Salud y Familia

¿Qué podemos aprender sobre las discusiones y cómo pueden construirse de forma propositiva?

Es natural que la convivencia lleve a disentimientos como resultado de la diversidad de opiniones. Sin embargo, desde la discrepancia también se pueden construir diálogos.

Por qué discutimos y para qué nos ayuda

Cada persona basa sus opiniones, ideas, y pensamientos en relación con sus experiencias pasadas y expectativas a futuro. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La confrontación de opiniones y el disentir definen parte de nuestra naturaleza humana. Históricamente lo hemos visto en la infancia, en los hogares, en los espacios de convivencia social, y hasta en la política que rige nuestras sociedades. No llegar a un punto en común pareciera ser más normal de lo que creemos.  

Esta polarización de experiencias, en la cual todas las personas hemos cabido, puede llevarnos a pensar en los vínculos más allá de la confrontación y revelarnos cosas sobre nuestros propios sistemas de creencias.

Ante la pregunta sobre por qué se encuentra tan presente la discusión en nuestras vidas, el educador y consejero en bienestar André Armas responde que muchas veces, puede deberse a un arraigo en el ego.

“Cada persona basa sus opiniones, ideas, y pensamientos en relación con sus experiencias pasadas y expectativas a futuro. Por eso, cuando otra persona llega a mencionar o proponer una idea que no está alineada a sus pensamientos, pueden surgir los desacuerdos. La discusión surge en base a lo que se ha aprendido en la vida propia y si no se relaciona, hay conflicto”, argumenta el educador.

 El deseo que tiene el humano por marcar una posición y tratar que los demás acepten su pensamiento también explica el porqué de las discusiones, señala André.

La psicóloga clínica Inés Zepeda agrega que detrás del disentimiento también se pueden encontrar revelaciones sobre otras formas de entender el mundo: “No estar de acuerdo permite conocer nuevas posturas. Cuando escuchamos otras opiniones nos damos cuenta que hay más formas de pensar una misma situación”, apunta.

Cuando las discusiones aparecen

Zepeda comenta que las discusiones son necesarias siempre y cuando aparecen molestias o incomprensiones respecto a otras personas. “Si sentimos la necesidad de expresar algo porque nos afecta –como una diferencia con alguien– o porque hay algo que queremos y necesitamos manifestar, siempre será el momento adecuado para llevar a cabo la discusión”, explica la psicóloga.

Más allá de querer dialogar alrededor de una discrepancia, puede que para muchas personas las discusiones sean formas de llamar la atención, según apunta la psicóloga Inés.

Por qué discutimos y para qué nos ayuda
Las discusiones son importantes cuando lo son los vínculos. Discutir debería ser una posibilidad para la mejora. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Para explicarlo, la especialista parte del hecho que biológicamente, necesitamos sentirnos atendidos o escuchados, por lo que una discusión puede ser motivo suficiente para garantizarse dichas necesidades.

André Armas señala que la necesidad de demostrar un punto o simplemente de pelear y no de discutir, puede deberse a una creencia en el que la persona piensa siempre tendrá la razón. Esto puede originarse en una formación autoritaria que no daba lugar a otras opiniones, dice Armas.

No obstante, es necesario hacer una diferencia entre lo que puede ser una discusión y la imposición de ideas. André señala que una pelea se caracterizará siempre porque las personas tratarán de imponer su punto de vista para ganar la discusión y no escuchar las otras opiniones.

Para Inés Zepeda, las peleas muchas veces suelen radicar en la búsqueda de un supuesto responsable en medio de una discrepancia. El lenguaje acusador y las palabras generalizantes para asignar actitudes como “nunca” o “siempre” pueden llevar a la no construcción de diálogo. A eso pueden sumarse la violencia física, las agresiones verbales y los gritos.

Abordar discusiones de forma constructiva

De acuerdo con la psicóloga, el hecho de discutir pretende que las partes involucradas puedan negociar un punto medio donde se vean lo menos afectadas. Esto es normal cuando las relaciones importan.

“Las discusiones son importantes cuando lo son los vínculos. Discutir debería ser una posibilidad para la mejora”, destaca Inés.

A propósito de esto cabe preguntarse cuándo es válida una discrepancia y quién es la persona que “tiene razón”. La psicóloga apunta que en una discusión los puntos contrapuestos – aun siendo distintos–, siempre tendrán validez, puesto que cada persona tiene una experiencia y perspectiva única.

Por qué discutimos y para qué nos ayuda
La diferencia de experiencias provoca que muchas veces no entendamos el actuar de otras personas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Para llevar a cabo una discusión de forma constructiva, André Armas sugiere que las personas deben conducir el diálogo desde un estado de tranquilidad y estando presentes en el momento. “Estar conscientes de lo que sucede sin ninguna interferencia puede llevar a la comunicación asertiva”, apunta el educador y consejero en bienestar.

Armas agrega que la autobservación, así como la búsqueda de un estado de paz interior inducirán al espacio de diálogo de forma más constructiva.

Por otro lado, Inés Zepeda recomienda las siguientes pautas para abordar incomodidades en un espacio de discusión:

  • Saber escuchar: Es necesario prestar atención a lo que la otra persona dice, no para contestar, sino para ser empático e intentar resolver.
  • Buscar la empatía: Toda persona tiene una opinión basada en su experiencia, y eso está bien.
  • Hablar desde lo personal: Es importante utilizar frases como “yo pienso o siento”, “a mí me gustaría” o “quisiera”. Esto permite hablar desde una perspectiva personal y evita señalamientos a la otra persona.
  • Hablar en positivo: Se recomienda abordar la discusión con una propuesta para transformas los desacuerdos.
  • Atreverse a ceder: Es importante que se conozca realmente cuáles cosas son indispensables para cada persona, así se conocerá cuáles cosas pueden negociarse y cuáles transgreden las líneas de su identidad.

También es necesario que las personas se conozcan a sí mismas ya que, si discutirán, tendrán mejores herramientas y certezas para pedir lo que necesitan.

Aún así, de no llegarse a un acuerdo mutuo, las cosas pueden seguir. “No pasa nada. Se debe recordar que para llegar a un punto en común se necesitan varias conversaciones”, argumenta Inés Zepeda.

Por otro lado, André Armas señala que lo importante en todo diálogo es poder ver desde un lugar consciente y atento cuáles son las ventajas de lo que se está hablando.

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