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Villancicos de Huehuetenango

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A Dieter Lehnhoff, compositor, doctor en Musicología, historiador de la cultura, le solicité esta investigación sobre los villancicos en Huehuetenango. Lo explica así:

' Los villancicos más antiguos que surgieron en el Nuevo Mundo provienen de poblaciones de los Cuchumatanes.

José Molina Calderón

La predilección por la composición de villancicos es un fenómeno que se observa en todos los dominios españoles de América durante la época colonial. Se dio tanto en las catedrales, que eran los centros de mayor actividad litúrgico-musical, como también en las iglesias de las ciudades y, como se ha descubierto, en las poblaciones más remotas. Se ha documentado que en España y sus dominios se compusieron infinidad de villancicos de diversos tipos que muchas veces —particularmente en el caso de los de Navidad— presentaban algún carácter regional con el propósito de propiciar la identificación y participación emocional de los fieles.

Uno de los descubrimientos más asombrosos de música procedente del Nuevo Mundo es precisamente el de nueve libros manuscritos de canto coral, elaborados entre 1570 y principios del 1600 en varias localidades del noroccidente de Guatemala, conservados en los Códices de Huehuetenango. En 1963, dos sacerdotes de la orden Maryknoll reunieron varios antiguos libros musicales en el pueblo donde ejercían su misión, San Miguel Acatán, en la Sierra de los Cuchumatanes, en Huehuetenango. Los nueve manuscritos procedían de pueblos del área: seis de ellos eran de Santa Eulalia, y uno de cada uno de San Juan Ixcoy, San Mateo Ixtatán y Jacaltenango. Estos manuscritos se habían conservado durante casi cuatro siglos, guardados y custodiados durante incontables generaciones por los descendientes de quienes los habían copiado, cantado y tocado en los albores de la época colonial.

La mayoría de las letras de las canciones con letra castellana que contienen los Códices de Huehuetenango presentan imperfecciones ortográficas y sintácticas que han sido tomadas como indicación de las raíces lingüísticas mayas de sus autores. En ellas predomina el esquema del villancico constituido por estribillo y coplas. El diseño más sencillo es el que presenta un breve estribillo a cuatro voces, con coplas a solo o a dúo cuya melodía va paralela a la letra, como en Hoy es día de placer, Si tanta gloria se da y Victoria, victoria. Varios de estos cantos incluso tienen letras en lenguajes propios de esa región —jakalteko, chuj o q’anjob’al antiguos—, así como también en náhuatl, con lo que por primera vez en la Historia se componían villancicos con letras en idiomas autóctonos americanos.

Para ninguno de estos villancicos se han encontrado concordancias en otras fuentes españolas o del Nuevo Mundo, demostrando su originalidad, y queda abierta la atribución de autoría a los respectivos compiladores de los respectivos códices. Este es el caso de Tomás Pascual, un músico nativo de la región cuyos datos de vida aún no registra la historia, maestro de capilla de San Juan Ixcoy desde la década del 1590 hasta por lo menos 1635, quien compiló varios de los manuscritos. En uno de estos códices, Pascual escribió un párrafo en náhuatl en el cual describe el libro como una colección de villancicos terminados por él en San Juan Ixcoy el 20 de enero de 1600.

Con el rescate de estas colecciones de encantadoras canciones, compuestas para la Navidad y otras ocasiones del año, se ha documentado que los villancicos más antiguos que surgieron en el Nuevo Mundo provienen de poblaciones de los Cuchumatanes, en Huehuetenango, reflejando una extraordinaria vida musical en el altiplano de Guatemala desde hace cuatro siglos y medio.

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