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Las barreras para la juventud interesada en la política surcoreana

Una nueva ley permitió que un número récord de jóvenes se presentara a las elecciones locales este año. Pero se enfrentan al escepticismo, a los obstáculos culturales y a problemas tan antiguos como la propia política.

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Cheon Seung-ah, de 19 años, segunda por la izquierda, en una reunión organizada por la Red de Mujeres Parlamentarias de Corea en Seúl, Corea del Sur, el 15 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Chang W. Lee/The New York Times)

Cheon Seung-ah, de 19 años, segunda por la izquierda, en una reunión organizada por la Red de Mujeres Parlamentarias de Corea en Seúl, Corea del Sur, el 15 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Chang W. Lee/The New York Times)

Jung Seong-hoon, de 22 años, compartió las frustraciones de los jóvenes surcoreanos que divisan un futuro desolador: hay escasez de empleos, las rentas son altas y la deuda está aumentando. Por lo tanto, el mes pasado, se presentó como candidato para ocupar un lugar en la legislatura local de su ciudad y ganó.

Jung ejemplifica el aluvión de sangre joven que está ingresando en la política surcoreana después de que este año los legisladores redujeron la edad mínima para postularse a un cargo público de 25 a 18 años. Esto produjo una cantidad récord de gente menor de 40 años que se postuló en las elecciones locales de junio: 416 candidatos, en comparación con los 238 de 2018. Entre las 4131 personas que ganaron sus contiendas, once fueron menores de 24 años, incluida la ganadora más joven de una elección en la historia del país, con 19 años.

Sin embargo, incluso antes de que sus periodos comenzaran a inicios de mes, encontraron problemas tan antiguos como la política misma. Aseguran que enfrentan un ecosistema político dominado por políticos de entre 50 y 69 años que no están actualizados, una meta prohibitiva en la recaudación de fondos y una red turbia de funcionarios de los partidos con quienes deben congraciarse para obtener una oportunidad.

Algunos se quejan de que deben sortear unas estrictas barreras culturales (el estatus social está determinado en buena parte por la edad de una persona) y enfrentar a un electorado de gente mayor que a veces los desestima al considerarlos “inexpertos” e “ingenuos”.

“Se espera que los jóvenes contribuyan para mejorar el mundo, pero mucha gente está preocupada por nuestra edad”, comentó Lee Ja-hyung, de 23 años, quien fue elegida a la asamblea de la provincia de Gyeonggi cerca de Seúl. “Les preocupa que nuestro criterio no se haya desarrollado por completo y que nos pueda influenciar con demasiada facilidad la gente que nos rodea”.

Esto dificulta más que los candidatos jóvenes reciban la nominación de alguno de los principales partidos políticos, que a menudo les exigen conocer en persona a funcionarios del partido. En el conservador Partido del Poder Popular, los coordinadores de los consejos locales del partido tienen el poder para nominar a un candidato. En el liberal Partido Democrático, los candidatos no solo deben ser nominados, sino también ganar en primarias para contender en las elecciones.

“Había una idea fija de que la política es para adultos, según una cultura confuciana de larga data”, comentó Noh Woong-rae, de 64 años y miembro de la Asamblea Nacional.

En muchos países asiáticos, incluidos Japón, India, Filipinas y Tailandia, el límite de edad de los candidatos políticos a nivel nacional es de 25 años. En Hong Kong y Singapur, el límite es 21 años y en Taiwán, 23 años. En Estados Unidos, una persona debe tener 30 años o más para ser senador y 25 o más para ser representante. Tan solo unos pocos adolescentes han sido elegidos para las legislaturas estatales de EE. UU. o se han postulado para curules en los concejos de las ciudades. Un puñado de países, entre ellos Alemania, permite que las personas de 18 años se postulen para una cámara legislativa nacional.

En Corea del Sur, Noh fue parte de los legisladores que hicieron campaña para reducir el límite mínimo de edad de los candidatos, bajo el argumento de que la edad para una candidatura debería ser la misma que la edad para votar, la cual había sido 20 años desde 1960. Otros querían eliminar por completo los límites de edad.

El movimiento para cambiar la ley estuvo relacionado con las manifestaciones democráticas que encabezaron estudiantes en 1987. Según los activistas, querían disipar la noción de que la participación política debía estar reservada para la élite, una idea que data de la dictadura militar de Park Chung-hee.

El esfuerzo tuvo éxito por etapas: la edad para votar se redujo a 19 años en 2005. En 2019, la Asamblea Nacional aprobó una nueva reducción, a 18 años. Luego, este año, los legisladores redujeron el límite de edad para postularse a un cargo público.

“Es bueno tener experiencia o conocimiento, pero no creo que la política exija necesariamente un inmenso nivel de esto”, opinó Park Joo-min, de 48 años, otro asambleísta.

A pesar del cambio, Jung, el funcionario electo de 22 años para la asamblea de la ciudad de Yangsan en la provincia de Gyeongsang del Sur, comentó que hablar con algún funcionario de un partido para buscar la nominación “se sentía como golpearme la cabeza contra la pared”.

La recaudación de fondos también es un desafío especial, para el que según algunos candidatos tuvieron que conseguir unos 20 millones de wones (unos US$15 mil 400) para tener campañas exitosas.

Para Cheon Seung-ah, de 19 años, la política electa más joven, ganar tuvo un costo. La nominó la coordinadora del consejo local de su partido, Kim Hyun-ah, de 52 años, en medio de una iniciativa para que se involucraran más mujeres con el Partido del Poder Popular (muchos miembros habían sido acusados de amplificar consignas antifeministas).

En una entrevista, Cheon había descrito la esperanza de expandir los programas de enriquecimiento educativo para los niños de la ciudad y mejorar el sistema de transporte público a nivel municipal. Luego, tras su victoria, los miembros del consejo de su propio partido, entre ellos algunas mujeres que habían buscado la nominación para su puesto, lanzaron un ataque. Según una queja firmada por seis miembros del consejo, en su currículo, Cheon había puesto un cargo inexistente en el comité de jóvenes adultos del consejo.

La Oficina de Fiscales de Distrito Central de Seúl aceptó la queja.

Los fiscales también están investigando a decenas de otros ganadores de las elecciones de junio. Es común ver ataques contra los candidatos que obtuvieron una victoria en las elecciones gracias a la gran injerencia de haber conseguido la nominación del coordinador del consejo local del partido, como en el caso de Cheon. Es fácil desafiar su legitimidad porque su triunfo es considerado menos democrático. No obstante, pocos de esos ataques han sido aceptados de manera formal como quejas legales.

Cheon ha negado la acusación: “La parte más difícil fue el costo que tuvieron los ataques en mi salud mental”.

Kim también ha refutado la sugerencia de que hubo algo inapropiado en torno al cargo de su protegida. Según Kim, conforme las reglas del partido, la única prerrogativa que tenía era designar gente para el consejo y darles cargos. Comentó: “No tengo ninguna obligación de pedirles permiso a los miembros del consejo ni avisarles”.

Uno de los contendientes de Cheon, Lee Kang-hwan, quien fue el vicecoordinador del consejo, comentó que había renunciado tras enterarse de que Cheon era la nominada. También mencionó que habría esperado la renuncia de Cheon.