En estos siglos, el paganismo floreció entre la gente, por eso veían necesidad de eliminar muchos cultos enraizados en las costumbres de la sociedad de ese entonces. Los acontecimientos ocurridos durante el siglo I fueron muy importantes para las celebraciones que se realizan en la actualidad, porque durante esos siglos se escribieron los evangelios, especialmente el de Mateo y Lucas, en los cuales se narran más detalles sobre la infancia de Jesús.
Los evangelios no mencionan en específico la fecha del nacimiento de Jesús, sin embargo, en el año 354, el papa Liberio decretó que se celebrara el 25 de diciembre, posiblemente por sugerencia de su antecesor, el papa Julio I. Al parecer, esa fecha fue elegida por la importancia que ya tenía ese día, y los cercanos a él, para celebrar festividades idólatras. En ese entonces, la estrategia de la iglesia primitiva consistía en absorber los rituales paganos existentes, en lugar de reprimirlos. Se tomó como base el solsticio de invierno, un acontecimiento que todas las religiones antiguas celebraban. Había algunas fiestas que eran muy conocidas y celebradas durante esos días, como las Saturnales, del Sol Invictus y Yule, entre otras.
Fiestas Saturnales
Una de las festividades más asociadas a la Navidad son las fiestas Saturnales que se celebraban el 19 de diciembre en la antigua Roma, en honor a Saturno, divinidad de la agricultura. Duraban siete días, del 17 al 23 de diciembre, estaban llenas de banquetes y actividades bulliciosas ausentes de moralidad. Se celebraba el fin de la oscuridad porque a partir de entonces, los días se alargaban y las noches se hacían cada vez más cortas. En este lapso de tiempo, el trabajo del campo cesaba, los campesinos intercambiaban regalos, saludos y felicitaciones por el trabajo realizado, se encomendaban a las deidades para pedir por buenas cosechas. También se liberaba a los esclavos y estos eran atendidos por sus propios amos. Se comía y se bebía sin control, se entregaban al relajamiento total.
Del Sol Invictus
La religión de origen mistérico estuvo bien extendida en el Imperio Romano durante los siglos I al IV d. C. El culto a una divinidad llamada Mitra tuvo gran aceptación entre los soldados romanos, en este sentido se le concedía un papel destacado al Sol, qué más tarde fue impulsado por el emperador Aureliano. Esto también coincidía con que después del solsticio de invierno, el día empezaba a alargarse y la noche se reducía. Este sentido era otorgado por los cristianos al nacimiento de Jesús, pues representaba una nueva esperanza para el hombre y la renovación de la humanidad.
El culto constituyó un puente entre el paganismo y el cristianismo. Constantino se identificaba con el Sol e hizo del Sol Invicto su divinidad suprema, incluso al convertirse al cristianismo. A inicios del siglo IV d. C., luego del Edicto de Milán (313), gran parte de la población romana abandonó su religión politeísta para adoptar la que solo admitía la existencia de un Dios único.
Yule
En el norte de Europa también se celebraba el Yule, una fiesta de invierno que duraba doce días y empezaba durante el solsticio de invierno. En ella se quemaban grandes troncos adornados con ramas, piñas, cintas en honor a las deidades y pequeñas representaciones del sol, con el fin de lograr que el Sol brillara con más fuerza. Se hacía una comida y se compartían velas y regalos entre los amigos.
Otras tradiciones
La misa del Gallo tiene su origen en la Edad Media, se realizaba a media noche y su nombre se debe a la leyenda sobre un ave que pasaba la noche en la gruta de la Natividad y fue la primera en anunciar el nacimiento de Jesús. Se cree que fue una especie que habitaba las partes altas de los establos, pero se adoptó al gallo por ser símbolo de renacimiento, fecundidad y el anunciador de la salida del Sol. El canto del ave era imitado por un niño u otra ave a mitad de la misa, de esta forma se anunciaba que Cristo había nacido.
El belén también tiene su origen en la Edad Media, en Italia. El pesebre se convirtió en símbolo cristiano cuando el Papa Teodoro I, durante el siglo VII, hizo llevar restos del pesebre de Jesús y los ubicó en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.
Así como estos, muchos elementos han sido los que se han incorporando en el transcurso de los años a la celebración actual de la Navidad, que si bien, hay elementos materiales que la desbordan, la esencia es compartir en familia y celebrar el nacimiento de Jesús.
Fuentes: Breve historia de la Navidad, Francisco José Gómez Fernández, Ediciones Nowtilus, 2019; La Navidad a través del tiempo, Estrella Rodríguez Gallar, Dialnet, Universidad de la Rioja, España.
