CATALEJO
Últimos tres días de un año ahistórico
Ahistórico significa “sin historia”; analfabeto, “sin alfabeto”, porque la A en algunas palabras implica “ausencia de”. Este año 2022 debería ser calificado por los historiadores futuros como “ahistórico”: no merece figurar en la historia de Guatemala, al haberse constituido en el segundo buey amarrado a una carreta cuyo primer semoviente es el régimen anterior, merecedor de ser identificado con casi todas las palabras llegadas al idioma español para describir realidades, sobre todo cuando son vergonzantes. El avance hacia el barranco es imparable por los efectos de las decisiones de quienes ya ni siquiera deben ser calificados de politiqueros, sino de simples hordas de delincuentes llegadas a asaltar sin misericordia las instituciones políticas del país, gracias a la corrupción y compadrazgo político y económico.
Un ejercicio necesario y aleccionador consiste en analizar palabras descriptivas de acciones malas del gobierno actual y luego pensar si son aplicables en alguna o en muchas. Son vocablos de conocimiento general, aunque también hay otros de significado menos conocido. Al decidir si encajan, el segundo paso es pensar en ejemplos de ese actuar desmoralizante para los ciudadanos cuya esperanza renace cada cuatro años y depositan su voto para muy pronto descubrir otro engaño, debido a la imposible existencia de alguien casi angelical, capaz de solucionar él solo los problemas del país. Comencemos el listado: maligno, malévolo, perverso, falso, vil, inmoral, injusto, inhumano, pérfido (traidor, alevoso, perjuro, desleal), ingrato, dañino, ruin, cruel, ineficaz, superficial, depravado, despreciable, mentiroso.
' El 2022 no merece aparecer en la historia del país, porque fue escenario de innombrables acciones y consecuencias.
Mario Antonio Sandoval
Debido al presidencialismo estilo monarquía absoluta tropical anhelado por demasiados ciudadanos y practicado por los politiqueros premiados con la lotería de gobernar —perdón, saquear al país—, la serie de adjetivos calificativos del párrafo anterior se aplican más en quien encabeza el Ejecutivo. Busquemos ejemplos: la compra de las vacunas rusas, al doble de precio y en condiciones horribles para el país. También la protección a empresas rusas disfrazadas de suizas en la deforestación del área cercana al lago de Izabal para sacar materiales de enorme importancia estratégica mundial, pagada en una alfombra entregada sospechosamente por empresarios también rusos tratados a cuerpo de zar, no solo de rey, cuando llegaron. Se agrega la construcción de un camino para el uso exclusivo de una casa presidencial de descanso e intimidad.
El listado sigue: un viaje a Ucrania; otro a Estados Unidos, con el intento de limpiar la reputación de Giammattei por no haber sido invitado a la Cumbre de las Américas. Pero sobre todo, escoger personajes oscuros e incapaces para dirigir los otros dos poderes del Estado, donde la mediocridad es la principal característica para buscar a quienes llegan. El peor de ellos es el Organismo Judicial, cuya tarea es hincarse ante las órdenes derivadas de la abrumadora carga de venganza de quien lo ordena, en especial contra sus críticos, como Jose Rubén Zamora. Benedicto Lucas y muchos otros ven sus juicios alargarse en el tiempo por “güisachadas” y corrupción y vergonzosas acciones ordenadas por la Gran Jefa del Ministerio Público.
El tiempo pasa despacio al medirlo en días o semanas, pero veloz cuando se hace por años. Quienes hoy tienen 18 y deseen votar por primera vez, cuando tengan 40 y ya puedan ser candidatos a la presidencia, poco y solo maldad recordarán de este gobierno, porque no habrá nada más para recordar. Quienes tenían esos 18 en 1982, al final de los gobiernos militares, ya tienen 41 años y muy poco recuerdan de Efraín Ríos Montt, por ejemplo. Arzú ya está olvidado. Colom, recordado por muy pocos, mientras Morales se esfuma, como le ocurrirá a Giammattei cuando entregue. A los demás presidentes de la época de elecciones les ocurrirá lo mismo. En esa ahistoria caben quienes no respetaron su historia personal, la de su familia y descendientes. Este 2022 escondió algo peor: la seguridad del afianzamiento en el 2023 de esa tragedia nacional.