En el dictamen del pasado 11 de octubre, los representantes del sector empleador, trabajador y de gobierno que integran la CNS, por primera vez en muchos, coincidieron en la necesidad de un incremento al salario mínimo, aunque con distintos enfoques y porcentajes. Aunque no fijó un porcentaje, el IGSS emitió una opinión favorable.
Según el dictamen de la CNS, la propuesta del sector gobierno para las actividades no agrícolas de la circunscripción 1 (CE1), que incluye al departamento de Guatemala, sería un aumento de 6.3% respecto al salario vigente, para llegar a Q3 mil 145.54 más Q250 de bonificación incentivo, mensuales; y para Para la CE2 (que está compuesta por el resto de los departamentos del país), la sugerencia fue de un aumento de 5.04%, para llegar a Q3 mil 108.28 más Q250 de bonificación incentivo, al mes.
El sector empleador propuso un incremento de 4.3%, pero aplicado únicamente a los trabajadores de actividades no agrícolas y de exportación y maquila. Con eso, el salario mínimo mensual del sector no agrícola para 2023 sería de Q2 mil 996.15 más Q250 de bonificación. Y para el sector maquila, sería de Q2 mil 811.15 mensuales más Q250 de bonificación.
El sector trabajador propuso que el salario mínimo se incremente a Q180 diarios para todas las actividades económicas y circunscripciones. Con lo cual, el otro año llegaría Q5 mil 475, más la bonificación incentivo de Q250, mensuales.
Hablan los expertos
¿Cuánto debería subir el salario mínimo considerando aspectos como la inflación (alza generalizada de precios en la economía), que de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC), en octubre alcanzó 9?70% interanual? Además, debe tomarse en cuenta el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que se sitúo en Q3 mil 633.85, o la Canasta Ampliada (CA), que alcanzó Q8 mil 390.33.
Estas fueron las interrogantes planteadas por Prensa Libre a cuatro analistas y Luis Linares, investigador de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), recomendó aumentos graduales constantes. “Habrá momentos en que sean moderados y otros no, pero lo ideal sería que el alcanzara para cubrir la CBA, pero es imposible hacerlo. El nivel inflacionario alcanzado este
año es de casi el 10%; entonces creo que el incremento al salario mínimo debería ser entre 5% y 6%, para compensar en algo la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Y tomando en cuenta que en Guatemala hay muy poca negociación colectiva en el sector privado, el único instrumento para mejorar el ingreso a los trabajadores es subiendo el salario mínimo”, argumentó.
Edgar Balsells, economista investigador del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), consideró que la discusión de cuánto debe variar el salario mínimo no se puede reducir únicamente a determinados porcentajes.
“En primer lugar, el salario debe resarcir los efectos de la inflación para que conserve su valor. Posteriormente, se deben considerar otros elementos de política social y de precios e ingresos. Esto permitiría analizar qué porcentaje de la inflación de costos se traslada a los consumidores en las ganancias, y así determinar los salarios. Hoy, sin una ley de competencia, no se logra hacerlo de esa manera”, dijo Balsells.
Para el economista Paul Boteo, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Desarrollo, con una inflación que casi llega a dos dígitos, es comprensible la caída del poder adquisitivo de los salarios y lo lógico sería que se aumentaran los sueldos. “Sin embargo, hay que ser precavidos, porque si bien ha habido un crecimiento económico en los últimos dos años, ha sido por factores de demanda provocados por condiciones internacionales favorables y no por una mayor productividad”.
Añadió que, además, estamos ente la posibilidad de una recesión mundial en el futuro próximo, por lo que lo más prudente sería que el incremento esté entre 3% y 4%, reconociendo que ha habido un incremento de la inflación, pero siendo prudentes ante la posibilidad de enfrentar una crisis económica a corto plazo. Esto, porque habría un fuerte estrés sobre las pequeñas y medianas empresas, que son las que finalmente tienen más dificultad para cumplir con el salario mínimo.
Generará un impacto
Hugo Maúl, director del Área Económica del Cetro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), consideró que el problema en Guatemala es que los salarios están por debajo de los indicadores de la canasta básica, pero por otro lado, tampoco hay suficientes empleos que paguen lo que necesitaría un trabajador para satisfacer todas sus necesidades.
De ahí, que las decisiones que se tomen pueden tener un impacto sobre la capacidad de generación de puestos de trabajo. “Ahí es donde hablar de cuál es el nivel salarial no puede quedarse únicamente con la visión de que este debería ser el que cubra las necesidades básicas, cuando sabemos que la mayor parte de nuestra base empresarial es de pequeñas y medianas compañías y que la mayor parte de la fuerza laboral se forma con personas jóvenes sin altos niveles educativos y poco productivas.
”¿De qué sirve aumentar el salario, si la gente no tiene acceso a trabajos donde pueda ganarlo y, sobre todo, si no hay empresas que puedan pagar eso y ser competitivas?”, se preguntó Maúl.
El ministro de Trabajo, Rafael Rodríguez, dijo el lunes último que espera enviar en las próximas semanas el informe al Ejecutivo, por lo que se esperaría que en la primera quincena de diciembre el presidente Giammattei anuncie si hay un aumento en el 2023 o no.