CATALEJO

Ignorancia alcanza también a aeropuertos

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Una nueva comprobación de la ignorancia absoluta de quienes tienen a su cargo el manejo del aeropuerto La Aurora, o su escogencia por motivos no precisamente claros, salió a luz en la primera plana de Prensa Libre del miércoles 14: la idea de trasladar al aeropuerto de San José, a cien kilómetros de la capital, la recepción de la carga llegada por avión. Otra vez es humor negro: la construcción o ampliación de una pista de muy pocas dimensiones con estos fines es un gasto inútil porque los pasos iniciales de la obra ya se han realizado con la tradicional oscuridad de todo lo planificado por este gobierno, verdadero campeón en ese tema. Un aeropuerto no solo consiste en una o varias pistas, sino es un conjunto de obras colaterales cuya ausencia hace fracasar cualquier proyecto.

Muchas de las razones, por ser tan simples, son fáciles de entender para cualquier persona ajena a otro tipo de intereses personales. Comencemos: una buena parte de la carga llegada por vía aérea al país es transportada por las aerolíneas comerciales internacionales y es en muchos casos su principal fuente de ingresos. Eso significa una posible disminución del número de empresas interesadas en dar servicio a Guatemala, pero con toda seguridad no vendrán más y ello afecta no solo al turismo, sino los ya muy altos precios de los productos fabricados en el extranjero por causa del costo de transportarlos por tierra, factor al cual contribuye el pésimo estado de las carreteras, causante de gastos adicionales debidos al aumento.

' La idea de construir un aeropuerto de carga en San José no tiene sentido y es sospechosa por su ocultamiento al ciudadano.

Mario Antonio Sandoval

Por muchos años se habló de construir un aeropuerto internacional en Chimaltenango, pero no es posible porque a causa del clima y de las montañas cercanas debería estar cerrado muchos más días al año. La Aurora tiene una serie de circunstancias adversas para su ampliación competitiva: no puede hacerse hacia el sur, pues allí termina la geografía; ni al norte, porque el final de la pista llega a muy pocos metros. Cuando fue construido, estaba en un lugar alejadísimo de la ciudad. Tiene una planta eléctrica suficiente y sufre de mal mantenimiento en la terminal aérea, cuyos pocos servicios sanitarios han llegado a no tener papel higiénico. Tampoco hay comodidades para quienes llegan a recibir a familiares y ni siquiera posee equipo para barrer la pista cuando le cae arena volcánica, tarea realizada a mano, “a vivo escobazo”…

Alguien con alma caritativa debería explicarle a quienes llenaron el requisito de ser incapaz para manejar asuntos técnicos qué significa hacer un aeropuerto: facilidad de transporte terrestre para llegar. Esto obliga: a) a construir una carretera especial para ese motivo con especificaciones de un máximo de 5% de inclinación, o sea 50 metros por cada kilómetro, y b) un sistema de tren rápido, ambos carísimos porque la diferencia de alturas entre la ciudad y la costa, a causa de la corta distancia, obligaría a usar pendientes muy inclinadas, como las actuales. Para reducir la inclinación, la distancia debe aumentarse a veces a más del doble de la actual y esto significa más tiempo de viaje. Todo eso se aplica en un aeropuerto de carga, porque no importa el uso de esas instalaciones.

Otra vez, oscuridad. Otra vez, incapacidad. Otra vez, favoritismo para la escogencia de quienes dirigen puestos técnicos. Otra vez, ocultamiento oscuro y sospechoso de los planes. Otra vez, jugar con el prestigio de Guatemala y arriesgarla a la demostración de cómo funciona el mundo actual. Asuntos como este deben preocupar a varios ministerios: la cancillería, cuando en realidad exista, porque la diplomacia de estos tiempos tiene un fundamental factor económico, y deja las tareas antiguas relegadas a segundo plano, al ser instantánea y directa la comunicación. La cartera de Economía, por los efectos económicos negativos para quienes necesitan de eficiencia para importaciones y exportaciones. Todo esto señala una vez más por qué este es el peor gobierno.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.