Como presidente de la junta directiva de Cámara de Industria de Guatemala, tuve la oportunidad de trabajar y convivir con guatemaltecos cuyo éxito no solo radicaba en lo económico, sino que también radicaba en lo personal, emocional y espiritual. Hay muy pocas personas en el mundo que pueden ser exitosas en todos estos aspectos y cuando se tiene la oportunidad de compartir con alguien así, se debe aprovechar al máximo ese tiempo para absorber las lecciones de vida que, sin egoísmo o interés, comparten. El pasado 18 de enero de 2023, recibimos la triste noticia de que Roberto Zaid Zaid, o como le decíamos con mucho cariño, Bobby, falleció.

Bobby fue un empresario y ser humano admirable. Fue pionero en la industria de vestuario y textiles y, gracias a su proactividad, comenzó a exportar a Estados Unidos. A través de Grupo Imperial, generó más de 800 empleos directos en Villa Nueva y Chimaltenango. Recientemente se encontraba trabajando en un proyecto para la construcción de una hilatura en Palín, Escuintla, que generará más de 300 empleos directos. Su compromiso con las comunidades era extraordinario, pues siempre pensaba en el desarrollo de estas.

Nunca olvidaré cómo en los momentos más difíciles del inicio de la pandemia del covid-19, bajo tratamiento para combatir el cáncer, Bobby siempre se conectaba a las reuniones virtuales de la directiva, daba palabras de ánimo y era el primero en levantar la mano para apuntarse a tomar acción en beneficio del país. Mientras recibía sus tratamientos de quimioterapia, formó parte integral del desarrollo e implementación de los protocolos de sanidad que luego se convirtieron en el estándar implementado en todo el país y que permitieron que Guatemala no se detuviera. ¡Ese era Bobby!

Guatemala necesita más personas como Bobby, personas que destaquen no solo por su capacidad, esfuerzo y dedicación, sino también por su espíritu positivo y humanidad. Su forma de vivir nos debe dejar grandes lecciones y ser un ejemplo para seguir. Sus tres pilares fundamentales eran la fe, la esperanza y el amor. Si cada uno de nosotros los aplica en su diario vivir y la sociedad los aplica colectivamente, tendremos una mejor Guatemala. Las personas extraordinarias como Bobby no nos dejan del todo, pues nos dejan su legado y la motivación de seguir trabajando por la Guatemala de sus sueños, la cual es próspera, desarrollada, pujante, con una sociedad trabajando en conjunto, sin polarizaciones y con un propósito común: el amor por el país.

Previo a su fallecimiento, Bobby le compartió a su familia el siguiente pensamiento que ahora les comparto a ustedes. Es una pequeña muestra del gran amor que le tenía a Guatemala y del motor que lo llevó a convertirse en un gran industrial. Yo sé que su legado perdurará por siempre y que su positivismo, entusiasmo y compromiso por Guatemala será un motor de cambio y de inspiración para todos los que tuvimos el honor de conocerlo y espero que también para ustedes.

“Me preguntan por la Guatemala de mis sueños y me imagino una Guatemala donde las familias vivan más unidas, en la cual haya muchos más trabajos formales, donde vengan más industrias, en la cual paguemos impuestos y sean bien invertidos en mejores escuelas, centros de salud, hospitales y carreteras. Quiero una Guatemala donde el ser humano sea respetado en su dignidad como hijo de Dios, que nos respetemos y nos veamos como la imagen y semejanza de la belleza y de la bondad de Dios. Sueño con una Guate donde cualquier persona, de cualquier condición social, de cualquier pensamiento político, de cualquier credo religioso, reciba nuestro cariño y respeto”.

¡Gracias Bobby, por ese ejemplo! ¡Ánimo Guate!