Desde la Antigüedad, los filósofos que buscaban respuestas en el firmamento asociaban a cada planeta una energía e, incluso, un color. De aquí nacieron los mitos griegos y romanos, y estas deducciones dieron lugar a la Astrología, que asoció e interpretó al ser humano como parte integrante del Universo.
En el caso de las piedras y metales de la naturaleza, si tenemos en cuenta que en el Universo todo está relacionado y formado por ondas armónicas y magnéticas, comprobaremos, eligiendo la piedra que se aconseja para cada signo zodiacal, la atracción inmediata que ejerce sobre nuestra mente y espíritu, y es que la respuesta energética de una piedra depende exclusivamente de su compatibilidad con nuestra energía.
SIGNOS ZODIACALES Y PIEDRAS CORRESPONDIENTES.
A continuación, se exponen los planetas que rigen cada signo del Zodiaco y las piedras asociadas a ellos que los nacidos en cada signo deberían escoger para sus adornos con el fin de conseguir una mayor armonía con el medio.
El signo de Aries está regido por el planeta Marte, y las piedras que poseen mayor magnetismo para los arianos son las piedras en tonos rojos hasta un color violáceo; generalmente se indican amatista y rubí.
Tauro, regido por Venus: piedras verdes; esmeralda y lapislázuli.
Géminis, regido por el planeta Mercurio: piedras grises y tornasoladas; ágatas, crisoprasa, sardónice y algunas variedades del topacio.
Cáncer es el domicilio de la Luna: piedras blancas, de color lechoso e iridiscente; perlas, adularias y algunas ágatas.
Leo, regido por el Sol: piedras amarillas o muy luminosas; diamantes, algunas variedades de berilo y de diaspro (variedad de jaspe).
Virgo, domicilio de Mercurio: piedras grises, tornasoladas y opalescentes; ágatas, sardónices y ópalos de estas tonalidades.
Libra, domicilio de Venus: piedras verdes; crisoprasa, esmeralda, peridoto y turmalina en tonos verdes.
Escorpio, regido por Plutón y Marte: piedras rojas; coral, ópalo de fuego y crisoprasa (gema de la variedad calcedonia).
Sagitario, domicilio de Júpiter: piedras azules y añiles: zafiro, turquesa, turmalina, y a veces, incluso, amatista.
Capricornio, regido por Saturno: piedras negras y violeta oscuro; ónice, ópalo negro, granate y calcedonia.
Acuario, domicilio de Urano: piedras azul oscuro, violetas y negras; zafiros y turmalinas azul oscuro, obsidiana, perlas y corales negros.
Piscis, domicilio de Neptuno: piedras azul luminoso; aguamarina, algunas variedades de amatistas y fluoritas.
Las gemas y las llamadas piedras duras se han utilizado para dar valor a joyas de cualquier forma y época y, si esas joyas están realizadas con un criterio simbólico y armónico con la personalidad de quien será su poseedor, se manifestarán como valiosos instrumentos energéticos.
EL LUGAR IDÓNEO EN EL CUERPO
Desde los tiempos más antiguos y en todas las civilizaciones, las gemas, piedras preciosas y metales han adornado los dedos de las manos y de los pies, en las muñecas, en los brazos, colgadas del cuello, en el ombligo, sobre la frente, en los cabellos e, incluso, en la nariz, costumbre que, desde hace poco, atrae a no pocos jóvenes de la sociedad occidental, quienes también han empezado a colocar adornos en las partes más diversas y sorprendentes de sus cuerpos.
Sin embargo, en las antiguas tradiciones y en civilizaciones que aún las conservan, como en la India, la colocación de estos adornos tenía un significado concreto con el que se pretendía acrecentar determinados sentidos u orientar a la propia naturaleza del individuo.
En las danzas del vientre en Oriente, las odaliscas llevaban rubíes o piedras de color rojo intenso en el ombligo para atraer el interés sexual del público, ya que el rojo es el color del signo de Escorpio que, a su vez, en el cuerpo humano tiene su correspondencia en los órganos sexuales.
Se dice que el pendiente en la nariz que durante siglos han llevado las mujeres de la India tradicionalmente no tenía un empleo ornamental, sino que cumplía la función de contribuir a “un mayor dominio de los sentidos”.
En el caso de un anillo, se aconseja elegir el dedo que corresponda a la potencialidad de la piedra preciosa o del metal.
LOS DEDOS DE LAS MANOS Y LOS PIES
Cada uno de los dedos posee una correlación conocida y descrita en los textos de quiromancia con las potencialidades individuales, por lo que para portar un anillo conviene tener en cuenta cuál de estas potencialidades se desea dar importancia o proteger.
El pulgar (monte de Venus) corresponde a la voluntad; el índice (monte de Júpiter) a la dirección que debe tomarse en la vida; el medio (monte de Saturno) al equilibrio; el anular (monte del Sol) al sistema sensorial, y el meñique (monte de Mercurio) a la paz interior. Además, se ha de observar que, desde la mano izquierda, se actúa sobre las circunstancias de la vida, mientras que desde la derecha se influye en las capacidades.
“Para desbloquear la energía estancada o excesiva, la mujer debe llevar un anillo en la mano izquierda; para una recarga, en cambio, en caso de debilidad o defecto, lo llevará en la derecha. El hombre debe efectuar la operación contraria”, escribe la escritora italiana Maria Rosaria Omaggio en su libro “La Energía Transparente”, de ‘Ediciones Temas de Hoy’.
También, según Omaggio, “los dedos de los pies deberían ser tratados con el mismo criterio” y mantiene que deberíamos ser sensibles con las sensaciones que proporcionan estos adornos en cada una de las partes del cuerpo donde coloquemos la joya.
Las mujeres en la India, que tradicionalmente y desde hace siglos se han adornado con metales como oro y plata, de mayor o menor calidad, y gemas y llamativas piedras cubriendo gran parte de sus cuerpos, conocen muy bien cuál es el significado y la eficacia de estas según su colocación, así es fácil ver, por ejemplo, un anillo de plata adornando el tercer dedo del pie y cuyo objetivo es el de regular el flujo menstrual.
Como en las tradiciones orientales, también en Occidente se debe admirar las joyas no solo por su valor económico, sino también por las energías que emanan de ellas y que está al alcance de cada uno interpretar y utilizar.