Aunque la Policía Nacional Civil (PNC) y el Ministerio Público (MP) han incrementado en las últimas dos semanas los operativos para desarticular clicas, los hechos siguen ocurriendo.
Fuentes de la División Nacional Contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda) de la Subdirección General de Investigación Criminal (SGIC) de la Policía Nacional Civil (PNC) confirmaron la disputa.
El detonante, según su análisis, es “la falta de liderazgo de la Rueda del Barrio 18 y de la MS-13”.
Los investigadores creen que Aldo Dupié Ochoa, alias el Lobo, jefe en la Rueda del B-18, preso en Fraijanes II, y Jorge Yahir de León Hernández, alias el Diabólico, de la MS-13, recluido en Pavoncito, han perdido liderazgo y algunos nuevos pandilleros intentan reemplazarlos desde hace dos años.
Y no solo se trata de poder, sino de control territorial y de asegurarse las fuentes de “financiamiento”, explicaron.
“Sin liderazgos en prisiones en las calles cada quien busca apropiarse de un territorio para vender drogas y extorsionar para comprar armas y vivir”, aseveraron.
No todo está bien
En las prisiones no todo está en calma. Ha habido 11 fugas confirmadas por el MP. Solo ha ocurrido una recaptura, y precisamente de un pandillero salvadoreño recluido en la cárcel de Chimaltenango.
Mientras que en Pavoncito, una presunta tregua entre Howard Wilfredo Barillas Morales, alias el Matazetas, se acabó cuando, se supone, mandó a envenenar a cuatro miembros, y amigos, de el Diabólico.
En otras prisiones ocurre lo mismo. En la cárcel de El Boquerón, así como en Pavoncito, hay MS-13. Y están bajo acecho. Francisco Javier García González, alias Blacky, líder de la clica Parkin Locos de la Mara Salvatrucha (MS13), escapó de esta prisión en el pasado 18 de octubre.
En Fraijanes II está la Rueda del Barrio, que antes había estado en el sector 11 del Preventivo de la zona 18.
Allí, según la PNC, hay nuevas generaciones que estarían detrás de la violencia en los territorios.
“En la cárcel del Infiernito, Escuintla, hay miembros del B-18, líderes de segundo nivel que envían órdenes para operar en ese departamento y otros cercanos como Sacatepéquez y Chimaltenago. De hecho, en este último ha habido batallas en la cabecera y otros municipios cercanos.
En la granja penal de Cantel en Quetzaltenango, por ahora, ambas estructuras han logrado acuerdos, pero nada es definitivo, según las fuentes consultadas.
Cambios y tensión
Federico Reyes, doctor en criminología por la Universidad de Glasgow, Escocia, explicó que “los cambios en las pandillas generan tensión y roces entre los que las dirigen y los que ejecutan las extorsiones, secuestros exprés, procesos de cooptación, captura de líderes y/o cambio de estos al ser organizaciones con jerarquía”.
Aunque aclaró que “eso no es un proceso establecido, pero si por olas, inicio y fin de año, entrada y salida de líderes de centros de privación de libertad, fechas de pagos de extorsiones a grandes y medianos empresarios”.
Sobre la relación de las pandillas con el ambiente prelectoral del país, Reyes explicó que “siempre las pandillas han sido vistas como causantes de esto, no lo dudo que hay nexos, los contratan para crear zozobra, inseguridad y que sean los “usual suspects” en lugar de otros actores”.
Añadió: “Es la respuesta fácil para un fenómeno criminal complejo. Pero hay múltiples estudios académicos de acá y fuera del país, que revelan que algunas clicas son muy organizadas y otras a las que se les sindica no tanto”.
“La violencia homicida tiene mucho que ver con rangos y jerarquías, sumisión y roles de poder. Por supuesto, se maneja mucho más dinero en efectivo en fechas de todos conocidas, pero durante las elecciones, han sido utilizadas para eliminicación de competidores politicos, es más fácil y conveniente culparlos de eso que investigar a estructuras del crimen organizado y algún complot verdadero o no”, asegura.
Se debe considerar, expuso también, que “la inconsistencia en la investigación criminal influye en que no hay un seguimiento pormenorizado de estos grupos, a pesar que hay unidades que teóricamente hacen ese tipo de investigación”.
“Todo evoluciona y se mueve, difícil mantener cuadros en estos grupos por mucho tiempo. La ambición y necesidades creadas a lo interno hace que haya competencia por subir y ejercer el poder”, asegura el especialista.
Para Reyes los dos grupos predominantes actúan diferente y pareciera ser que se juntan para delinquir y crear caos en épocas electorales o pre electorales. “Eso los convierte en crimen organizado, por lo tanto debiera de investigarse de igual manera, lo cual no se hace sobre una base regular”, expresa.
“La ubicación geográfica también incide en el auge o aparición en las denominadas áreas rojas, tanto a nivel urbano como rural. Chimaltenango y Sacatepéquez resurgen en estas épocas, ataque a buses de rutas cortas, asaltos en carretera, robos y hurtos en centros urbanos, violaciones sexuales a toda hora, ya que al saturar el sistema de justicia e investigación, no se atiende todo, por la gran demanda de esto y aunado a que los intereses generalizados de la época, decrementa el nivel de alerta, solamente en días de pago de aguinaldo, algún bono y salarios”, analiza.
“El dejar de investigar constantemente tiene incidencia directa en la maximización de las actividades criminales, se diversifican o mutan de un lugar o área a otra, hago y no me atrapan, cometo un crimen o delito y no se les da seguimiento, saturo el sistema y lo desbordo, además que los entes de justicia entran en períodos de turnos vacacionales desde el 15 de octubre hasta el 15 de enero, entonces hay menos personal en todos los niveles, lo que sugiere que no se dan abasto”.
“La excepción suele ser la PNC, que concentra y congela vacaciones a su personal”, expone.
Sobre las fugas de pandilleros de prisión Reyes declaró que “muchas veces es fácil culpar al de siempre, pero no investigan lo que deberían de hacer, siempre”.
“Muchas veces las condenas, salvo homicidio, femicidio, asesinato, son relativamente cortas. Las cumplen y salen, no siempre se reintegran porque no cometieron un grave error y se dejaron atrapar y sentenciar o si está pactado que entran con órdenes específicas y salen con otras iguales. Las visitas también llevan y traen información, como se sabe. La mayoría se reintegra, pero no al nivel que tenían o llegaron a tener, no todos terminan como creen imaginar. Es la ley no escrita de pertenecer a una pandilla”, finalizó.