LA BUENA NOTICIA

Los pobres, el proyecto de Jesús

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El domingo pasado conocimos el estilo de vida de Juan Bautista, el contenido y modo de su predicación. El evangelio de este domingo ofrece el merecido elogio que Jesús hace de él. Dicho reconocimiento permite comprender el proyecto mesiánico de Jesús y el tipo de discípulo que requiere para desarrollarlo en la historia.

' Dichoso quien no se sienta defraudado por el proyecto de Jesús.

Víctor Manuel Ruano

La misión iniciada por Juan Bautista desde la periferia del desierto y refrendada desde la cárcel, es relanzada por Jesús con el propósito de que toda cultura y sociedad, de cualquier época y en cualquier punto del planeta, la integren a su cosmovisión de vida e impregnen el espíritu y el contenido de ese mismo proyecto en sus estructuras sociales y económicas, políticas y culturales, ecológicas y religiosas.

Es un proyecto que va promoviendo la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos, donde “los ciegos ven”, para que nadie esté en la oscuridad e ignorancia, sino con los ojos abiertos para comprender la “realidad que es superior a la idea”, saber analizar la historia, discernir la verdad y el significado de los hechos en su entorno personal y eclesial, social y ecológico.

También se trata de un proyecto mesiánico donde “los cojos andan”, para que ningún ser humano viva encadenado y paralizado o con dificultad para caminar hacia la trascendencia. Todo ser humano está llamado a ser protagonista de su vida, de la historia de su comunidad y de su país, a moverse con libertad y apertura hacia sus legítimas aspiraciones, sin prejuicios ni condicionamientos de ningún tipo.

Además, es un proyecto donde “los leprosos quedan limpios”, esto puede significar en este país gobernado por mafias, el sueño de que nadie sea carcomido por la lepra de la corrupción e impunidad, de la injusticia y el empobrecimiento, del subdesarrollo y la miseria, sino que todos sea atraídos por el deseo de una vida limpia y transparente, honesta y constructiva, buscando siempre el bien de todos y la prosperidad de la nación.

Es un proyecto donde “los sordos oyen”, para que cada ciudadano desarrolle la capacidad de la escucha, de la apertura y del reconocimiento del otro, sobre la base de la amistad social y la fraternidad universal. La capacidad de oír conduce a “la unidad que es superior al conflicto” y a la superación de toda forma de violencia y confrontación.

“Al resucitar a los muertos”, el proyecto de Jesús pretende desarrollar en cada ciudadano un vivo apasionamiento por la vida, donde todos luchan contra cualquier situación o estructura que bloquea la realización existencial de cada persona. Es un proyecto que va resucitando a las personas de las zonas oscuras de la muerte abriéndoles horizontes nuevos y prometedores, las hace crecer y las compromete para ir sembrando vida, salud y el verdadero sentido de la vida.

En definitiva, es un proyecto donde los pobres son los protagonistas, por eso la misión evangelizadora de la Iglesia los considera sus legítimos interlocutores. Las sociedades genuinamente democráticas ponen a los pobres en el centro de sus políticas económicas y sociales, no por clientelismo y asistencialismo, sino por dignidad y búsqueda del desarrollo integral.

“Dichoso aquel que no se sienta defraudado” por el proyecto que Jesús ha lanzado y la Iglesia lleva adelante hoy con renovado entusiasmo bajo el liderazgo del papa Francisco. Este gran proyecto requiere de ciudadanos y cristianos de la talla de Juan Bautista que destaquen por su valentía y audacia ante quienes ejercen el poder, por su humildad ante Dios y por ser referencia creíble ante el mundo. Estos son los profetas que hoy la sociedad demanda y la iglesia necesita.

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