IMAGEN ES PERCEPCIÓN
La catástrofe alimentaria que se avecina
Me llamó mucho la atención, la última portada de la revista británica The Economist, que retrataba una espiga de trigo, formada por pequeñas calaveras. La simbología de esta imagen es clara y predice una gran escasez de alimentos a nivel internacional.
' El riesgo de una catástrofe alimentaria es real y debemos estar preparados.
Brenda Sanchinelli
El mundo está en ascuas, luego de la advertencia, que se acerca un desastre alimentario anunciado para los próximos meses. Esta situación era de esperarse, ya que es un problema que se viene arrastrando desde la cuarentena por el covid-19 del 2020, y luego, se vino a agudizar por la invasión de Rusia a Ucrania.
Este conflicto bélico ha perjudicado el comercio mundial de trigo, maíz y aceite de girasol. Además, ha provocado un aumento en el precio del combustible y fletes, debido a las restricciones territoriales en varias áreas en conflicto.
Los temores de las repercusiones de la guerra, ya se han hecho realidad, afectando el mercado mundial, dado que Rusia y Ucrania forman el granero más grande del mundo, del que dependen las necesidades alimentarias de miles de millones de personas. Los precios de los cereales y aceites vegetales ya han aumentado al menos un 40%, lo que está trayendo una amenaza de una hambruna mundial.
Se espera que los países cierren sus exportaciones y los alimentos que producen se utilicen únicamente para el consumo interno, lo que causaría escasez. Por ejemplo, Indonesia para el aceite de palma, Argentina para la carne, Irán para las papas, China para los fertilizantes. Además, se teme que distorsionará la distribución, los mercados y los valores.
Según la FAO se están observando los niveles más altos de hambre de la historia, la emergencia afecta al menos a 193 millones de personas en 53 países. Bajo este escenario apocalíptico, la Comunidad de Economistas del Foro Económico Mundial, pronostica un aumento exponencial de los precios de los alimentos básicos, y una crisis generalizada vinculada al costo de la vida, menores actividades económicas, mayor inflación y salarios reales más bajos, todo esto debido a la fragmentación de la economía global.
En Europa y en Estados Unidos la inflación está creciendo, hay una crisis energética, alimentaria y climática sin precedentes. Si no se resuelve ninguno de estos problemas, realmente temo que habrá una recesión con efectos trágicos para la estabilidad mundial. El riesgo, es que el próximo año una importante parte de la población global, sufrirá hambre y ocasionará millones de muertes por esta causa.
En este momento, las agencias de seguridad alimentaria de la ONU, estiman que 276 millones de personas en todo el mundo, se encuentran en medio de una aguda crisis alimentaria, incluidos 44 millones al borde de la inanición. Sin ir muy lejos en Guatemala se han confirmado siete mil casos de desnutrición aguda, y dos muertes por esta causa.
Es hora de tomar decisiones especiales, para evitar este efecto dominó que se viene a nivel mundial. Uno de los problemas más serios es el aumento en el precio de los alimentos, por lo que la solución inmediata es monetaria, es decir cerrar la brecha entre lo que la gente puede pagar, y el precio más alto. Sólo entonces las personas no pasarían hambre.
La variable decisiva ante este problema es el factor tiempo, por lo tanto, la acción rápida y preventiva es urgente. Considerando, sin embargo, que esta acción debe ir acompañada de un compromiso coordinado y global de instituciones internacionales, y el manejo interno de cada Estado. La estabilización de los mercados será posible, si se introducen normas antiespeculativas, coordinadas y concertadas. dirigidas a los mercados financieros que determinen el precio de los alimentos y algunas materias primas esenciales.