Tener más de 40 años y altos niveles de testosterona ponen en riesgo a los varones. En la región de las Américas la incidencia es de 64.8 casos por cada 100 mil habitantes, según cálculos del Observatorio Global del Cáncer (GCO, en inglés).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que para el 2030 esta se incremente a 84%, y los nuevos casos lleguen a 280 mil.
En Guatemala es difícil conocer el alcance de la enfermedad, pues no hay estadísticas. El Ministerio de Salud reporta en tres años solo 180 diagnósticos, principalmente en Guatemala, Petén, Sacatepéquez, Alta Verapaz y Baja Verapaz, en ese orden.
El cáncer de próstata encabeza la lista de los tumores más detectados en los hombres, reporta el GCO, por delante del de hígado, de estómago, leucemia y el colorectal.
De acuerdo con el oncólogo Walter García, jefe de cirugía del Instituto Nacional de Cancerología (Incán), los niveles de testosterona y la edad son factores determinantes en su aparición. Los varones más longevos tienen más riesgo de padecerlo. Van Gaal tiene 70 años, y tuvo que someterse a sesiones de radioterapia antes de asistir a la Copa del Mundo.
“Si hiciéramos necropsias de varones arriba de 80 años las posibilidades de tener —encontrar— cáncer de próstata llegarían al 60%”, indicó el médico.
Al llegar a los 40 años todos los hombres deben someterse a evaluaciones de próstata para detectar cualquier anomalía. No es que en ese momento comience el cáncer, dice García, sino que, a partir de esa edad se puede tener un mejor control del antígeno prostático específico.
El chequeo deber ser anual y si hay elevación del porcentaje de este indicador de un año a otro puede ser la señal de que hay anomalías, como la aparición de un carcinoma o indicar que la próstata está inflamada, de ser así, se requiere de otros estudios.
Sin estadísticas
El GCO reporta que en Guatemala durante el 2020 los casos nuevos de cáncer de próstata fueron 2 mil 760, muy distante a la cifra que tiene el Ministerio de Salud, pues ese año solo registró el 1.8% de estos.
Como ocurre con otros cánceres, en el país no hay estadísticas actualizadas que den claridad del alcance de la enfermedad, por lo que el subregistro no se descarta.
El Incán atiende entre 15 y 20 carcinomas nuevos de próstata al mes.
No tener datos reales se debe, en parte, a que los hombres son reacios a someterse a exámenes que identifiquen cualquier problema de próstata. Lo incomodo de la evaluación puede ser una de las razones, ya que además de pruebas de sangre el médico realiza el tacto rectal para palpar cualquier inflamación.
La próstata es una glándula pequeña con forma de nuez, que produce el líquido seminal que nutre y transporta el esperma. Según la Clínica Mayo, el cáncer en esta área suele crecer lentamente y se limita a la glándula prostática. No suele presentar mayores síntomas.
El diagnóstico tardío, en etapas avanzadas, eleva la probabilidad de muerte. En el 2018 en América Latina y el Caribe se reportaron 51 mil decesos por este tipo de cáncer, y para el 2030 la cantidad aumentaría hasta 100 mil, como prevé la OPS.
Sin capacidad para tratamiento
García refirió que el cáncer de próstata inicial es “indolente”, como todos los cánceres. Al crecer puede causar algún síntoma urinario, y si avanza está la posibilidad de ocurra una metástasis —cuando la enfermedad se disemina a otra parte del cuerpo distinta a donde comenzó—.
La metástasis más frecuente es a los ganglios regionales y luego al hueso, en ese punto los síntomas son más severos.
“La mayoría de los pacientes avanzados que vienen al Incán es porque tiene sintomatología en los huesos, al examinarlos llegamos a saber que es cáncer de próstata”, dijo el oncólogo.
Cuando el tumor se detecta en etapas tempranas la esperanza de vida es alta, puede realizarse una prostatectomía radical, que es una cirugía para extirpar toda la próstata y tejido a su alrededor.
Mientras que en los casos avanzados la radiación y bloqueo hormonal es parte del tratamiento, pues este tumor se alimenta de la testosterona.
García señaló que en los centros de salud que tengan laboratorio están en la capacidad de realizar los exámenes de antígeno prostático específico en sangre, así como ultrasonido, y un médico general puede hacer el tacto rectal, que es parte de la evaluación.
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Pero el Sistema de Salud Pública no tiene la capacidad de dar tratamiento. La radioterapia que requieren estos tumores no está disponible en los hospitales públicos. Solo hay cuatro nosocomios privados que dan el servicio y el Incán, pero el precio de la terapia es costoso, una sesión cuesta alrededor de Q25 mil.
Costear el tratamiento podría no estar al alcance de muchos guatemaltecos con lo cual su vida estaría en riesgo. El GCO estima que en el 2020 habrían fallecido 786 guatemaltecos por este tipo de cáncer.
