SALCAJÁ – Aunque intenta cambiar de tema y evita que la vea llorar, la madre dijo que tendrá que decirle a su hija que fue asesinado por un grupo armado en la estación de la Policía Nacional Civil (PNC), junto con siete de sus compañeros, en Salcajá, Quetzaltenango.
Hoy se cumple un año de la masacre, que repercutió en la vida de nueve familias.
Eunice Velásquez, de 25 años, madre de la menor y esposa del agente Oseas Ezequiel Pérez López, indicó que desde que fue asesinado su esposo, todo ha sido difícil para ella. Ahora trabaja en la aldea Piedra Grande, San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, donde vive con sus papás.
“Este mes me causa tristeza, primero porque se cumple un año de la muerte de quien tanto amo, y segundo, mi hija no podrá, otra vez, celebrar el Día del Padre ni su cumpleaños, ese mismo día. Tampoco celebraremos otro año de habernos casado, el 16 de junio del 2006”, lamentó.
Pérez López fue asesinado la noche del jueves 13 de junio del año pasado, junto a Héctor Bocel Tuí, 32; Omar Estuardo Tomás Mérida, 32; Juan García Chun, 40; Leonel Estuardo López Huilez, 27; Amílcar Castillo De León, 42; Rodolfo Herrera Solís, 24; Selvin Rodrigo Fuentes Miranda, 35, y el inspector César García Cortez, quien fue secuestrado y días después aparecieron partes de su cuerpo en Huehuetenango. Por este caso hay varios procesados en la capital.
Genaro Velásquez, 17, cuñado de Pérez López, expuso que aún recuerda a su familiar, sobre todo los domingos, cuando jugaban futbol en su comunidad.
Sin papá
Claudia de León Pérez, 25, esposa de Omar Eduardo Tomás Mérida, señala que su hija, de 7 años, guarda la invitación para el festejo del Día del Padre, pues no tiene a quién dársela.
El menor de sus hijos, 3, pregunta dónde está su papá y quién es. “No he podido decirle a mis hijos la verdad. Para mí ha sido muy triste. Se acerca el Día del Padre y la nena me dice que todos sus amiguitos tendrán a sus papás en la escuela, pero ella no podrá entregar el regalo que hizo”, comentó.
De León Pérez agregó que le ha dicho a su hijo que su papá está en un lugar hermoso y feliz.
Para sobrevivir puso una venta de calzado y ropa en San Rafael Pie de la Cuesta, San Marcos, y asiste todos los domingos a una iglesia evangélica, pues aseguró que le es de gran ayuda espiritual.
Ofrecimiento en el olvido
Al consultarles a las esposas sobre la indemnización que les dio el presidente Otto Pérez Molina, afirmaron que recibieron el seguro que el Estado paga a los que prestan servicio en la PNC, y que ellas jamás obtuvieron una oportunidad para trabajar en el Estado.
“Nos ofrecieron trabajo, pero nunca recibimos ninguna llamada. Hemos recibido apoyo de algunos agentes, pero de las autoridades, nada”, manifestó Eunice Velásquez.
Esposas de los otros agentes que murieron ese día llegaron ayer con sus hijos a la antigua estación de la PNC, en Salcajá, en el edificio de la municipalidad, para elevar una oración en memoria de sus familiares asesinados; no obstante, algunas mostraron temor de asistir.