Desde el 2019 a julio de este año se han reportado 2 mil 145 muertes de mujeres por arma de fuego y blanca, asfixia, quemadura y decapitación, son datos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) que la plataforma vivirsinviolencia.org, un proyecto de Hivos en el marco del programa Guate diversa e inclusiva, recoge y analiza para ubicar los puntos donde es recurrente encontrar los cuerpos.
Pamela Molina Barrios es una de las víctimas de la violencia en el país. Maestra de Primaria, tenía 26 años y residía en Villa Nueva. El 3 de diciembre del 2020 salió de su casa por la mañana para realizar el trámite del Boleto de Ornato, no volvió. Fue el último día en que su familia la vio con vida.
La denuncia de su desaparición fue puesta ante las autoridades. Los días y las noches transcurrieron como una tortura para sus padres al desconocer su paradero. Dos semanas después recibieron la noticia de que la había asesinado. Las marcas de tortura en su cuerpo no permitieron su pronta identificación. Un tatuaje fue la señal que ayudó a establecer que se trataba de la joven.
Esta es la historia de Pamela y su madre la narra en primera persona en la plataforma, pero es un relato que se repite decenas de veces producto de la violencia que mata y arrebata los sueños de las mujer en Guatemala, donde el flagelo va en aumento.
Aunque en el análisis de Vivir sin violencia se observa una disminución de casos en el primer año de la pandemia del covid-19, pues de enero a septiembre hubo 26 reportes mensuales en promedio, estos datos aumentaron a 48 para octubre, noviembre y diciembre.
El incremento se mantuvo durante el siguiente año, al punto que el último trimestre de ese período comenzaron a igualar los casos reportados previo a la pandemia. En el 2019 las muertes violentas de mujeres eran 55 casos mensuales, y para el 2022 el promedio se mantiene.
Al 58% de las víctimas (1 mil 250) les segaron la vida con impactos de arma de fuego. Mientras que el 29% (624) falleció por distintas formas de asfixia, como sofocación, suspensión, ahorcadura o compresión abdominal. Por heridas con arma blanca murió el 10%. En la lista aparecen las quemaduras (1.68%) y la decapitación (0.51%) como la cuarta y la quinta causa de los fallecimientos.
En el reporte de asesinatos hay niñas de uno a 10 años -no se descarta que haya víctimas de menor edad-. En este rango etario las muertes violentas se sitúan en un 3%, y es en las edades entre 11 y 30 años en las que el acumulado de casos es mayor (56%).
Lugares más peligrosos
Los datos analizados identifican el lugar en dónde los cuerpos de las mujeres asesinadas fueron encontrados, y en ese sentido los departamentos donde más muertes se han registrado son Guatemala (42%), por detrás está Escuintla (7%) y Chiquimula (6%).
En los últimos cuatro años es en el departamento de Guatemala donde se concentran los casos, y de enero a julio del 2022 la tendencia continua, al registrar 189 casos. Al desagregar las cifras por municipio es Guatemala el más “peligroso”, pues allí le segaron la vida de manera brutal a 99 mujeres. El siguiente lugar más violento es Villa Nueva, donde Pamela residía, allí ocurrieron 28 decesos, seguido de Mixco con 12.
Al hondar más en la información se puede saber en qué zonas de la capital aparecen más cuerpos de mujeres fallecidas por hechos de violencia. El análisis que se encuentra en el sitio vivirsinviolencia.org detalla que es la zona 18 la más violenta para ellas, en ese lugar se localizaron 21 cadáveres.
Otra de las zonas donde se dio la mayor cantidad de reportes fueron 11 y 1, en estos puntos cabe resaltar que se toman en cuenta 11 casos que tienen como lugar del fallecimiento los hospitales Roosevelt y San Juan de Dios, pero el hecho violento no ocurrió en es punto. Aun así, estos sectores están entre los de mayor riesgo para la población femenina en la capital.
Se ha identificado que otra zona peligrosa se localiza en el ingreso a la Central de Mayoreo (Cenma) hasta la colonia El Búcaro en Villa Nueva, son 3.08 kilómetros cuadrados donde se han localizado 25 cuerpos de mujeres en el período del 2019 a julio de este año, esta área geográfica la comparte Guatemala y Villa Nueva.
Hay siete casos que aparecen sin reporte de zona, de acuerdo con Daniel de León que analizó los datos que se publican en vivirsinviolencia.org, esto se debe a que el Inacif no detalla el lugar en dónde el cuerpo de la víctima fue localizado, tampoco se tiene detalle si fallecieron en el área pública o en el interior de una vivienda.
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Señala que buscar en Google Maps la localización de cada uno de los 2 mil 145 casos fue un trabajo que requirió más de dos meses. Este esfuerzo tiene como fin ubicar dónde ocurren de forma recurrente las muertes violentas de mujeres, y que a partir de esta información se pueda proponer soluciones para la prevención de estos hechos.
“Vemos con preocupación la poca regulación en cuanto a las armas de fuego, qué tan fácil es acceder a ellas, qué tantas pruebas balísticas hace el Ministerio Público en las víctimas de estos hechos”, dice De León, respecto a que seis de cada diez víctimas murieron por disparos.
Gabriela Melgar, oficial de Comunicación Regional de Hivos, menciona que las agresiones contra las mujeres siguen siendo un problema social arraigado en Guatemala derivado de la violencia machista que predomina en el país.
“Como una organización que defiende los derechos humanos, y los derechos de las mujeres, nos preocupa que se está haciendo poco en el tema de prevención de violencia”, indica, de esa cuenta, el propósito principal de la plataforma es convertirse en una herramienta de consulta para visibilizar las muertes violentas que ocurren en esta población y que se puedan hacer demandas puntuales al Estado para construir políticas públicas para prevenirlas.