Por parte del Registro Mercantil se indicó que al analizar las cifras de empresas, debe omitirse el 2020, ya que fue un año atípico en el que hubo cierres o teletrabajo en las instituciones públicas; suspensión temporal de ciertas actividades, así como de puertos y aeropuertos.
Sin embargo, al ver los datos del 2018, 2019, 2021 y 2022 se observa que en algunos de estos años hubo un alto crecimiento que se ve reflejado, aparte de la inscripción de empresas, en el Producto Interno Bruto (PIB) y en la carga impositiva, a raíz de que al producir y vender en el mercado formal, se pagan impuestos.
Y el otro factor son las inversiones de diferente tipo en el país, con índices económicos saludables y positivos. “La gente se inscribe en el mercado formal porque está vendiendo sus productos y está invirtiendo. El aumento de inscripción de empresas nuevas es un buen síntoma de la economía”, se expuso.
Reactivación y formalización
En el 2020, que fue el primer año de la pandemia, se estancó el proceso de inscripción al haberse cerrado o reducido por varios meses los servicios de entes estatales, y también se postergaron decisiones empresariales, refieren Pedro Prado, analista de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes) y el consultor tributario Óscar Chile Monroy.
En cuanto al crecimiento del 2021, calificado como extraordinario, de nuevo indican que se trató de un “efecto rebote”, ya que en otros indicadores económicos también se reportan dichos efectos, además de que diversas empresas y personas se trasladaron al comercio electrónico de productos o servicios para generar ingresos, por lo que debieron inscribirse.
Por otro lado, aunque la inscripción de comerciantes individuales en el 2022 (28 mil 130) fue menor en 2.7% respecto al 2021, esto puede deberse al mismo comportamiento de rebote reflejado en el 2021, dijo Prado y coincide con Chile Monroy en que el número sigue siendo alto.
El auditor también atribuye las cifras a que desde el 2020, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) comenzó a mejorar su fiscalización electrónica, aspecto que se reforzó en el 2021.
“Con la fiscalización electrónica la SAT tiene más información para darles seguimiento a todos los comercios y los empezó a contactar; a partir de ahí se comenzaron a inscribir los nuevos negocios y se empezaron a vigilar los anuncios de negocios en redes sociales; la SAT verifica si están facturando”, agregó Chile Monroy.
Y considera que esto se repetirá en el 2023 debido a los controles electrónicos y generalización del uso de la Factura Electrónica en Línea (FEL).
Casos a considerar
Sin embargo, el auditor expone que hay empresas que se inscriben y solo quedan en papel; algunas se constituyen y operan por algún tiempo, pero ya no pueden seguir con su actividad; y hay casos de empresas relacionadas con grupos empresariales que solo sirven para ser propietarias de activos o prestadoras de servicios relacionados, pero que no se relacionan con terceros y no tienen actividad lucrativa.
En el 2022 también hubo aumento de cancelaciones de empresas, las que llegaron a 6 mil 554, 22.9% más que en el 2021, lo que pudo derivarse de que muchas personas se dedicaron en el 2020 a las ventas en línea y servicios a domicilio, por lo que necesitan estar inscritas y facturar.
Pero al reabrirse las actividades, se regresó a labores y actividades presenciales, por lo que muchos decidieron optar por la cancelación.
La inscripción y cancelación de sociedades también aumentaron en el 2022: Fueron inscritas 8 mil 857 (7.8% más), y se cancelaron 13 mientras que en el 2021 fueron 5.