La insulina es una hormona cuya función consiste en regular la concentración de glucosa (azúcar) en la sangre, lo que se denomina glucemia. “Un efecto común de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (glucemia elevada), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas del cuerpo, sobre todo los nervios y los vasos sanguíneos”, detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, esta entidad recuerda que la diabetes “es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores”.
Existen dos tipos principales de diabetes. La diabetes tipo 1 tiene su origen en una producción deficiente de insulina y las personas que la padecen necesitan administrarse esta hormona a diario.
Por su parte, la diabetes tipo 2 se produce porque el organismo no utiliza la insulina de manera eficaz. “Más de un 95% de las personas con diabetes presenta la de tipo 2, que se debe en gran medida al exceso de peso y a la inactividad física”, subraya la OMS.
Un estudio publicado en la revista Microbiome y liderado por el grupo DIAMET, del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, la Universidad Rovira i Virgili y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) ha hallado una nueva vía terapéutica para el tratamiento de enfermedades inflamatorias y metabólicas como la obesidad o la diabetes tipo 2.
Disminuir los niveles de Succinato en la sangre
Dicha investigación, apoyada por la Fundación La Caixa, señala que la salud metabólica de las personas con estas enfermedades podría mejorar si se hace disminuir sus niveles de succinato en sangre mediante la administración de unas bacterias específicas que actúan como probióticos.
Los probióticos son microorganismos vivos que habitan en nuestro cuerpo y que, si se administran en la cantidad adecuada, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud. Están presentes de manera natural en algunos alimentos y también están disponibles en comprimidos, cápsulas y otras preparaciones farmacéuticas.
Por su parte, el succinato es un metabolito que producen de forma natural las células de nuestro organismo y las bacterias intestinales o microbiota. En enfermedades metabólicas e inflamatorias como la obesidad y la diabetes, donde hay una alteración de la microbiota intestinal, los niveles de producción de este metabolito se encuentran elevados.
“En investigaciones previas de nuestro grupo básicamente mostrábamos que estos pacientes tenían más bacterias productoras de succinato y menos consumidoras, pero no habíamos conseguido probar una relación directa causal. En esta investigación y mediante el uso de modelos animales obesos libres de microbiota, demostramos por primera vez que la microbiota intestinal es el origen de los niveles aumentados de succinato en obesidad y diabetes”, explica la investigadora Sonia Fernández-Veledo.
“Tras demostrar que este aumento del succinato viene de la microbiota, nos hicimos las siguientes preguntas: ¿Si administramos una bacteria que consuma succinato conseguiremos disminuir los niveles circulantes?; ¿Y si disminuimos los niveles circulantes mejoraremos el perfil metabólico?”, explica Isabel Huber, primera autora firmante del artículo científico.
En este sentido, Sonia Fernández-Veledo aclara que esta nueva línea de probióticos “se basa en el uso de bacterias consumidoras de succinato, que disminuirían la inflamación y, en consecuencia, mejorarían los niveles glucémicos y la sensibilidad a la insulina, dos aspectos que están alterados en las personas con diabetes”.
Además, es posible monitorizar los efectos de estos probióticos ya que “gracias a este estudio, ahora conocemos su mecanismo de acción y, por otro lado, el resultado de la actividad de estas bacterias es fácilmente medible en sangre”, apunta Isabel Huber. La especialista señala que “si bien se conoce que muchos de los probióticos que hoy en día se usan en el mercado son beneficiosos, muchas veces se desconoce realmente cómo actúan y, por lo tanto, no se puede determinar de manera objetiva su efecto”.
Los probióticos objeto de este estudio ya están siendo desarrollados por la empresa Succipro que trabaja, asimismo, en otras terapias basadas en la disminución del succinato.
El objetivo es que dichos probióticos puedan comercializarse en un futuro y contribuir a que personas con trastornos metabólicos e inflamatorios (como la obesidad y la diabetes, pero también otras enfermedades como la de Crohn o la del hígado graso no alcohólico) puedan hallar una nueva vía para su tratamiento.