ECONOMÍA PARA TODOS

Un ejemplo de emprendedor

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La biografía de Similiano García Cottone, emprendedor nato, se encuentra en el libro de mi autoría De Trapiche a Ingenio. La Aventura de una Empresa Familiar. Ingenio La Unión. Fundación G & T Continental, impresión Tinta y Papel. Guatemala, 2005. 301 páginas.

Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de junio de 1932 y falleció el viernes 20 de enero de 2023.
En 1950, la familia adquirió la finca Los Tarros. De 1951 al año 2000, Similiano estuvo dedicado completamente al trabajo en esta empresa familiar. Al fallecer su señor padre, en 1967, asumió el control administrativo y financiero de la misma.

Durante la primera década, la finca Los Tarros se dedicó, sin salir, a distintas actividades agrícolas y ganaderas, y en 1959 empezó a producir azúcar. Fue el mayor productor de panela en esa época. En 1969 se instaló un segundo ingenio, La Unión, ambos en el municipio de Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, República de Guatemala.

Las ampliaciones agrícolas, industriales y la cogeneración eléctrica se realizaron mediante la reinversión de utilidades y con endeudamiento bancario cero, manejando la empresa con el flujo de caja anual.

' Similiano García Cottone promovió dos ingenios azucareros, la caña de azúcar y la cogeneración eléctrica.

José Molina Calderón

Bajo su dirección, desde la década de 1990, se llevaron a cabo programas de Responsabilidad Social Empresarial, mejorando las instalaciones de vivienda de los trabajadores, tanto en la costa como de los trabajadores migrantes del altiplano, con comedores industriales modernos. Se construyó en 1967 la Escuela —hoy colegio de 300 alumnos— en la finca Los Tarros, graduando a mil personas de bachilleres, en cifras redondas, a 400 niños y niñas, quienes, además, tienen un título técnico en el Intecap, y 600 adultos. Apoyó decididamente el establecimiento ahí mismo de un jardín botánico en forma de arboretos, con más de cien árboles distintos, para un total de mil árboles propios de la Costa Sur.

Promovió la siembra de un millón de árboles para reforestación. Adicionalmente apoyó los programas de cuidado del medio ambiente, reduciendo el consumo del agua en el ingenio La Unión, teniendo un consumo de agua menor que el de un ingenio azucarero en el desierto en el norte de África. Se eliminó arrojar cien por ciento a los ríos los desechos sólidos, agrícolas e industriales, caso único de un ingenio en Guatemala.

Supo manejar distintos riesgos: la erupción del volcán de Fuego de 1967 y 1974, que lanzó arena sobre los ríos, causando muchas dificultades en la operación agrícola e industrial; las inundaciones provenientes de las crecidas de los ríos, especialmente Pantaleón y Coyolate; las caídas en los precios del azúcar; los diversos ataques de la guerrilla —dos combates en la finca Los Tarros—, durante el enfrentamiento armado interno en Guatemala, primero, en 1990. Luego, en 1995 destruyeron a bombazos la planta de la hidroeléctrica. Hubo cuatro secuestros de personas.

Una decisión que Similiano adoptó fue preparar la sucesión familiar y empresarial a la tercera generación, la cual se hizo efectiva el 14 de julio de 2000, cuando se firmó un convenio de accionistas y se nombraron seis directores externos para constituir el Consejo de Administración. Cedió el 100% del poder de mando en esa decisión —decisión de profunda trascendencia—, porque entregó las llaves del carro en marcha y el Consejo de Administración las recibió. Y dijo: Yo en vida voy a ver cómo va a ser esto. Eso lo vio 22 años satisfactoriamente.

Su último emprendimiento fue al final de su vida. Quiso prepararse para dar el salto a la eternidad recibiendo los Sacramentos y la Unción de Enfermos.

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