El estado de desempleo generará en la familia diversos sentimientos, dependiendo del rol que se tenga, tales como tristeza, preocupación, frustración e incluso, enojo. Sin embargo, estar desempleados implica disponer del tiempo y presupuesto de una forma diferente, y es necesario entender la sensación de malestar, pero también reconocer y aceptar que este es un estado pasajero.
Dentro de una familia, el primer paso es que los cónyuges dialoguen sobre el plan a seguir, previo a comunicar la noticia a los hijos. Este plan debe incluir la identificación de las fuentes de ingresos, el tiempo que se posee, la planificación de la nueva búsqueda de trabajo, y, sobretodo, cómo comunicarlo a los hijos.
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Al momento de hablar a los hijos, se debe hacerlo con honestidad, calma y serenidad. Comunicar que el hecho de que un familiar se ha quedado desempleado, representa un estado necesario de transición entre dos trabajos. La forma en la que los padres enfrenten esta crisis, será la forma que están enseñando a sus hijos a gestionar las dificultades. Con el ejemplo pueden educar en resiliencia, perseverancia y flexibilidad.
Una vez comunicada la noticia, se debe proceder a cumplir el plan de acción delimitado con el cónyuge. La búsqueda de trabajo es activa y se debe planear cuándo, cómo y cuánto tiempo se invertirá en ello. Además, se recomienda la actualización de su hoja de vida. Se motiva a mantener un estado mental de positivismo, confiando en las capacidades propias, pero también utilizando el tiempo del que se dispone para adquirir nuevas habilidades que puedan hacerle más competente.
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*Docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades Universidad Rafael Landívar
