El tejido óseo, los tendones y los músculos en el centro del pie se deforman, y la cabeza del metatarso sobresale en la parte interna del pie. Eso puede doler al caminar.
Las molestias leves pueden mitigarse un poco con separadores de silicona, aconseja la especialista Daphne-Asimenia Eschbach desde Alemania: estos mantienen los dedos gordos separados de sus vecinos y pueden así reducir la presión.
También hay vendajes especiales que separan y tiran el dedo gordo en dirección contraria a la de los otros dedos y pueden así corregir un poco su posición.
Pero si, a pesar de todo, todos los zapatos se sienten demasiado estrechos, los calzados para diabéticos pueden ser una buena alternativa: son acolchados y muchas veces tienen más espacio para los dedos.
También pequeños ejercicios con los que se puede fortalecer el arco plantar pueden ayudar. Para ello, por ejemplo, se puede pisar colocando el peso por igual sobre la parte exterior del talón y el antepié, mantener los dedos estirados y empujar talón y antepié uno hacia el otro, sin mover el pie. Contraer y relajar alternadamente.
Un indicio de que el desplazamiento o la malformación está ya avanzada es cuando la uña del dedo gordo ya no está en línea con las uñas de los otros dedos, sino torcida. La alineación de los huesos puede corregirse entonces mediante una operación.