“Hacer que alguien sea capaz, es rehabilitar”. Este es un concepto simplista pero importante dado que la frase parece sencilla, pero guarda complejidad en cuanto a su intervención; por su parte a lo que denominamos psicosocial, se estudia dentro del marco relacional tratando de comprender y predecir la conducta social de las personas.

Resumiendo, estos términos tenemos que es un conjunto de intervenciones y apoyo cuyo objetivo es adquirir capacidades y habilidades necesarias para el desarrollo de una vida cotidiana en comunidad de la manera más autónoma y digna, así como en el desempeño y manejo de las diferentes funciones sociales y demandas que supone vivir, trabajar y relacionarse. Por esto los medios juegan un rol importante, ya que determinar cuan severo es la afectación en el desarrollo de la emergencia.

Cada una de las disfunciones que emergen en la sociedad contemporánea se deben de comenzar a ver como un evento relacional, comunitario, social e histórico. Y dentro de este marco relacional es idónea la utilización de guías de prácticas clínica, asimismo la creación y desarrollo de recursos y servicios específicos de rehabilitación psicosocial consolidadas en programas de rehabilitación como una prestación disponible dentro de las redes de atención socio-sanitaria públicas.

En general, los grupos más vulnerables son los que han tenido mayores pérdidas y tienen dificultades para reconstruir sus vidas y red de apoyo social después de la Pandemia. Las pérdidas experimentadas pueden tener efectos diferenciados sobre los diferentes grupos poblacionales. Por ejemplo, la respuesta emocional de los hombres puede ser la ingesta exagerada de alcohol o las conductas violentas. Las mujeres tienden a comunicarse entre sí, así como a buscar apoyo y comprensión para sí misma y su familia. El adulto mayor puede estar en situaciones de vulnerabilidad como resultado de enfermedades crónicas e incapacitantes, déficit nutricional, así como carecer de apoyo familiar y social; generalmente, están en peores condiciones físicas para enfrentar la enfermedad epidémica. Los niños y niñas tienen una menor comprensión de lo que está sucediendo y enfrentan limitaciones en comunicar lo que sienten. La situación creada por la pandemia afecta todos los aspectos del desarrollo de la niñez (físico, Psíquico y social).

El deterioro en habilidades asociado al aumento de síntomas clínicos de ansiedad, depresión y somáticos queda reflejado en los altos índices reportados, así como en su escasa cobertura. Los principales problemas son los relacionados con la ansiedad, sueño, habilidades y destrezas personales, en concreto las que tienen que ver con la ocupación del tiempo de ocio. También los problemas relacionados con los problemas de salud y con el deterioro cognitivo atencional. Por ellos es necesario reforzar los Programas de Rehabilitación Psicosocial para atender las necesidades ya que los modelos de atención deberían ser adaptados para asegurar su continuidad y permanencia.

Dado esto, debemos de mantener una actitud comprensiva y empática; haciéndole saber a la persona que lo que está sintiendo puede ser válido y que se explica por una situación.

Es importa dialogar con las personas sobre que los pensamientos no son hechos y que no necesariamente va a suceder irrevocablemente o que si creemos algo eso vaya a suceder, esto crea otras posibilidades con relación a nuestro entorno y realidad, intuirle que puede soltar el pensamiento o sentimiento y sobre todo buscar ayuda profesional, para una adecuada intervención.

*Psicología Clínica, Postgrado en Neuropsicología, Maestrante en Intervenciones Psicológicas y de la Salud