Con este resultado, se confirma que el crecimiento anual fue de 8%, mayor a la estimación de cierre de 7.5% y el indicador concuerda con lo expresado recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en cuya evaluación ya adelantaba un mejor desempeño de la economía en general.
En tanto, las autoridades monetarias ya habían indicado en varias ocasiones que lo observado en 2021 se trata de un “efecto rebote”, ya que en 2020 la economía registró un desempeño negativo de -1.5%, atribuido a la crisis sanitaria mundial.
Con este indicador, la economía logró un ciclo de recuperación, como se observó en varios países de la región, aunque no con un dinamismo mayor al de Guatemala.
Cierres por actividad
Entre las 17 actividades productivas que mide la banca central, las que más destacaron por su producción e incidencia, fueron el alojamiento y servicio de comidas, con un crecimiento del 12.9%, mostrando una recuperación, ya que fue la actividad más golpeada durante la pandemia.
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Le siguen el transporte y almacenamiento (9.9%); construcción (9.1%); actividades inmobiliarias (5%); comercio y reparación de vehículos (4.9%); industria manufacturera (3.7%); agricultura 3.8%, que en su conjunto representaron el 71% de la tasa de variación del PIB correspondiente a ese trimestre, aparte de las actividades, profesionales, científicas y técnicas, con 7.9%).
Durante el período en mención, la economía produjo Q141 mil 128 millones (en medidas encadenadas de volumen con año de referencia 2013), el monto más alto observado durante el año.
Qué lo explica
El documento divulgado expone que los números observados en la actividad de alojamiento y de servicio de comidas, se deben a la recuperación de los restaurantes, como resultado del incremento de consumo por parte de los hogares, misma tendencia que se observó en los servicios hoteleros, y el mayor número de turistas nacionales y extranjeros, que incentivaron la demanda.
En transporte y almacenamiento, incidió el transporte de carga terrestre, por el incremento de actividades agrícolas, industriales y comerciales, así como un mayor uso de transporte público de pasajeros, urbano y extraurbano. Mientras que el comportamiento del almacenamiento se explica por el incremento de embarque y desembarque de mercancías en el sistema portuario nacional, por un mayor volumen de importación y exportación.
En la actividad de construcción, se observó un aumento en la edificación de vivienda residencial, asociado al incremento de metros de construcción autorizados a escala nacional, así como la recuperación, construcción y mantenimiento de bienes nacionales de uso común por parte de los gobierno central y locales, sobre todo en la ampliación y mejora de la infraestructura vial.
En tanto que, para la actividad inmobiliaria, se fundamenta en el incremento del alquiler de vivienda, al ser concluidas y puestas a disposición del mercado, y por otro lado, la mayor demanda de locales y edificaciones no residenciales.
El sector de comercio y reparación de vehículos hubo una mayor demanda interna de bienes nacionales e importados, como combustibles, alimentos, bebidas, productos farmacéuticos, electrónicos y de telecomunicaciones.
Para la industria manufacturera, el crecimiento se explica por el dinamismo en alimentos y bebidas, sobre todo de bebidas no alcohólicas, aguas minerales y otras bebidas embotelladas; conservación de frutas, legumbres, hortalizas, así como de aves, para comercialización en los mercados interno y externo.
La misma tendencia se registró para productos farmacéuticos, muebles, papel, servicios relacionados con la impresión, alcoholes, abonos y otros productos químicos, aparte del área textil por un crecimiento en la confección de prendas y fabricación de telas para el mercado exterior.
Aumento del gasto
En la medición del PIB trimestral por el destino del gasto, el documento remarca que el consumo privado tuvo un alza de 6% en el cuarto trimestre, mayor al 2.5% del mismo período del 2020, vinculado al aumento de ingresos en los hogares, ante la recuperación del empleo formal.
El informe resalta que el número de trabajadores cotizantes y de salarios registrados en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tuvo incrementos de 8.2% y 9.8%, respectivamente, debido al proceso de normalización de las actividades productivas, ya que ambas variables registraron contracciones de -4.3% y -0.7% en 2020.
Además, destaca el movimiento de remesas familiares observado en ese trimestre, que estacionalmente es el más fuerte en el año, tanto en dólares como en quetzales, que pasaron de 18.8% y 19.9% en 2020 a 30.7% y 29.7% en 2021.
El crédito para consumo también mostró un desempeño dinámico y creció 16% , contra 6% del 2020, que estaría vinculado a una mayor demanda de estos préstamos en los hogares y fue el mayor observado durante el año.
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En cuanto al gasto del gobierno, hubo un alza de 3.4%, debido a las remuneraciones pagadas, la compra de bienes y servicios por la administración central (como la adquisición de vacunas contra el covid-19 y por la entrega de bolsas de alimentos por parte del Ministerio de Educación).
Finalmente, la formación bruta de capital fijo o inversión registró un incremento del 10%, asociado a la recuperación observada en la construcción de edificaciones residenciales y no residenciales, obras de ingeniería civil públicas y privadas y un mayor volumen en las importaciones de bienes de capital para la industria, telecomunicaciones y construcción.