El tiroteo escolar más mortífero en una década en Estados Unidos conmocionó al país y provocó repudio, dolor y diversas preguntas sobre cómo limitar la venta de armas en el país, un control que podría haber evitado esta matanza.
De acuerdo con medios internacionales, autoridades de la primaria Robb de Uvalde revelaron que ni estudiantes ni trabajadores volverán al centro escolar en el que ocurrió una masacre.
Hal Harrell, superintendente del distrito escolar, notificó de forma oficial, un día después de que una madre de un estudiante contó de que su hijo estaba “muerto de miedo” y que no quería asistir al lugar donde murieron sus compañeros y maestras.
Según Univisión, el viernes 3 de junio Harrell confirmó que el establecimiento cambiará de enfoque. “Tenemos planes para que se convierta en algo diferente a una escuela”, agregó Harrell.
Además, aseguró que tomarán otras medidas para mejorar la seguridad en todos los centros educativos del distrito escolar.