LIBERAL SIN NEO

Casualidad o causalidad

Palabras textuales de Rafael Curruchiche, de la Fiscalía Especial contra la Impunidad, al informar sobre el caso de José Rubén Zamora: “Quiero dejar claro que la aprehensión no tiene ninguna relación en su calidad de periodista, sino por un posible hecho de lavado de dinero en su calidad de empresario”. Qué disparate. Cuando José Rubén Zamora actúa en su calidad de periodista es una persona; al actuar en su calidad de empresario es otra. Se le acusa de lavado de dinero, acción imposible de realizar como periodista, pero natural como empresario. Es una comunicación sutil que emplea la palabra empresario de manera peyorativa, como es típico en los medios de comunicación. El periodista es intocable, como empresario es blanco.

' La justicia puede tardar para llegar, o atropellar como ebrio al volante.

Fritz Thomas

La verdad siempre sale a la luz, dice el refrán. En ausencia de contexto, es una afirmación vacía, insensata. En filosofía, la verdad es de antaño un problema muy engorroso y en la ciencia es provisional, siempre sujeta a condiciones precisas, conocidas o supuestas. La verdad puede pasar desapercibida, malinterpretada, literalmente escondida. La realidad es un alfabeto de partes estructurales, con diferentes niveles, como una cebolla; destapar un nivel conduce a otro. No es que sea imposible determinar y comprender la verdad sobre cuestiones específicas —pero que invariablemente salga a la luz, de manera genérica y universal, es falso.

También hay que ser escéptico del aforismo “el que nada debe, nada teme”. Es de temer el abuso de autoridad, arbitrariedad, intereses, incentivos, ineficiencia, ignorancia y la existencia de maldad en el mundo. Además, está el enorme costo que puede significar demostrar inocencia, especialmente si se está alineado contra el poder del Estado. El refrán “la justicia tarda, pero llega” es falso, a menos que sea en el sentido metafísico, imposible de verificar. A la fecha no se sabe con seguridad lo que pasó con Rodrigo Rosenberg; dos personas estuvieron más de seis años en la cárcel antes de que se clausurara el proceso por “falta de evidencia”. Al final, “la justicia” no determinó culpabilidad o inocencia, sino ignorancia, después de atropellar como ebrio al volante.

Soy agnóstico sobre el tema de la aprehensión de José Rubén Zamora, carezco de información para pretender conocer la verdad o emitir opinión sobre los diferentes niveles de realidad de los hechos. Para unos, Zamora es un periodista valiente que dice lo que los demás callan; otros lo ven como propagador de chismes, impulsor de agendas propias. Tiene muchos amigos y aliados, así como enemigos personales e ideológicos. ElPeriódico con frecuencia publica reportajes que reflejan buen periodismo de investigación. Dejé de leer El Peladero hace tiempo, pues no queda claro si lo que publica es periodismo investigativo u opinión, con base en “fuentes fidedignas” para hacer afirmaciones alarmantes.

Casualidad o causalidad, la aprehensión de Zamora vino días después de La fábula del Ogro y el Principito Azul que lo quería todo, publicado el 24 de julio en eP. El caso tiene un aroma desagradable y quisiera pensar que la verdad es el mejor desinfectante, pero la verdad está en función del conocimiento. El debido proceso es insuficiente, la formalidad en la justicia, a diferencia de su uso en la lógica y la matemática, no conduce necesariamente a la verdad. Lo que corresponde es transparencia, que todo se conozca, salga a la luz. El argumento del escudo legal de “caso en reserva” será formalmente legal, pero contribuye al mal olor. Es propio que en Guatemala haya cierto escepticismo al decir “que se haga justicia”.

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