quien dirigió el Centro de Estudios de Occidente y salió con la frente en alto, y Jordán Rodas, procurador de la PDH, el cual es considerado como una persona que no tiene temor y posiblemente podría enfrentarse a las mafias enquistadas en la USAC.
Es necesario que el rector de la USAC sea una persona apegada a la ley, intachable y altamente honesta. Y no únicamente este personaje, sino también los decanos que tienen su cuota de poder. Es decir, el decano de Derecho y el de Ciencias Económicas. Es necesario que lleguen a la dirección de la USAC nuevos rostros, con vocación de servicio, para rescatar y renovar esa institución que en otros tiempos fue catalogada una de las mejores universidades de Latinoamérica, pero hoy su rectoría y dirección es considerada como una cloaca.