En el 2016 fui contratada por una organización alemana cuya misión era la desnutrición. Fuimos al Corredor Seco y subimos a muchas empinadas montañas en caminos de tierra, utilizando carros de doble tracción, y por doquier nos encontrábamos con gente local campesina prácticamente abandonada a su suerte, comiendo únicamente dos tortillas con sal diarias. Lo peor es que los víveres que mandaba la Cooperación Internacional nunca les llegaban.

Pero la solución nunca ha sido simplemente entregar comida. Pese a que sirve de gran ayuda para palear el problema de forma temporal, si queremos resultados efectivos a largo plazo tiene que haber una fórmula más completa e integral que sea sostenible con el tiempo. Para ello, en días pasados fue revelado un nuevo proyecto que ha lanzado Castillo Hermanos, llamado “Guatemaltecos por la Nutrición ¡Un llamado a la Acción!”. Es un alivio saber que contamos con empresarios que tienen la visión de que, si todos estamos bien, Guatemala también lo estará. Es un hecho que con inversión social y ética empresarial se logra mover montañas, pues el modelo es holístico. ¿Cómo lo hará?

Primero que nada, con el fomento de oportunidades económicas y generación de empleo en las comunidades para garantizar una apuesta por la sostenibilidad. La empresa ha llegado a la conclusión de que, si hay generación de empleo, cuidado ambiental, fortalecimiento del sistema de salud primaria y mejoras en el hogar, grandes cambios se darán.

En los próximos tres años la inversión se destinará a generar empleos, al desarrollo y tecnificación de más de 100 mil pequeñas empresas que tienen vínculos con la compañía, a la ampliación de las plantas de reciclaje de plástico PET del grupo, con el objeto de reciclar 3.5 millones de botellas de plástico al día, con una derrama social para más de 25 mil personas que están en el proceso de recolección y clasificación de basura en todo el país. Y, finalmente, una inversión de Q116 millones que se ejecutarán en los próximos cinco años que detenga la desnutrición en el país.

La iniciativa se inició hace un año, con el análisis de estudios sobre la desnutrición en el país, e hizo acercamientos constantes con las comunidades afectadas para crear vínculos de confianza y respeto. Se contrató a ARPA, una empresa española especializada en ingeniería y fabricación de equipos móviles de campaña con soluciones integrales de alimentación, logística, alojamiento, salud, agua, gestión de residuos, energía y telecomunicaciones. Ahora ya cuentan con la participación de la Universidad Católica de América, de Washington, que les acompaña mediante evaluaciones de impacto cada año. ¿Cuál es el reto? Busca el crecimiento económico y reducir en 5 puntos porcentuales y de forma sostenida la prevalencia de desnutrición crónica en las comunidades intervenidas en Huehuetenango y Quiché, con la mira a disminuir la mortalidad infantil. Finalmente, el cambio de conductas en el hogar para la recuperación nutricional.

Pero lo más novedoso es el Campamento de Nutrimóviles, que consiste en una serie de infraestructuras modulares y móviles en las que se prestará atención nutricional y de salud, equipado con tecnología, sin obviar visitas domiciliares para monitoreo de peso y talla, así como talleres educativos. Las Brigadas de Guatemaltecos por la Nutrición son otra sorpresa, formadas por las comunidades, que serán clave, generando con ellas fuentes de empleo local y garantizando la sostenibilidad del programa que pueden ser replicadas. ¿Qué más queremos? Solo felicitarles y acercarse a ellos si tienen proyectos similares que ayuden a fortalecer esta tremenda iniciativa a través de alianzas.