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Estudiantes de Medicina de la Usac volverán a la presencialidad ¿Cuáles son los retos de regresar al CUM?

Los salones de clases y laboratorios no se darán abasto ante el aumento de estudiantes en los primeros años de la carrera de Medicina.

Regresar a clases presenciales en el CUM plantea retos como el hacinamiento y rezago educativo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Regresar a clases presenciales en el CUM plantea retos como el hacinamiento y rezago educativo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

De nuevo se verá a los estudiantes de Medicina en las aulas y en los laboratorios del Centro Universitario Metropolitano (CUM) de la universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), después de ocho meses desde que las instalaciones permanecieron cerradas en rechazo a la elección de Walter Mazariegos como rector.

La presencialidad está cada vez más cerca, pero dar ese paso trae desafíos tanto para estudiantes como para docentes, después de tres años de recibir clases a distancia por la pandemia del covid-19 y por los conflictos suscitados en la universidad.

El médico Carlos Chúa, catedrático del CUM, refiere que uno de los principales desafíos es el exceso de población que hay en los primeros años de la carrera, con lo que habrá más estudiantes en los salones de clases, y también en los hospitales escuela.

Los datos de la matrícula del 2019 al 2021, proporcionados por el Departamento de Registro y Estadística de la Usac, evidencian un crecimiento de estudiantes de primer ingreso durante ese período, aunque en el 2022 descendió.

De 702 inscritos en el primer año de Medicina en el 2019 se dio un salto brusco para el 2021, ya que se registraron dos mil 754 personas. Es un incremento de 292 por ciento de estudiantes que ahora reciben cursos del segundo, tercero y cuarto año de la carrera.

Los salones de clases y los laboratorios no tienen la capacidad para recibir a más estudiantes, según el médico Alejandro Samayoa, especialista en Inmunología y Microbiología y catedrático del CUM. Por lo que considera este el principal reto que enfrentan, pues hubo estudiantes repitentes que se sumarán a los que llegarán por primera vez a la universidad. El impacto se verá en los primeros años de la carrera.

“Tenemos que hablar con las autoridades para ver si hacemos algún programa híbrido o algo que nos pueda ayudar a paliar esa situación, porque los muchachos necesitan una atención oportuna y de primera”, dice Samayoa.

El hacinamiento en las aulas también inquieta al estudiantado, ya que consideran que en el CUM no existen los protocolos necesarios  para evitar los contagios de covid-19.

La inseguridad que se vive en los alrededores del edificio —asaltos a estudiantes—, la escasez de parqueo para quienes se movilizan en vehículo, el alza del pasaje para los que se trasladan en el transporte colectivo más el congestionamiento vehicular a toda hora se suma a la lista de inquietudes que representa volver a la presencialidad.

“Las primeras semanas, cuando regresemos a la presencialidad, serán vitales para identificar cómo será la academia, si realmente se llegará a estudiar, si los docentes cumplirán con dar educación de calidad y los períodos completos”, dice una estudiante.

Inconsistencia en la matrícula

Chúa refiere que el año pasado la matrícula de primer ingreso comenzó a descender, contrario a lo ocurrido de 2019 a 2021. Lo atribuye a la crisis que vive la Usac, situación que las universidades privadas han aprovechado para captar a los nuevos estudiantes, al ofrecer la carrera de Medicina.

Una década atrás, indica, eran tres las casas de estudios superiores que contaban con facultad de Ciencias Médicas, ahora son siete.

A criterio de Chúa, en un esfuerzo por captar a más estudiantes, la Usac habilitó una quinta oportunidad de inscripción.

Esa inconsistencia en los primeros ingresos a la carrera de Medicina dificulta que los docentes puedan planificar los cursos, ya que era usual que ingresaran entre 800 a mil estudiantes nuevos por año, cifra que disminuyó en 2022.

“Los estudiantes que ahora pasan a hacer su práctica hospitalaria han aumentado. En el Hospital General, por ejemplo, recibíamos unos 25 estudiantes. Ahora, el primero de febrero llegarán 36, porque se acumularon estudiantes del tercero y cuarto grado que pasaron a quinto”, agrega Chúa.

Aunque en los hospitales puede resultar beneficioso contar con más estudiantes que apoyen en la atención de los pacientes.

La amenaza de la jubilación

El otro inconveniente que enfrenta la Facultad de Medicina es que alrededor del 25 por ciento de los docentes está en edad de jubilarse. El tiempo que las clases transcurrieron de manera virtual contuvo que muchos realizaran el proceso, pero de concretarse, catedráticos con experiencia dejarán la enseñanza. Será necesario que nuevos maestros lleguen a las aulas.

“No nos quedaremos sin docentes, porque cada vez que se jubila uno allí están las plazas para que ingresen nuevos prospectos, pero no tendrán la misma experiencia, vamos a tener que formar docentes nuevos, este es otro de los problemas que no solo se da en la facultad, sino en toda la universidad”, agrega Chúa.

¿Un rezago inevitable?

Los tres años de estudios a distancia no fueron positivos para los estudiantes de Medicina, carrera que, aparte de la vocación demanda estar cara a cara con los pacientes para dar un buen diagnóstico, lo que no se logra con la virtualidad.

En la carrera la primera etapa de formación se ocupa de las ciencias básicas, esto ocurre durante los dos primeros años y la mitad del tercero. El proceso se da en los salones de clases y en los laboratorios.

Luego llega la fase de las ciencias clínicas, que transcurre en el CUM y en las clínicas que la Usac tiene en diferentes puntos de la ciudad.

Por último, la etapa de las ciencias clínicas hospitalarias que se da en las instalaciones de los hospitales escuela, a diferencia de los primeros años de la carrera, esta se realiza de manera presencial desde el año pasado.

El rezago en la formación de los estudiantes es una posibilidad por esa falta de clases presenciales durante los primeros años de la carrera, y para subsanar esas deficiencias habrá que reforzar la práctica clínica, que se realiza a partir del tercer año de estudios.

“En el proceso educativo es indispensable, en el caso de las Ciencias Médicas, tener contacto con los sujetos, cómo van a aprender a examinar un abdomen si no tiene a quién hacerlo, no se puede con dibujitos o un video”, refiere Samayoa

Los catedráticos ven positivo y necesario el volver a la presencialidad, por el momento, esta semana ya comenzó a hacerse presente el personal administrativo en el CUM. Un grupo de profesores empezará a asistir el 13 de febrero y otro el 22, para que en marzo esté el equipo completo. Aunque, no se ha definido cuando comenzarán a llegar los estudiantes a los salones de clases.

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