CATALEJO

Festín preelectorero de dinero inexistente

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En su delirio furioso por mantener a toda costa el control de las elecciones, el gobierno ordenó a sus sumisos acólitos del Congreso aprobar el presupuesto de 115,106.4 millones de quetzales con el evidente objetivo de comprar votos vía dinero o regalos. Pero no dijeron de dónde saldrá ese dinero, superior a los ingresos presupuestados. Presupuesto es un cálculo anticipado y el Diccionario lo define como “motivo, causa o pretexto con que se ejecuta algo”. Eso significa tener a la disposición: Q3,650 por segundo, Q13.14 millones por hora, Q315,360 millones por día. Si el 33% de eso se emplea con esos fines, los números son: Q1,204/seg, Q4.42 millones/hora y 104 millones/día.

' El presupuesto le otorga al gobierno Q3,650 por segundo. *Sabemos poco de terrenos, en un país de agitación telúrica.

Mario Antonio Sandoval

Todo esto se agrega a la confianza –no ciega, pero sí tuerta–, porque toman medidas adicionales innecesarias a causa del quinteto de la vergüenza, integrado por Consuelo Porras, en el MP; Irma Palencia, en el TSE; Shirley Rivera, en el Congreso; Dina Ochoa, en la CC, y Silvia Valdés, en la CSJ. Señalar su calidad femenina no constituye violencia o acoso, sino ejemplifica la corrupción y burlas a las leyes como una lacra ajena al sexo de los responsables. Esa actitud ajena a las cualidades esperadas en una mujer le hacen mal a quienes aunque están deseosas de participar en política no lo hacen porque deben mantener un nombre limpio.

Pero no es lo único: han proliferado acciones cuestionadas y cuestionables como el perdón a Sandra Torres y a la esposa de Ángel González de las acusaciones contra ellas. Al generalizado convencimiento de elecciones amañadas por razones tecnológicas esta vez, se une el referente al papel otorgado a las mujeres en entidades estatales: quitar candidatos incómodos, es decir quienes no son Manuel Conde o han aceptado participar por convencimiento numismático, en la instalación de Miguel Martínez en la presidencia del Congreso, como paso previo a llevarlo a la presidencia en el 2028. Todo requiere dinero, otorgado por el Congreso, y descaro puro.

 

Necesarias precauciones

El último hecho telúrico catastrófico de Guatemala, país donde reside Kabrakan, señor de las montañas y los terremotos, fue el 4 de febrero de 1976. Su magnitud, 7.5. Sus víctimas, un millón de damnificados, 76,500 heridos y 25 mil muertos, equivalentes al 0.4 por ciento de la población de entonces, 7.5 millones. Hoy somos 17.4 millones y por eso un porcentaje similar de víctimas significaría 696 mil muertos. Casi once millones de personas, 63 por ciento del total de ahora, no han vivido un terremoto “de veras”. Por razones geológicas, cantidad de fallas y registros históricos, estos megasismos se producen entre cada 50 y 75 años. En suma, habrá uno similar, pero con más daños.

Vale la pena recordar medidas de protección utilizadas entonces: dormir con un par de pantuflas al lado de la cama para facilitar la maniobra de levantarse para salir de la casa en caso de un terremoto nocturno, por otra parte el menos peligroso porque la población no se encuentra en las calles y se reduce el pánico. Se debe tener una o varias linternas a mano, ropa cercana y maletas con comida, al no saberse la magnitud de los terremotos, materializados en un movimiento inicial y varias réplicas. Mantener el carro con el tanque lleno. Es una experiencia inolvidable y los guatemaltecos no debemos olvidar: siempre ocurrirán en cualquier fecha.

Los sismos y terremotos, aunque en su significado lingüístico sean lo mismo, tienen diferencias. Los temblores son de corta duración y no causan daños; los sismos no tienen fuertes efectos, aunque asustan; los terremotos causan daños según los segundos de su duración y los daños causados en vidas y daños materiales. Las condiciones del país son peores hoy a las de 1976 y por eso, aunque hubiera menos muertos, los efectos colaterales serían peores. Esa vez los caminos eran buenos y solo se interrumpió el paso en pocos lugares. La capital tuvo pocos daños y la pérdida de vidas destacó en los departamentos. Nadie sabe cómo serán los daños, pero la población debe recordar ese riesgo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.