ECONOMÍA PARA TODOS

El presidente Orellana dio un ultimátum

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Jorge Solares, como editor, promovió el libro titulado Un siglo de silencio. R. Felipe Solares. Creador de la Moneda Nacional. Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala. 2022. Fui invitado para escribir la presentación del libro.
El presidente José María Orellana instruyó al secretario de Hacienda Rafael Felipe Solares gestionara en los Estados Unidos de América un empréstito para enfrentar la crisis económica.

Se embarcó en Puerto Barrios el 1 de septiembre de 1922. El enviado encontró las ventanillas cerradas para Guatemala y solicitó ayuda a los financieros estatales norteamericanos. El 8 de febrero de 1923, el ministro regresó a Guatemala con una ligera esperanza, que se esfumó al poco tiempo, sin obtener el crédito, pero observando que El Salvador había obtenido uno semejante. Solares dio cuenta al presidente Orellana del resultado de su viaje y se reincorporó al gabinete.

Una nota interesante se suscitó en este tiempo. La moneda fraccionaria siempre hizo falta durante la Colonia y después de la Independencia. Ya en el cargo de nuevo, el ministro Solares vio con agrado la emisión de monedas de bronce aluminado de 50 centavos y de uno y cinco pesos hasta por ocho millones. Las monedas de 50 fueron bautizadas por el público ávido de monedas, con el nombre de “solares”. Eran monedas equivalentes a la mitad de un peso.

Al surgir pugnas en el gabinete ministerial, el presidente pidió la renuncia de los ministros, pero no aceptó ni la de don Felipe ni la del ministro de Fomento, el abogado, ingeniero y coronel Rafael D. Ponciano. En 1923, la tasa de cambio llegó a 64 pesos por un dólar estadounidense, provocando un escándalo público y poniendo en ascuas al presidente de la República. La percepción del público era que había complacencia gubernamental con los cambistas. Solares propuso al presidente dos decretos que fueron emitidos el 16 de julio de ese año: la ley bancaria, denominada Ley sobre Instituciones de Crédito (decreto gubernativo 828-1923) y la Ley de Inspección Bancaria (decreto gubernativo 827-1923).

' Solares encuentra las ventanillas cerradas para Guatemala, siendo presidente José María Orellana.

José Molina Calderón

El presidente Orellana, ante la crisis, exigió que en 24 horas se encontrara una fórmula para detener las bruscas fluctuaciones del cambio. Solares propuso una Caja Reguladora de carácter estatal. Entró a operar de inmediato con éxito. El primer directorio se integró por nueve miembros: Mario H. Willemsen, Ignacio G. Saravia, Arturo Nottebohm, Daniel Rodríguez, Rafael Castillo Córdova, Antonio Peyré, Carlos Herrera hijo y Carlos Salazar. Presidente, R. Felipe Solares. Federico Rubio G. fue el primer gerente de la Caja Reguladora, nombrado el 13 de octubre de 1923, reconociéndosele como retribución 8,000 pesos mensuales.

Rafael Felipe Solares empezó a ser incómodo para el presidente, quien deseó alejarlo del Ministerio, por lo que renunció el 31 de diciembre de 1923. Dejó definitivamente el Ministerio y reemprendió sus actividades en la Droguería Lanquetin. Salvador Herrera, ministro de Agricultura, fue nombrado encargado temporal de los negocios de Hacienda. Solares y Herrera no se toleraban, al punto de que quien recibe y entrega el cargo es el subsecretario, licenciado José González Campo.

Como no hubo mejoras con los cambios en Hacienda y Crédito Público, fue nombrado como ministro de esta cartera el licenciado Carlos O. Zachrisson, quien fue miembro de la Comisión de Hacienda de la Asamblea en 1922 y 1923. Asumió el cargo el 4 de agosto de 1924.

Don Felipe Solares, al ser nombrado en el directorio de la Caja Reguladora por el presidente Orellana, rápidamente empezaron los desacuerdos entre el Directorio y el ministro Carlos Zachrisson.

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