Francisco ha sufrido dolores en su rodilla derecha en las últimas semanas, y el mes pasado apareció por primera vez en silla de ruedas en un evento público.
Ha suspendido numerosos compromisos –y ya pospuso un viaje previsto a Líbano en junio– y se le ha visto a veces con dificultades para caminar.
El Vaticano no ha informado oficialmente sobre qué tipo de problema tiene el pontífice, aunque algunas fuentes indicaron a la AFP que padece de una artritis crónica.
El propio Francisco ha hablado sobre un ligamento dañado en su rodilla. Afirmó el mes pasado al diario italiano Corriere della Sera que sería intervenido para “una infiltración”, lo que según fuentes vaticanas supone la inyección de antinflamatorios.
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