Justicia

¿Se está convirtiendo el país en productor de hoja de coca?

El cultivo y producción de hoja de coca en el país crece día a día y obliga a las autoridades a generar acciones que luchen para controlar este flagelo que dirigen estructuras internacionales.

La existencia de áreas de difícil acceso y la falta de medios para la supervisión y combate del crimen organizado complica la actuación antinarcóticos. En la foto las autoridades localizaron un narcolaboratorio donde procesan pasta de coca. Foto Prensa Libre: cortesía Ejército.

La existencia de áreas de difícil acceso y la falta de medios para la supervisión y combate del crimen organizado complica la actuación antinarcóticos. En la foto las autoridades localizaron un narcolaboratorio donde procesan pasta de coca. Foto Prensa Libre: cortesía Ejército.

La producción de cocaína se ha extendido a países de Centroamérica como Guatemala y Honduras, que hasta hace poco solo eran un puente de los estupefacientes que llegan desde Colombia, especialmente, que es el mayor productor del mundo junto con Perú y Bolivia.

“El hallazgo de laboratorios para la elaboración de la droga en Honduras en 2009 ya sugirió el comienzo de un cambio, confirmado con la localización de los propios cultivos de arbusto de coca en 2017 en ese mismo país y en 2018 en Guatemala”, explica Eduardo Villa Corta Salazar del Centro para Asuntos Globales y Estudios Estratégicos de la Universidad de Navarra, España.

Desde entonces, según Villa Corta Salazar, “se han localizado en ambos países más de cien hectáreas: esos dos primeros años se contabilizaron conjuntamente unas 50 hectáreas, cifra que se vio duplicada en 2020 en lo que parece una aceleración del proceso”.

Aunque las autoridades no quieren señalar a un grupo en particular los ojos voltean hacia Colombia y México. Ya sea un cártel colombiano o Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación mexicano, la claridad de quién está detrás es únicamente que han encontrado alianzas para experimentar con el cultivo en el país.

Lo que sí es que en Guatemala preocupa el crecimiento anual del cultivo y producción de la hoja de coca, confirma el jefe de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (SGAIA) de la Policía Nacional Civil (MP), Helver Beltetón.

A esta siembra se suma el de la amapola, que se ha sostenido durante años, pero que ha afectado únicamente a dos municipios del departamento de San Marcos: Ixchiguán y Tajumulco. El caso de la hoja de coca es que abarca a Izabal, donde fue el primer hallazgo en 2018, Alta Verapaz, Petén, y en menor escala Zacapa.

El tema no es nuevo, se remonta al 2018, según confirman el Centro de Información Conjunta Antidrogas de Guatemala (CICANG). En las últimas semanas el Ejército, la PNC y el MP, han participado en operaciones de erradicación en municipios de Petén, colindantes con México.

“Nos enfrentamos a un fenómeno diferente que debemos combatirlo con la misma seriedad. Es el cultivo de arbustos de coca en Izabal, Petén y Alta Verapaz el reto en la actualidad”, agrega.

Agentes antinarcóticos de la Policía Nacional Civil durante una erradicación en una plantación de hoja de coca en Petén, Guatemala. Foto Prensa Libre: cortesía PNC.

Añade: “Europa está ampliando su consumo y mercado de cocaína y Estados Unidos está cambiando la cocaína por drogas sintéticas. Eso complica mucho más el panorama”.

No sólo han hallado los arbustos sino también áreas que funcionan como laboratorios e ingredientes para el procesamiento de la “pasta de droga”.

Preocupación

El jefe de la SGAIA recuerda que el primer descubrimiento del cultivo fue en el 2018. En aquella ocasión reportaron que en una sola hectárea de extensión habían erradicado 75 mil arbustos.

“Aún no podemos calificarnos como productores, pero sí las estructuras están ensayando en varios departamentos para ver el comportamiento de las autoridades”, indicó.

Agregó que “esa es nuestra misión, evitar en convertirnos en potenciales productores como Colombia, Perú o Bolivia. Los hallazgos de plantaciones o arbustos de coca más los narcolaboratorios artesanales, apunta a que ya se está produciendo pasta de coca en cantidades pequeñas”.

En enero de 2023 la erradicación de la hoja de coca alcanzó el millón 159 mil 19 arbustos en los departamentos de Izabal, Alta Verapaz y Petén, principalmente. El avalúo de esto sobrepasa los Q11 millones.

En 2022, según SGAIA, erradicaron 4 millones 54 mil 585 arbustos de hoja de coca. Mientras que del 2018 a 2023 han destruido 10 millones 700 mil arbustos de hoja de coca en un área que alcanza las 109 hectáreas.

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“Tenemos que evitar que Guatemala se convierta en un potencial productor de esta droga. Eso generaría más violencia. Por eso se están desarrollando operaciones constantes para destruir estos cultivos y arrestar a las personas que se dedican al trasiego”, aseveró el subdirector antinarcótico de la PNC.

Un informe de 2020 de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado, confirma a Guatemala en dos listados.

El primero, forma parte de las naciones productoras y de tránsito de drogas ilícitas y segundo, de las que agrupan a naciones fuentes principales de precursores químicos utilizados para la fabricación de drogas sintéticas.

Desde entonces, Guatemala, figura en el mapa de los países que cultiva y produce hoja de coca, tal y como lo hizo Honduras en 2009, por primera vez, y como lo han hecho históricamente Perú, Bolivia y Colombia.

Y a este panorama se suma el del trasiego de cocaína que llega desde Colombia y Ecuador, e ingresa vía marítima al país. De ser solo un país de paso, ahora el riesgo de convertirse en productor potencial es cada vez más alto, según las fuentes.

El 65 por ciento de la droga incautada en el 2022 llegó al país por mar —en especial el Pacífico— y el 34 por ciento por aire, cuando hace tres años era al revés. A este problema se suma ahora el del cultivo de la hoja de coca y la fabricación de cocaína.

Colombia es desde hace años el principal productor mundial de hoja de coca y alcanzó, hasta el 2021, la siembra de más 205 hectáreas de esa plantación, según el último informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de las Naciones Unidas.

La producción de clorhidrato de cocaína alcanzó más de mil 400 tonelada, cifras alarmantes que han llevado a los entes internacionales a tomar medidas y verificar qué ocurre, y sobre todo, a poner los ojos en otras naciones a donde han desplazado sus operaciones.

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Pero ¿Por qué los cárteles mexicanos y colombianos escogieron a Guatemala?  El exministro de Gobernación, Francisco Rivas, recordó que la política antidrogas de Colombia, apoyada por Estados Unidos, se enfocó en destruir esas siembras hace unos 10 años. Lograron reducir significativamente el cultivo y producción.

Esa situación, comentó Rivas, obligó a los cárteles a buscar nuevas opciones de siembra industrial, y comenzaron a explotar, junto con cárteles mexicanos, las posibilidades de sembrar más cerca de los Estados Unidos la materia prima para hacer cocaína.

“A Guatemala lo vieron como un país con mucho potencial para producir, sobre todo en aquellos lugares donde las fuerzas de seguridad no están y hay una ausencia del Estado. Además, el clima es propicio para experimentar”, agregó.

Rivas comentó que el avance de esta siembra ha ocurrido porque no ha habido una política de gobierno para frenarlo. Eso, añadió, ha permitido que avance significativamente.

Carlos Mendoza, director de la asociación civil Diálogos, recordó que en 2014, expertos colombianos que asesoraban a la Comisión Nacional para la Reforma de la Política de Drogas, les aseguraron que la “pasta de coca” era la que estaba llegando al país para producir finalmente la cocaína que trasiegan a Estados Unidos.

Mendoza consideró que durante este tiempo, sin duda, se mejoró la evaluación de las áreas para cultivar y producir la hoja de coca. “Ya son 5 años de evidencia que la producción es un hecho en el país”, aseveró.

La nueva finca

Con todos esos matices, los expertos consideran que las autoridades deben centrar su atención en este flagelo. Por ejemplo, analizar el combate de las siembras antes de que llegara al poder Gustavo Petro. Antes el actuar era de enfrentamiento y erradicación forzada, incluso, fumigando.

Los expertos consultados coinciden en que se debe conocer bien la geografía donde se siembra la hoja de coca, porque son municipios de departamentos que han estado abandonados por años.

Además, señalan que acercar las siembras al país les reduce un costo de por lo menos US$10 mil por cada kilo que produzcan.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito calculan que los narcotraficantes en Colombia producen 8.2 kilos de clorhidrato de cocaína por cada hectárea de hoja de coca. El kilo, indican, podría costar US$1,800 en las zonas productoras.

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En Guatemala, según las autoridades, no se tiene un cálculo de cuánto se ha producido. Lo que sí está claro es que los grupos criminales internacionales, en alianza con clanes locales, siguen usando el territorio nacional para sembrar la materia prima de la cocaína y la heroína, sin contar con la droga ya procesada que llega por vía marítima y área.

Lo que sí, según explica en analista de Centro para Asuntos Globales y Estudios Estratégicos de la Universidad de Navarra, España “las autoridades de Honduras y Guatemala temen, debido al aumento de actividad de producción de droga, que algunas zonas de sus países se conviertan en los nuevos ‘Medellín de Pablo Escobar'”.

Erradicación 2018-2022

  • 2018: amapola 44 millones 887 252 matas | hoja de coca 75 mil arbustos
  • 2019: amapola 53 mil | hoja de coca 2 millones 343 mil 845
  • 2020: 11 millones 507 mil 291 | 1 millón 210 mil 616
  • 2021: 21 millones 522 mil 840 | 1 millón 746 mil 492
  • 2022: 9 millones 936 460 | 4 millones 054 mil 587