CATALEJO
Es la hora de ejercer constante vigilancia
El precio de la democracia es la constante vigilancia, dijo un pensador cuyo nombre no recuerdo. Y esa vigilancia es la madre de la confianza en su funcionamiento y sus bases; la actual presidenta del Tribunal Supremo Electoral dijo: “la confianza se construye día a día, y la desinformación y las noticias falsas contribuyen a todo lo contrario”. Esta frase demuestra la curiosa lógica de la funcionaria en cuyos hombros recae la responsabilidad, porque queda inconclusa. Ciertamente, esa confianza se construye paso a paso, pero la destrucción de lo avanzado —si existe— es efecto de una o pocas acciones. Olvida, además, que una de las fuentes de desinformación y noticias falsas es el propio gobierno al cual sirve de manera sospechosa, por decir lo mínimo.
' La multiplicación de partiditos con autonombrados líderes es una forma eficaz para mantener el debilucho sistema electoral.
Mario Antonio Sandoval
Como todas las entidades estatales de este gobierno, son exorbitantes los dineros asignados en los presupuestos estatales, basta con solo ver su decisión de gastar 317 millones en alquileres para locales donde se realizarán las elecciones, por medio de adquisición directa, con el riesgo de mal manejo de los fondos asignados. En septiembre, el TSE gastó 15.4 millones, y esto provocó una ola de protestas y peticiones para hacer pública cualquier compra. La vigilancia nacional realizada por medio de instituciones privadas –pues las públicas están cooptadas— tiene varias etapas: primera, desde la convocatoria del 20 de enero hasta las elecciones del 25 de junio; la segunda, en el desarrollo de las elecciones de la primera vuelta, y tercera, lo mismo en la forma como se integrará la segunda vuelta.
El tiempo no es aliado para el TSE, por ser muy corto, y con ello no deja lugar para los ensayos, cuyas fallas contribuirán a aumentar la desconfianza, lejos de reducirla. Esto, a la vez, se puede traducir en una disminución del número de votantes, ya sea inscritos y con sus documentos en regla, desinteresados en ir a recogerlos o llenarlos con los datos personales. Se afianzará la participación minoritaria y eso significa la llegada a la presidencia de quien sea el mayoritario de una minoría, es decir una minoría. Esto se ha manifestado ya en varias ocasiones y por ello el sistema democrático en realidad no existe porque al ser voluntaria la participación, como debe ser, no presentarse es en realidad un voto en contra del sistema, de la organización de las elecciones y de la superpoblación de “partidos”.
A este respecto, en el 2019 participaron 28 grupos electorales y en la actualidad ya hay otros 27 grupos liderados por pseudolíderes rodeados de una gavilla ya conocida o recién formada, todos con el elemento común de creerse “salvadores de la patria” y de ignorar en demasiados casos ni siquiera cuántas personas se necesitan para hacer frente a la conducción de los entes burocráticos, la cual es mayor, muchas veces, al número de afiliados. Esta superpoblación partidista elimina las diferencias reales entre los candidatos y ello significa disminuir el número de votos necesarios para pasar a segunda vuelta y aumenta también la necesidad de alianzas sin ninguna justificación adicional a la promesa de puestos en el Estado. En realidad, constituye una manera astuta de lograr la guayaba.
Desde la Grecia del siglo V antes de Cristo, el concepto ha sido criticado, muchas veces con sorna y burla. Ejemplos: El verdadero destructor de las libertades del pueblo es quien le reparte regalos, donaciones y beneficios (Plutarco); Yo no creo en la sabiduría colectiva de la ignorancia individual (Thomas Carlyle); La democracia es la dictadura de los tontos (Fredrick Schiller); La D. garantiza no ser gobernados mejor que lo que merecemos (George Bernard Shaw, inglés), La D. nunca dura mucho. Pronto se gasta, se agota y se asesina a sí misma (John Adams). Si analizamos cuáles se pueden aplicar al sistema guatemalteco, emergen motivos para entender algo simple: para sobrevivir, necesita cambios. La vigilancia debe ser mutua: de los gobernantes a los gobernados, y viceversa. No hay nada de eso en el horizonte y el tiempo se acaba con rapidez.