META HUMANOS

Despertemos: en todo problema hay oportunidad

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A un año de las elecciones, los guatemaltecos, sin excepción, afrontamos problemas de todos los tamaños. Como país, la inercia en picada por la que vamos amenaza con un desenlace devastador para casi todos.

Conforme se acerca la contienda electoral, empieza a rondar en nuestra mente una pregunta: ¿Cómo será vivir en Guatemala si el próximo gobierno, en vez de detener la caída, nos lanza al abismo? ¿Qué pasará si la trayectoria sigue y perdemos la libertad de prensa, si los servicios de salud y protección son cada vez más precarios, si las carreteras siguen sin mantenimiento, si se pierde por completo la independencia entre los tres poderes del Estado y si los niños y las niñas no son prioridad en las agendas?

El riesgo de que la realidad supere a la imaginación es inminente. Hacernos los locos o mirar hacia otro lado no hará que estos riesgos desaparezcan. La única manera de detener la caída es pausar, reenfocarnos y elegir, no solo lo que queremos ver, sino lo que queremos hacer con eso que vemos. Decir “yo actuó así porque el sistema es así” es elegir ser “consecuencia” y parte del problema, cuando estamos llamados a elegir ser causa del cambio.

Por más grandes que parezcan nuestros problemas, también nos ofrecen una oportunidad de transformación si aprendemos a encontrarla. Si cambiamos la mentalidad de ver el vaso medio vacío y nos preguntamos ¿qué más podemos hacer con ese vaso y esa agua?

Nuestra mentalidad está hecha de los pensamientos, creencias y sentimientos (conscientes e inconscientes), que dan forma a la manera de vernos a nosotros mismos, y desde allí define nuestra forma de asumir la realidad y los problemas.

' Aunque el panorama no es lo alentador que quisiéramos, es oportunidad para detener la caída.

Claudia Hernández

Cuando nuestro entorno de aprendizaje es libre y da espacio a la curiosidad, la creatividad y el error, desarrollamos una mentalidad de crecimiento y nuestra percepción suele encontrar oportunidades aún en medio de los problemas. Por el contrario, cuando nuestro entorno para crecer es rígido, autoritario e incuestionable, nuestra mentalidad se torna fija y nuestra percepción encuentra problemas aún en medio de las oportunidades.

En nuestro país, muchos guatemaltecos aprendieron (por diseño) a funcionar desde una mentalidad fija: la del vaso vacío, la narrativa del “yo no puedo” o del “dígame qué hacer”, que siguen esperando al caudillo redentor, que resolverá a fuerza de miedo, pan y palo todos sus problemas.

Sin embargo (también por diseño), hoy hay miles de guatemaltecos que han elegido desaprender la vieja narrativa para vivir una mentalidad de crecimiento que hará que los cambios sucedan trabajando juntos. Ojo, que no se trata de optimismo color rosa, sino de un esfuerzo consciente y hasta opuesto a su tendencia natural, para hacer un alto en el camino y ver los problemas desde otra perspectiva, tal como lo hacen diversas voces de la sociedad civil, que eligen no caer en la trampa de la polarización que. de manera intencional y perversa. nos divide, para enfocarse una visión compartida para avanzar hacia el país que todos merecemos.

Las elecciones nos ofrecen una oportunidad para reconocer que si elegimos más de lo mismo, jamás obtendremos resultados diferentes. Aunque el panorama no es lo alentador que quisiéramos, es oportunidad para detener la caída. De elegir a líderes que se enfoquen en no perder la democracia, en garantizar que los niños y las niñas estén al centro de todas las agendas y en cambiar las reglas del juego para las próximas elecciones. De nosotros depende que no nos gane la desesperanza, sino el optimismo consciente de que el cambio no solo es posible, sino que ya esta sucediendo.

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