Y es que los llamados neurotransmisores, es decir los mensajeros químicos en el cerebro, determinan cómo nos sentimos. Hay algunos de ellos que inundan nuestro cuerpo diariamente y que, combinados, influyen en nuestro ánimo.
De hormonas de la motivación y del amor
“La hormona de la motivación, la dopamina, por ejemplo, se libera cuando iniciamos tareas nuevas, somos sorprendidos o nos alegramos por algo positivo por venir”, dice la neurocientífica Friederike Fabritius.
“La serotonina, en cambio, es un neurotransmisor que nos hace sentir equilibrados y satisfechos. Lo producimos cuando interactuamos socialmente o cuando nos sentimos ganadores”, continúa.
La hormona del amor, la oxitocina, a su vez, se genera con contacto corporal agradable, mientras que la endorfina es casi como un opioide producido por el cuerpo.
Para sentirnos bien, todo ese cocktail individual debe ser correcto. Claro que muchos de estos procesos son muy complejos y aún no fueron investigados al detalle. Sin embargo, se plantea la pregunta: ¿podemos influir en nuestras hormonas de la felicidad?
Por qué hace tan bien el deporte
La buena noticia es que sí, se puede. Pero quien espere resultados milagrosos se verá decepcionado. Aun cuando se trata de las hormonas de la felicidad, no hay manera de escaparle a métodos ya conocidos, que en temas de salud en realidad siempre están presentes: movimiento y deporte, por ejemplo.
“Si llevamos el cuerpo a sus límites, entonces libera endorfina”, explica el médico Andreas Michalsen, médico jefe del Departamento de Medicina Interna y Naturopatía del Hospital Immanuel de Berlín. “Eso lo conocemos del ‘runner’s high’ (la euforia del corredor) de quienes corren, o del ayuno, cuando al segundo o tercer día comienza la sensación de entusiasmo”, añade.
También el nivel de dopamina aumenta con el deporte, dice Fabritius, “aunque lamentablemente no si uno lo hace de muy mala gana”. Es decir que quien se anime a salir a hacer ejercicio contra viento y marea, mejor que esté convencido de lo que hace.
Los planes bonitos estimulan la producción de dopamina
Pero existen otros métodos para aumentar la producción de dopamina: ponerse metas, no importa si privadas o profesionales, y trabajar para alcanzarlas. O hacer planes bonitos. “La dopamina se segrega con la expectativa de algo positivo”, apunta Fabritius. “Es decir, ya antes, cuando se está planificando una acción”.
Claro que los objetivos deben ser realistas: “hablar perfectamente francés” puede ser demasiado. Mejor: “aprender 20 palabras nuevas”.
Un factor igual de importante es dormir lo suficiente. Quien padezca de falta de sueño crónica, lo tendrá difícil para producir las hormonas de la felicidad, asegura Fabritius.
¿Qué tienen que ver los copos de avena y la mozzarella con la felicidad?
¿Más feliz o infeliz por la alimentación? También eso es posible. “De algunos alimentos sabemos que no le hacen bien a las personas y que bajan el ánimo”, dice Andreas Michalsen. Entre ellos, según el médico, están los alimentos ultraprocesados, con grasas saturadas o azúcar. Por lo tanto, el “fast food” (la comida rápida) también es malo para el ánimo.
Pero también se puede lograr el efecto contrario con otros alimentos. “Soja, castañas de cajú, bananas, dátiles, paltas, legumbres, copos de avena o mozzarella contienen triptófano”, indica Michalsen. Este aminoácido esencial, que el cuerpo no puede fabricar por sí mismo, ayuda a normalizar el nivel de serotonina.
También alimentos fermentados, como el chucrut, el yogur, el kimchi o la kombucha, son recomendables. La razón es que en el intestino se producen muchos neurotransmisores y la alimentación tiene efecto sobre esos procesos.
“Ahora incluso ya existe un ámbito especializado de la medicina que es la psiquiatría nutricional o nutrición psiquiátrica”, destaca Michalsen. “Estudia las relaciones entre la alimentación, la microbiota del intestino y el ánimo”, precisa.
Hay una cosa importante a tener en cuenta en la mesa: confiar en y contribuir a la propia sensación de bienestar. Porque no es solo lo que tenemos en el plato, sino si comemos junto a nuestros seres queridos, si reímos y nos sentimos bien. También eso libera neurotransmisores del buen humor.
El programa de emergencia para el ánimo
En resumen, lograr la felicidad a través de las hormonas funciona a través de cambios a largo plazo en el estilo de vida. Sin embargo, hay algunas medidas que ayudan enseguida.
Fabritius y Michalsen están de acuerdo en que un impulsor rápido del ánimo son los baños fríos o de Kneipp. “Una ducha helada levanta el nivel de dopamina en alrededor de 250 por ciento”, dice Fabritius.
Pero los que prefieran una ducha caliente no deben desalentarse, “porque también un baño caliente o una estadía en el sauna llevan el cuerpo al límite y hacen que liberemos los neurotransmisores correctos”, señala Michalsen.
Otra cosa rápida de hacer es: “Simplemente hacer algo bueno por otra persona”, aconseja Fabritius. Eso aumenta el nivel de serotonina y nos hace un poco más felices.
“O simplemente abrazar a su pareja y recibir así un subidón de oxitocina”, aconseja Michalsen. “Le sumamos un ‘súper batido’ vegetal con chile picante”, ¡y brindamos por las hormonas de la felicidad en nuestros cuerpos!