De acuerdo con él, cada vez los mercados exigen más certificaciones y mejores prácticas sociales, ambientales y económicos en los procesos de gestión de las empresas, producción y relación con el público, a manera de condiciones implícitas al momento de decidir sus compras. A continuación, un resumen de la entrevista:
¿Cuál es la situación de la sostenibilidad en Guatemala y qué retos enfrenta?
La sostenibilidad tiene tres grandes dimensiones: la económica, la social y la ambiental. Esa triple línea es necesaria para que la podamos alcanzar, pues no podemos ser sostenibles si estamos creciendo económicamente, pero no lo hacemos en los temas ambiental y social. De igual forma, no solo podemos crecer socialmente, sin tener ingresos.
En ese sentido, diría que en materia ambiental Guatemala tiene grandes retos por resolver. Uno es el tema del agua, pues aunque el país tiene una buena disponibilidad hídrica, pero no se está tratando, ni se está cuidando el recurso de manera apropiada, aparte de que no se tiene una buena distribución para todos.
El segundo tema es la basura. Tenemos muy pocos rellenos sanitarios y muy pocos lugares en donde vemos un tratamiento adecuado; es más, tristemente todavía vemos basura dispersa en distintos lugares, desde las carreteras hasta barrancos, sin ningún tratamiento. Tal es el problema, que por ejemplo, la basura que arrastra el río Motagua se ha convertido en un asunto internacional. Esto supone un gran reto no solo por los ecosistemas, sino también por la posibilidad de aprovechar el turismo.
El tercer reto es poder ser más resilientes al cambio climático. Somos uno de los países más vulnerables y para eso, es necesario contar con infraestructura resiliente.
¿Qué significa ese término y de qué manera eso contribuye a la sostenibilidad?
Que cuando venga una tormenta, las carreteras no se destruyan y nos quedemos sin poder transitar o mover las mercaderías. Que no se ponga en riesgo a la población porque no se construye en lugares adecuados. Por ejemplo, tenemos el reto de reducir la brecha de más de 840 mil viviendas que todavía tienen piso de tierra, porque una casa mejor asentada es más resiliente al cambio climático y también puede reducir hasta en 80% las enfermedades comunes.
¿En qué necesitamos avanzar en lo social, de cara a la sostenibilidad?
En lo social diría que los mayores desafíos están en la educación y salud. Todavía tenemos una gran brecha para llegar a un nivel de educación adecuado, que con la pandemia se ha hecho aún mayor, lo que se evidencia con la deserción escolar. Por otro lado, somos uno de los países con mayor cantidad de niños menores de tres años con desnutrición crónica menos y sabemos que una malnutrición en los primeros mil días de vida, tiene consecuencias irreversibles. En la medida en que podamos darle mejor salud y educación a la gente, va a tener mejores oportunidades de salir adelante.
¿Qué desafíos enfrenta Guatemala en el eje económico?
En la dimensión económica debemos ser capaces de generar más fuentes de empleo para que la población no tenga que migrar, porque, aunque tengan la mejor salud y educación, si no hay fuentes de ingreso se verán obligados a irse. Para eso, debemos procurar un país en el que las personas quieran invertir.
Al tener claro los retos, ¿qué hace falta para avanzar?
Ninguno de estos retos podrá ser abordado por una sola organización. No lo puede hacer solo el Estado ni solo la empresa privada, mucho menos la sociedad civil. Pero si todos trabajamos juntos, sin duda, podremos avanzar más rápido.
Tenemos que capitalizar ese conocimiento que tiene la sociedad civil para colaborar de una manera más efectiva, pero por otro lado, las empresas tienen una capacidad de gestión muy buena. Cada uno puede poner de su parte. Si bien hay una mayor conciencia en estos temas, todavía nos falta mucho, sobre todo porque nos falta capacidad para tener una mayor apertura al diálogo y de escucharnos entre todos para construir alianzas más sólidas a futuro.
A nivel empresarial, ¿de qué manera la sostenibilidad cobra relevancia?
Hay que reconocer que, sin duda, la sostenibilidad se está convirtiendo en un tema de mercado a nivel internacional. Cada vez se exigen más certificaciones o mejores prácticas, tanto sociales como ambientales para ingresar a los mercados. Entonces, en la medida que podamos adoptar estas mejores prácticas también se abren más oportunidades de vender en el exterior.
Entonces, por un lado, la sostenibilidad representa una oportunidad para generar desarrollo y abrir nuevas puertas; por otro, nos da la oportunidad de potenciar nuestras empresas, abastecernos de productos locales o fortalecer el comercio intrarregional en Centroamérica, que todavía no se ha capitalizado lo suficiente.
¿Cómo las empresas deben abordar las nuevas exigencias asociadas a las prácticas de sostenibilidad?
Mi recomendación es estructurar mejor las políticas, procedimientos y la forma como una empresa gestiona su negocio porque eso le da más consistencia. Y específicamente en el tema de sostenibilidad, aunque haya gerencias o departamentos que ayuden a que la sostenibilidad se ejecute de una mejor manera, el más importante para avanzar es el gerente general.
El CEO es la máxima autoridad y parte de sus funciones debe ser liderar la sostenibilidad porque la realidad es que es un proceso de transformación horizontal. O sea que no es un área independiente, pues de la forma como gestionamos nuestro negocio es como hacemos nuestras compras y ventas, cómo producimos y tratamos a nuestra gente.