La semana pasada vi en YouTube el documental titulado Estamos viviendo en un Gran Engaño 2, con Valeria Insfran (paraguaya). Dura una hora con 11 minutos. Es muy interesante escucharlo, ya que relata el análisis de los dos protagonistas del audio sobre qué es lo que sucede en América Latina este año, después de varios años de injerencia del globalismo de la ONU y del plan de avance de la izquierda en el continente americano.

Inicia con Fidel Castro y a lo que convirtió a Cuba, la influencia de Castro con Lula da Silva y la instalación del Foro de Sao Paulo en 1990; la influencia de Castro con Hugo Chávez y el inicio del socialismo del siglo XXI, también conocido como castrochavismo, y cómo en 2019 se llega a establecer el Grupo de Puebla. Además relata la parte del establecimiento del Pacto de Princeton, que es producto de un acuerdo de integrantes del Foro de Sao Paulo y miembros del Diálogo Interamericano de Estados Unidos. Invito a quien tenga interés en buscar ese audio en YouTube para que evalúe si tiene sustento o no lo que ahí se describe.

Es muy interesante lo que sucedió en Chile el domingo 4 de septiembre, cuando el 62% (7,768,020) de los chilenos que votaron rechazó la nueva constitución propuesta. Cuando radicalizan las propuestas, en la línea de globalización y de no respeto a la vida, a la libertad y a la propiedad privada, entre otros principios claves de una sociedad sana, el pueblo educado chileno corrige el rumbo del error del resultado del plebiscito nacional realizado en octubre de 2020, donde la ciudadanía eligió un tipo de asamblea constituyente (Convención Constitucional) dominada por diputados de izquierda encargados de la redacción de la propuesta de nueva constitución. Eso, sumado a la reciente elección del actual presidente Boric, que tuvo 4,620,671 (56%) en diciembre de 2021 versus el candidato de la derecha José Antonio Kast, que, en mediciones de popularidad, a solo nueve meses de haber sido electo, tiene números bajos. Chile corrige el error y a Boric, un joven de apenas 35 años, le toca terminar su período sabiendo que los chilenos rechazaron claramente lo propuesto y que quieren que ese país camine por el camino del desarrollo.

También es interesante ver cómo después de un mes de gobernar, a Gustavo Petro, exguerrillero e idealista del marxismo, ya se le están alejando los partidos con que hicieron coalición y cómo el ministro de la Defensa, el excomisionado de la Cicig Iván Velásquez Gómez, es ya cuestionado por muchos, por decisiones de cambios en el Ejercito y muertes de policías en emboscadas, entre otras críticas. Colombia seguramente corregirá el error en la medida que se vayan dando cuenta de que, cuando llega la izquierda a gobernar, la economía va en retroceso y los derechos más importantes de los ciudadanos se van perdiendo.

En Guatemala es preocupante ver la influencia de Fidel Castro. Primero, por el conflicto armado interno, del cual la guerrilla tuvo apoyo del régimen cubano, y segundo, cómo el socialismo del siglo XXI de Venezuela logra llegar a adoctrinar a Guatemala a jóvenes a quienes, en coordinación con organizaciones como Codeca, entre otras, llevan por el camino del retroceso. Seguramente habrá apoyos económicos de otros gobiernos o dirigentes políticos de izquierda para que en las elecciones del 2023 el partido político de Codeca, el MLP, pueda llegar a ser electo para gobernar Guatemala. El MLP ha utilizado su organización Codeca para la campaña anticipada, pero participa como MLP y así evita la sanción. Guatemala no retrocede porque la sociedad es cristiana y conservadora, y es consciente de la necesidad de que se respete dentro del estado de Derecho la vida, la libertad y la propiedad privada, así como la necesidad de fortalecer el sistema republicano de la división de poderes.