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¿Puede Rusia seguir disparando misiles contra las ciudades? ¿Qué defensas necesita Ucrania?
Moscú continuó su campaña de ataques contra la infraestructura energética ucraniana y los objetivos civiles, incluso cuando enfrenta importantes reveses en el campo de batalla.
El humo sale del lugar de un ataque con drones mientras los pasajeros caminan con su equipaje desde las estaciones de tren y autobús cercanas en Kiev, Ucrania, el lunes 17 de octubre de 2022. (Foto Prensa Libre: Brendan Hoffman/The New York Times)
Tras una nueva ola de ataques aéreos rusos esta semana que azotó la capital y más de una docena de otras ciudades, los funcionarios gubernamentales de Occidente están bajo una presión cada vez mayor para acelerar la entrega de misiles, lanzadores y otros sistemas sofisticados de defensa aérea con el objetivo de proteger a Ucrania.
Algunos ya están en camino. El martes pasado se entregó un primer cargamento de misiles de búsqueda de calor de alta tecnología de Alemania, tan nuevos que ni siquiera las fuerzas militares de Berlín los han desplegado. Francia, los Países Bajos y España se comprometieron esta semana a enviar también más misiles de defensa aérea. Estados Unidos declaró que aceleraría la entrega de dos lanzamisiles, del tipo que ha protegido a Washington desde 2005.
Esos sistemas de defensa disparan misiles desde lanzadores móviles para interceptar aviones, misiles, cohetes u otros proyectiles y son cruciales para proteger a Ucrania de maneras que su fuerza aérea relativamente pequeña y con problemas no puede. Ucrania tiene sus propios sistemas de defensa aérea, incluidas antiguas armas de la era soviética, pero está consumiendo municiones a gran ritmo, y tanto Ucrania como sus aliados occidentales afirman necesitar mucho más.
“Apoyaremos a Ucrania por el tiempo que sea necesario. Intensificaremos nuestro apoyo y, en particular, proporcionaremos más sistemas de defensa aérea a Ucrania”, declaró Jens Stoltenberg, secretario general de la Otán en Bruselas.
A continuación, un vistazo a lo que se enfrenta Ucrania.
¿Se está quedando Rusia sin misiles guiados de precisión?
“Esa es la pregunta del millón de dólares”, aseguró Max Bergmann, exdiplomático estadounidense y experto en seguridad europea y rusa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington. Ha habido varias señales de que a Rusia se le están agotando las armas guiadas de precisión, afirmó Bergmann, y “no se sabe con certeza si tienen grandes reservas”. Algunas de las pistas: Rusia ha atacado objetivos en tierra en Ucrania con misiles y cohetes que fueron diseñados para destruir aviones o barcos. Además, ha comprado un suministro de drones “kamikaze” de Irán.
No se ha presentado públicamente ninguna evidencia definitiva de que Rusia se esté quedado sin sus mejores armas aéreas. Pero si así fuera, al menos dificultaría que las tropas rusas atacaran ciudades como Kiev, la capital ucraniana, que están lejos del frente de guerra.
Los funcionarios estadounidenses y occidentales se han negado a publicar estimaciones específicas de cuántos misiles guiados de precisión se creía que tenía Rusia al comienzo de la guerra. Pero incluso antes de los ataques aéreos de esta semana, un alto funcionario de inteligencia de Ucrania, Vadym Skibitsky, aseguró que Rusia había agotado alrededor del 65 por ciento de su arsenal de misiles y probablemente solo le quedaba cerca del 20 por ciento de su suministro de misiles balísticos Iskander, una de las armas predilectas de Moscú.
Bergmann afirmó que con casi toda seguridad Rusia fabricará más misiles para reponer su suministro, pero las sanciones de EE. UU. han limitado la importación de microchips y otras piezas necesarias para la producción. Moscú también podría recurrir a sus aliados en busca de armas.
“Pase lo que pase, tenemos que suponer que Rusia seguirá teniendo la capacidad de golpear profundamente a Ucrania”, sentenció Bergmann.
¿Por qué Rusia está lanzando misiles desde grandes distancias, en lugar de enviar aviones de combate?
Los ataques del lunes fueron lanzados por barcos, aviones y fuerzas terrestres rusas en lugares seguros lejos del alcance de las defensas aéreas ucranianas, a veces a cientos de kilómetros de distancia de sus objetivos.
Sin embargo, Rusia parece reacia a desplegar su fuerza aérea en grandes números sobre Ucrania, cuyas defensas aéreas han demostrado ser más efectivas —y más esquivas— de lo que al parecer esperaba Moscú. Al principio de la guerra, muchos analistas predijeron que Rusia destruiría rápidamente los sistemas antiaéreos y antimisiles de Ucrania, lo que le permitiría dominar los cielos ucranianos.
Se equivocaron.
Ucrania comenzó la guerra con sistemas antiaéreos y antimisiles diseñados por Rusia y la Unión Soviética, entre ellos versiones de los cohetes S-300, y ha recibido más de ellos de otros países de Europa del Este durante la guerra. Los países de Occidente también le han suministrado a Ucrania algunos de sus sistemas, incluidos misiles disparados desde el hombro que son especialmente efectivos contra aviones que vuelan a baja altura.
Las fuerzas ucranianas han derribado varios aviones rusos, y declararon que esta semana habían destruido más de la mitad de los misiles de crucero y drones que Rusia había lanzado.
“Creo que es algo admirable”, afirmó Bergmann.
Incluso mientras le ruega a Occidente por más defensas aéreas, afirmó Bergmann, Ucrania ha sido experta en aplicar “la de MacGyver”, es decir, remodelar equipos que tiene a la mano.
“Estos complejos son viejos y soviéticos y están desgastados moral y físicamente”, afirmó Yuri Ignat, portavoz de la fuerza aérea de Ucrania, en una entrevista reciente. “Pero están funcionando gracias a nuestros ingenieros militares”.
Otros expertos militares estuvieron de acuerdo en que el historial de Ucrania en el derribo de misiles ha sido bueno, en especial dada la antigüedad y escasez de los equipos de Ucrania.
El resultado: los bombardeos de misiles desde grandes distancias podrían seguir siendo una parte clave de la estrategia rusa, mientras estén disponibles.
Entonces, ¿qué tipo de defensas aéreas necesita Ucrania?
En una entrevista el mes pasado con RBK-Ukraina, un medio de comunicación ucraniano, Ignat explicó que las defensas aéreas ucranianas son capaces de destruir misiles que viajan a una velocidad de hasta 900 kilómetros por hora, lo cual está por debajo de la velocidad del sonido. Los misiles de crucero por lo general operan debajo de ese límite, pero los más modernos pueden acelerar a una velocidad supersónica durante parte de su trayectoria de vuelo.
Cualquier misil que se mueva mucho más rápido o vuele muy alto —como los misiles balísticos— es mucho más difícil de neutralizar, explicó Ignat. Ucrania ha intentado reabastecer sus existencias de sistemas de defensa aérea más antiguos, como los cohetes S-300, de los antiguos aliados soviéticos, pero el suministro es limitado.
“Es por eso que necesitamos tener los complejos modernos que nuestros aliados occidentales pronto nos proporcionarán”, afirmó. “Los fabricantes nos dicen que estos complejos pueden incluso neutralizar a los Iskanders”.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha solicitado repetidas veces el sistema de misiles Patriot de fabricación estadounidense, el cual puede derribar misiles balísticos y aviones supersónicos, tiene un alcance relativamente extenso y puede llegar a grandes altitudes.
Pero hasta ahora, EE. UU. no ha acordado enviar sistemas Patriot a Ucrania porque las reservas actuales ya se están usando para disuadir otras amenazas, no solo de Rusia sino también de China, Corea del Norte e Irán.
¿Por qué está tardando tanto conseguirle a Ucrania lo que necesita?
Esto se debe en gran medida a un suministro limitado de defensas aéreas existentes que ya están usando otros aliados, y a una industria manufacturera en EE. UU. y Europa que en gran medida se dedicó a fabricar otras armas durante las guerras en Irak y Afganistán. Los fabricantes han tenido problemas para seguirle el ritmo al aumento de la demanda tras la invasión a Ucrania en febrero.
EE. UU., por ejemplo, se ha comprometido a enviar ocho sistemas avanzados de defensa antimisiles a Ucrania. Pero solo dos estarán listos para su envío en las próximas semanas; los otros seis siguen en producción y tardarán al menos otro año en completarse.
“Estamos evaluando constantemente cuáles son sus necesidades, los conectamos con países que tienen los activos que necesitan y buscamos maneras de poner esos activos en manos de las fuerzas militares dentro de Ucrania lo más rápido posible”, le declaró Julianne Smith, la embajadora estadounidense en la Otán, a un grupo de periodistas esta semana.